Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro

RESEÑA LITERARIA

Ishiguro presenta una novela sutil, llena de nostalgia y melancolía, con un final muy triste. La violencia pasa desapercibida al principio y es sólo hasta que el lector se detiene a reflexionar que se hace evidente.

Kathy, una cuidadora de donantes que vivió sus primeros años en Hailsham, una escuela-internado en Inglaterra a fines de los noventa, nos cuenta en primera persona su historia y la de sus dos mejores amigos: Ruth y Tommy. El relato transcurre entre pequeñas anécdotas de jóvenes descubriendo la vida y aprendiendo a reconocer su lugar en el mundo con las que Ishiguro va tejiendo una trama aparentemente intrascendente, pero llena de dudas existenciales, que desemboca en un final predecible que envuelve al lector en la melancolía y la tristeza.

La primera vez que te ves con los ojos de alguien así, sientes mucho frío. Es como si al pasar por delante de un espejo ante el que pasas todos los días de tu vida reparas de pronto en que el cristal te devuelve algo más que de costumbre, algo turbador y extraño.

Ishiguro nos hace reflexionar sobre las preguntas más esenciales: ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a qué vine? mientras se cuestiona qué nos hace humanos, lanza sutiles críticas a las religiones y hace reflexiones interesantes sobre la discriminación y la forma en que se abusa de los menos afortunados para tener una vida mejor y más rica. También traza tenues líneas divisorias entre los que se conforman con creer y aquellos que viven tratando de entender.

¿Te acuerdas, Kath? Le dijo a Roy que las pinturas, la poesía y ese tipo de cosas, revelaban cómo era uno por dentro. Dijo que revelaban cómo era su alma.

Hailsham es un lugar especial, de élite. Ahí se forman los mejores donadores, que estudian artes y cultivan el espíritu. Es también un experimento social que refiere indirectamente a las discusiones filosóficas del siglo XVI en España sobre si los indios tenían alma o no. 

Ishiguro hace muy poco uso de imágenes o descripciones del paisaje para crear atmósferas. Diría que es una novela que habla al intelecto como recurso para despertar emociones de tristeza y nostalgia.

Nunca me abandones. Kazuo Ishiguro. Anagrama. Octubre 2005.