Black Widow, 2021

Antes de tratar a Black Widow como un mero producto cinematográfico, que es la razón de este texto, se debe hablar sobre la importancia del personaje y el camino que tuvo que transitar para llegar a este punto. 

Natasha Romanoff, nombre de la heroína de Marvel, interpretada por Scarlett Johansson, porta con orgullo ser el único personaje femenino dentro de la franquicia que ha aparecido en ocho películas (contando la reseñada en este texto), más una escena post créditos en Captain Marvel, heroína que se le adelantó en el sendero feminista nacido del marketing y la presión social para producir una película dentro del UCM protagonizada por una mujer. 

Esto la deja sólo por detrás de 3 de sus compañeros: Iron Man con 9 participaciones, Captain America y Nick Fury con 11; los tres sumando estos números, entre peso argumental o las tan famosas escenas al finalizar las proyecciones. Entonces, si se trata de la heroína con mayor presencia dentro de este mundo ficticio, ¿por qué, a diferencia de casi todos sus compañeros, tardó tanto en estelarizar su propia cinta? La respuesta es simple, Hollywood está regido por hombres.

Primero hay que hablar un poco del camino del personaje y su actriz a través de dicho universo. Su primera participación llegaría una vez que Emily Blunt no pudiera asumir el papel por problemas de agenda y el mismo recaería en manos de Johansson. Su primera aparición se daría en Iron Man 2, como una infiltrada en las industrias Stark, con el fin de descubrir si Tony tenía el potencial para formar parte de los Vengadores; eso y lucir en extremo sexy en cada escena, apoyada por los encuadres necesarios para resaltar su fisionomía. 

Su siguiente participación llegaría en la tan esperada primera parte de la tetralogía de The Avengers, donde, desde su secuencia inicial, atada a una silla de interrogatorio, con atuendo revelador incluido, se dejó claro que su personaje distaba mucho de ser la damisela en apuros, para transformarse en una mujer capaz de librar sus propias batallas y salir airosa de cualquier tipo de dificultad. Aunque siempre luciendo atractiva. 

Esta ocasión, su personaje servía como centro amalgamador del resto del reparto y apoyo al momento de presentar a cada uno de quienes conformarían el grupo que dotaba de su nombre a la película. Todo esto hubiera sido un gran avance para ella, de no haber sido por los múltiples artículos donde se evidenciaba que en cada una de las ocasiones en que aparecía en escena, los encuadres se centraban en sus glúteos o busto. 

Incluso en las escenas grupales, mientras sus compañeros masculinos se llevaban las tomas donde sus rostros heroicos lucían desafiantes, los de ella eran enfocados directamente en su escote. Esto, a pesar de ser el tercer personaje con mas dialogo en la historia y la poseedora de algunas de las mejores líneas. Sería en su tercera participación en la saga, Captain America: The Winter Soldier, cuando por fin lograría el tan esperado desarrollo que alguien con su bagaje personal debió tener desde su primera participación. Una ex agente de la KGB, con un listado interminable de muertes a cuestas, sometida a un terrible entrenamiento desde su infancia, con esterilización incluida, tiene material suficiente para desarrollar su propia trilogía individual. 

No sucedió, pero el tratamiento de un guion más inteligente en el que fungía como contraparte de Steve Rogers, otro soldado entregado a la causa de su país, pero que, a diferencia de Black Widow, observa el mundo a través de la inocencia misma de la época en la que vivió los primeros años de su vida, sirvió para elevar algunos escalones al personaje. Este choque de personalidades ayudó a mostrar un personaje más humano, cargado de remordimientos y culpas. 

Esto último se llevaría, con resultados mixtos, en su siguiente participación, Avengers: Age of Ultron. La relación sacada de la manga con Hulk y su discurso sobre que este no era el único monstruo en el grupo, hablando de su pasado como asesina, se malinterpretó una vez que ella reiterara el hecho de no poder ser madre. Variados grupos alzaron la voz contra este argumento que se tomó por el lado equivocado. Aunque el personaje continuó creciendo en Captain America: Civil War, donde mostraba convicciones sociales más profundas, la importancia de su participación no tomaría la relevancia suficiente hasta su siguiente participación, Avengers: Infinity War, en medio del escándalo Weinstein. La realidad imitaría al arte, en la forma de una sucesión de entrevistas en las que la actriz se vería enfrentada a cuestionamientos que nada tenían que ver con su desempeño actoral, teniendo como cúspide una estúpida, morbosa y carente de importancia pregunta en la que el entrevistador cuestionaba si la estrella usaba ropa interior o no bajo el traje de su personaje. 

A sus compañeros los acariciaban con dudas sobre el desarrollo de sus personajes y las escenas de acción, pero ella no dejaba de ser un objeto sexualizado para el mundo entero. El movimiento #metoo se encontraba en auge, los reclamos al trato para con la actriz no se hicieron esperar, el apoyo a Johanson fue unánime y las pláticas sobre su película en solitario volvieron a la mesa. Warner habían utilizado el momento a favor lanzando un año antes, con éxito de taquilla y critica, su versión de Wonder Woman, por lo que le tocaba a Marvel responder, erigiendo a una heroína como protagonista. Así fue como, en una decisión tal vez lógica, más no justa, se decidió dar el paso, pero en una dirección que no se esperaba: Captain Marvel sería el personaje encargado de protagonizar su propia película. La decisión fue objeto de críticas que iban desde el físico de la actriz Brie Larson, hasta su feminismo público, pero eso es historia para otro artículo. 

Para el momento en que se estrenó Avengers: Endgame, el personaje de Black Widow no solo había tenido un crecimiento y desarrollo sustancial, ya no era el objeto decorativo de la franquicia, se había transformado en la líder indiscutible del grupo. Entonces, por fin, se anunció la que sería su primera participación en solitario, la película de Black Widow había sido autorizada. Por lo mismo, el destino de su personaje a la mitad de la última entrega de los Avengers tomó a todos por sorpresa. Una muerte heroica, sí, uno de los momentos emotivos de la cinta, también, pero no por eso dejó de sentirse cruel e injusta.

Black Widow no fue la única en morir en la película, pero si fue la que más hizo falta en aquella escena, para algunos forzada, en la que se despliega todo el empoderamiento femenino de la franquicia en el enfrentamiento final; se percibe la falta del personaje, una mujer que fue adueñándose del protagonismo que merecía dentro de un universo que tiende a menospreciar y cosificar a su género, y que no estuvo presente para reclamar el lugar que tanto le había costado obtener.

ESTRENO 2021

Ahora, dos años después del final de la Saga del Infinito, se estrena Black Widow, una cinta que se siente tardía e incluso fuera de lugar después de lo antes mencionado. En este caso, no me refiero al retraso de un año debido al Covid 19, ya que toda película que se estrene en este 2021 y principios del 2022 cargará con esta reprogramación en el calendario a cuestas. No, el caso no es ese, es mas profundo. Hablando de la producción como tal, tratando de evitar spoilers, la historia se sitúa después de los acontecimientos de Civil War, por lo que se nos presenta a una Natasha fugitiva que lleva dos años escondiéndose de un Thaddeus Ross que ha tomado su captura como meta personal. Esta situación la obliga a esconderse en diferentes lugares, mismos que la llevarán a reencontrar y enfrentarse con fantasmas de un pasado que quisiera olvidar. La historia inicia con un largo flashback a la, en apariencia idílica, infancia de la protagonista en Ohio, misma que se ve coartada de manera abrupta al verse en la necesidad de huir del país, evidenciándonos que el cuarteto que conforma su núcleo familiar es falso, ya que son en realidad un grupo de espías soviéticos que han cumplido con su trabajo y deben correr si no quieren ser apresados por el gobierno estadounidense.

De esta forma, aderezada por una escena de persecución ejecutada a la perfección como toda película de Marvel, se deja entrever el conflicto de la Guerra Fría en la que se sitúa la acción, refugiándose en Cuba, país que comparte las creencias políticas de la natal Rusia de la protagonista. Es después de esta secuencia introductoria, cuando se nos muestra el infierno que les esperas a las dos infantas que hasta ese momento habían fungido como hijas del matrimonio ficticio, ya que serán enviadas a algo llamado La Habitación Roja, una organización dedicada al secuestro de niñas para entrenarlas como asesinas profesionales y el cual, según se hace notorio por el terror en su rostro y el miedo a que la menor de las dos sea recluida ahí, Natasha conoce a la perfección. Con un guiño al tráfico de personas, porque a pesar de ser Marvel, el producto no deja de ser también Disney, las insinuaciones al tema no pasan de una secuencia de créditos donde decenas de niñas miran con terror a la cámara, mientras son traficadas, sosteniendo osos de peluche en los brazos, como si la falta de este detalle no permitiera al espectador darse cuenta de la inocencia que está a un paso de serles arrebatada.

En este punto quiero hacer, a manera de paréntesis, un comentario: Black Widow no es una mala película, para nada. Marvel sabe realizar sus productos, conoce la formula y lo que el público quiere, por lo que es casi imposible que alguna de sus cintas falle en realidad. Puede que algunas gocen de una calidad superior que otras, pero en ningún caso permitirán que uno de sus productos no maneje una calidad por lo menos digna de pagar un boleto para verla. La magnifica recaudación en su primer fin de semana (80 millones de dólares), sumada a la gran recepción en Disney + (60 millones), lo confirman. Aun así, para mi gusto, Black Widow cae del lado de las películas que pudieron ser más, esas que sirven para alimentar el ansia de espera en la que el verdadero producto importante de la saga llega. 

La película presenta algunos problemas desde su raíz, aunque ninguno en verdad importante. El primero podría ser un estreno que se contrapone con el momento histórico en que se desarrolla; una vez sabiendo el destino de la protagonista, un viaje al pasado se siente forzado, sobre todo si no aporta mucho a su historia. Si bien la trama profundiza un poco en los origines del personaje, a estas alturas no es que importen mucho y los mismos ni siquiera se tocan con la profundidad necesaria para brindar un mayor desarrollo psicológico del que ya vimos a lo largo de sus participaciones en otras producciones. El ritmo y tono de esta es otra cuestión que la hace desentonar dentro del universo al que pertenece.

Como es bien sabido, el personaje no goza de ningún superpoder, mas allá de haber sido transformada en un arma mortal, pero todo dentro de lo humanamente posible, por lo que desarrollar su historia como una película de espionaje al estilo James Bond, en lugar de los artificios espectaculares, repletos de efectos especiales a los que nos tiene acostumbrados la franquicia, la aleja de lo que estamos acostumbrados. Esto, no del todo malo, ya que de otra manera podría rozar en lo inverosímil. 

La subtrama familiar obligada en las películas estelarizadas por mujeres, y que todo guionista masculino se siente obligado a desarrollar en un producto así, se encuentra presente, aunque llevada de buena manera y apoyada por el talento de la misma Johanson, junto a tres estrellas de la talla de una Florence Pugh que derrocha carisma como Yelena, la sarcástica seudo hermana, transformada en una asesina tan letal como Natasha, con complejo de abandono;  una Rachel Weisz que se presenta como una científica fría, quien había fungido como su madre en la misión mencionada, pero que esconde bajo esa helada superficie  más capas emocionales de las que se aprecian a simple vista; y el que representa la parte cómica de la historia, porque sin importar la profundidad que se quiera lograr, en una película de Marvel siempre hay cabida para la comedia, en la forma de David Harbour, un otrora superhéroe, ahora con sobrepeso, añorando mejores épocas, evidenciando una mezcla de envidia  y admiración para su contraparte occidental, el Captain America. Todos ellos con el talento y magnetismo necesario para cubrir con creces los roles que les han sido asignados. A esto debe sumársele el magnífico trabajo de estos y sus dobles para las elaboradas escenas de peleas y acción, que logran mantener el nivel necesario de adrenalina para que la emoción no decaiga en ningún momento.

Si tenemos que encontrar puntos en contra para esta historia, a parte de su tardío estreno, vendrían en primer lugar la duración del metraje, al que pudieron haberle restado diez o quince minutos sin que hubiera un cambio notorio en la trama. Aunque el verdadero punto débil llega de la mano de sus villanos, mismos que terminada la función, no logran permanecer en nuestra mente el tiempo suficiente para volverse icónicos. Ray Winstone quien, si bien no goza de una carrera sobresaliente, ha logrado destacar en roles secundarios bajo la dirección de verdaderas leyendas como Scorsese, no logra dotar a su Dreykov de la monstruosidad necesaria para un personaje capaz de realizar las atrocidades que se le achacan; aunque eso podría ser un problema de guion y no de interpretación.   Olga Kurylenko, en un personaje que pudo interpretar una perfecta desconocida y que no cuenta mas que con un par de líneas entrecortadas en toda la proyección, como la villana que se ve obligada a serlo en contra de su voluntad. Pero, a mi parecer, el principal problema en este sentido es la dirección de una neófita en el genero como lo es Cate Shortland que, si bien no provoca un caos total, no estaba preparada para desarrollar una película tan esperada y deseada por los fans del personaje, y que opta por una estética de videojuego y algunas resoluciones de conflicto simples, burdas y sin el dramatismo necesario. El ejemplo de la desprogramación de ciertos personajes se siente abrupto, simplón y sin trascendencia.Como mencioné, Black Widow no es una mala película, cumple con el propósito para el que fue desarrollada, pero te deja con la sensación de haber podido ser algo mejor, más logrado y dignificante para un personaje que merecía mucho más después de la lucha que conllevó elevarse de un simple recurso decorativo al miembro de un equipo con el arco argumental con más potencial de desarrollo. Lamentablemente, al final, y sin mucho intento por ocultarlo, la producción termina transformándose en un vehículo de apertura para la Fase 4 de este universo, utilizándolo como pretexto para presentar al personaje de Florence Pugh, misma que, a pesar de los más de diez años desde la presentación de su hermana cinematográfica, y de su enorme talento, no ha salido impune en cuanto a detractores machistas, llevándose su propia porción de críticas relacionadas al físico y peso con el que cuenta. Ambos completamente dentro de los parámetros de lo normal. Como dije al principio, Hollywood está regido por hombres y mientras esto continúe, las actrices serán medidas por una vara más alta y cruel que los actores, a pesar del talento con el que cuenten.

Twitter: @cmigueldiazg