Locked (2025)
En la sequía de ideas originales que tiene tiempo aquejando a Hollywood, en la que la mayoría de sus producciones son secuelas, precuelas, recuelas, reboots o remakes de sus propias cintas; hay otro fenómeno que se realiza con regularidad, el cual es adaptar a versión angloparlante alguna cinta proveniente de otro país, que haya tenido cierto éxito, para intentar replicarlo en su versión en inglés.
Ejemplos de estas adaptaciones que resultaron éxitos de diferentes niveles tenemos a Three Men and a Baby (1987), True Lies (1994), Vanilla Sky (2001), The Departed (2006) y Coda (2022), llegando estas dos últimas a ganar el Oscar en la categoría principal.
Como no todo puede ser positivo, también se han dado sonados fracasos o cintas intrascendentes como lo fueron No Reservations (2007), Funny Games (2007), Quarantine (2008), The Tourist (2010), LOL (2012), Secret in Their Eyes (2015), Gloria Bell (2018) y After the Wedding (2019).
En todos los casos mencionados, la versión original fue escrita directamente para la pantalla, lo que vuelve difícil adaptarlas a terreno estadounidense, sin perder el impacto del material base que tiende a tomar mucho de la cultura de cada país. El último ejemplo de este tipo de cine es el de Locked, cuarto trabajo del director David Yarovesky, nueva versión de la cinta argentina 4X4 (2019) del realizador Mariano Cohn, que se basa en hechos reales que sucedieron tanto en Brasil como Argentina. Con la moneada en el aire, ¿de qué lado ha caído esta realización?
Como siempre, primero, ¿de qué trata está historia? Eddie Barrish (Bill Skarsgård) es un hombre desempleado que parece no tener un ápice de responsabilidad en su vida, al que vemos intentar recuperar su camioneta en un taller del que es corrido una vez que le dice al dueño que no tiene para pagar la reparación de esta, lo que provoca que no pueda recoger en la escuela a su hija, la cual termina esperando en el lugar por horas, hasta que su madre puede ir por ella. La niña, ajena a la vida de su padre, lo quiere a pesar de todo, pero es evidente que la madre de esta no quiere saber de su expareja. Como su día no avanza bien y no tiene un dólar en la bolsa, decide que lo ideal para mejorar su condición es, claro, robar un automóvil. Después de intentar sin éxito con diferentes vehículos, descubre en un estacionamiento una Dolus (marca creada para la película, basada en la Land Rover Defender, con un costo que la mayoría de nosotros no puede pagar ni vendiendo varios de nuestros órganos), que extrañamente se encuentra sin llave. Eddie, pensando que la suerte le sonríe, no tarda en darse cuenta de que, una vez dentro, se encuentra imposibilitado para volver a salir del vehículo, ya que este se ha cerrado por completo. A los pocos minutos la pantalla del vehículo se enciende y comienza a repicar el tono de llamada, mismas que no responde hasta que estás son vuelven demasiado insistentes, descubriendo del otro lado de la línea a un hombre llamado William (Anthony Hopkins), quien le dice ser un doctor propietario del auto, el cual ha sido diseñado como una trampa para mantener cautivos a los que quieran robarlo. Luego de varios intentos infructuosos por escapar o pedir auxilio a las personas que transitan cerca, por más que se le ha informado que el vehículo es totalmente a prueba de balas, insonorizado y polarizado, después de ser sometido a varias torturas físicas y psicológicas que el auto modificado permite, pasando los días a Eddie no le queda más remedio que acceder a las peticiones de su interlocutor, escuchando los motivos de su actuar, si es que quiere salir en algún momento con vida de su cautiverio.
La trama de la película, por lo menos en sus dos primeros actos, es casi idéntica a la de la cinta original, con guiños a esta. El cabello teñido de rubio del protagonista y la ropa en color rosa también fueron usadas en aquella ocasión para marcar la personalidad despreocupada de Eddie; la mujer que se maquilla en la ventana del vehículo sin darse cuenta de lo que sucede dentro es otra clara referencia. Dejando de lado estas copias/homenajes y a pesar de que la premisa principal se mantiene, ambas cintas tienen gran distancia entre ellas, saliendo ganadora la versión argentina.
¿Por qué digo esto? Locked es un thriller intimo medianamente funcional como cine comercial, donde el par de actores dan lo que pueden con lo que se les ha dado, pero no es suficiente para mantener el mensaje de una historia que no sabe bien lo que quiere contar cuando intenta ponerse profunda. Es notorio que el tema principal es la inseguridad en la que se vive en estos tiempos, lo deja claro el personaje de William al evidenciar su hartazgo al haber sido víctima de robo de auto en numerosa ocasiones y la historia de un asalto a mano armada en su pasado, el problema empieza cuando los guionistas tratan de enfrentar a estos dos hombres en cuestionamientos morales y sociales, iniciando una discusión sobre las diferencias de clases y oportunidades, incluso utilizando citas de escritores y filósofos famosos, como si con esto se pudiera tapar las incongruencias entre lo que se habla y se actúa.
Tenemos por un lado a un personaje que no acepta que ha terminado donde está por sus acciones, culpando al sistema; cosa que es verdad, ya que no vivimos en un mundo donde la meritocracia sea suficiente para avanzar en la vida, pero se niega a la realidad en la que sus decisiones no han sido las mejores, ni su actitud de victima la más acertada. Luego se nos presenta “al villano”, quien nos cuenta que él también empezó de la nada, pero no dejó que sus condiciones de vida lo definieran; aunque nunca acepta que en su época las cosas eran diferentes y no ha vivido lo que el otro. Ambos están en lo correcto y están equivocados, como la mayoría de nosotros, pero los guionistas no llevan a ningún lado este enfrentamiento de ideas. Al segundo terminan volviéndolo un psicótico que busca venganza, que no duda en dañar o incluso matar a quien quiera por el simple hecho de poder hacerlo, tratando de utilizar esto como una herramienta narrativa, ya que, como llega a decirle a Eddie, por qué uno si puede dañar a alguien robando sus posesiones, mientras él no puede torturarlo o asesinar a otros; cuestión que jamás llega a madurar, ya que hace que nos pongamos del lado del ladrón sin problemas. Luego está el caso de Eddie, quien tarda demasiado en aceptar sus errores, pero que, si bien la pasa muy mal en la duración de la película, el final a lo Hollywood que se ha decidió hace que tenga un cierre mucho más esperanzador y sin consecuencias reales por las acciones cometidas.
Algo que hacía buena a la cinta argentina era el uso de cierta comedia vedada para reafirmar su mensaje, como el hecho de que otro ladrón intentara robar el mismo vehículo, volviéndose la esperanza del protagonista. Esto hacia ver que la inseguridad era tanta que el mismo suceso se repetía en un tiempo limitado, algo que resultaba irónico por lo real que se volvía. Pues nada de esto ocurre en Locked, que ha optado por voltear hacia lo convencional, desdibujado y hasta aburrido por la reiteración de sus diálogos y temas, algo que no debe pasar, sobre todo cuando la duración de la película apenas y pasa la hora y media.
Para el tercer acto el director se despega de la versión original cuando, lo que en esta pasa en una secuencia onírica, acá se utiliza la tecnología para que el piloto automático lleve de paseo al protagonista, mientras se juega con frases sobre la falsa seguridad, lo perdidas que se encuentran las nuevas generaciones y la sociedad, el desperdicio de la vida y otras cuestiones; todo verdadero, pero utilizado con el mínimo de profundidad para hacerlo relevante. Aunque se agradece que este pequeño viaje nos saque del estacionamiento y brinde alguna que otra secuencia donde el ritmo aumenta y la lentitud narrativa que se había generado por lo menos se disipe por algunos minutos.
Sobre los actores, que son los que hace llevadera esta producción, Bill Skarsgård siempre ha sido un actor solvente, ya sea bajo enormes cantidades de maquillaje o en proyectos donde sí muestra su rostro, por lo que no es de extrañar que logre mantener él solo la película, ya que es el único que aparece en pantalla el 90% del metraje; las etapas que transita desde su actitud retadora y prepotente, hasta los momentos de mayor vulnerabilidad y desesperación o la casi locura al final, los realiza de manera muy bien llevada. Por su lado, Anthony Hopkins no necesita demostrar nada a estas alturas, logrando mantener un personaje que sólo es voz la mayoría del tiempo, algo por demás difícil; no es Scarlett Johansson en Her (2013), pero el actor puede provocar temor con su manera de entonar ciertas frases, sobre todo en esos momentos en que su actitud se torna sádica contra Eddie. Sin ellos, haber visto esta película hubiera sido mucho más difícil de lo que fue.
Locked termina siendo una de esas buenas ideas (en este caso una copiada) que pudo ser más y se queda en eso, ideas mal llevadas con actores que le quedaron grandes. Entretenida por momentos, en otros decae, que no es ni buena ni mala, sólo olvidable. Una de esas tantas que engrosan los catálogos de Netflix y servicios parecidos, medios en los que pudo tener un mejor desempeño y recepción, ya que en las salas pasó sin pena ni gloria. Con el caos social que estamos viviendo, su discurso pudo haberse llevado más allá, pero termina siendo una cinta dominguera, de esas que ves y terminas olvidando para la siguiente semana.