Abigail (2024)

Radio Silence Productions es una compañía productora de cine conformada por Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett, Justin Martinez y Chad Villella. Los dos primeros de la lista saltaron a la fama como las nuevas caras del terror gracias a su exitosa cinta Ready or Not (2019). Esto provocó que Spyglass Media Group los seleccionara para inyectar nueva vida a la casi moribunda franquicia de Scream, con una recuela estrenada en el 2022 que comparte nombre con la primera de la saga, logrando el éxito de crítica y taquilla, por lo que una secuela directa no se hizo esperar, retomando la numeración en su nombre, Scream VI (2023), provocando reacciones positivas (aunque no tanto como la anterior), a pesar de ser la única que no contó con Neve Campbell en el reparto.

Esto, como suele suceder en Hollywood, significó la autorización casi inmediata de una séptima entrega que cerraría la nueva trilogía, proyecto que se ha cancelado debido al despido de la protagonista Melissa Barrera, eje central de la nueva línea narrativa, debido a sus comentarios a favor de Palestina, así como la renuncia de la actriz juvenil del momento Jenna Ortega por supuestos conflictos de calendario, más los rumores de que abandonó el proyecto en apoyo a su compañera y problemas con su salario. 

Todo lo anterior viene a tema porque antes de todo el drama mediático, los despidos, la cancelación del proyecto y la reestructuración de este con otra línea argumental y reparto, así como la selección de un nuevo director que terminó por abandonar el barco, el equipo creativo que devolvió la energía a la historia de Ghostface tuvo la oportunidad de trabajar en otra producción del género de terror, repitiendo con Barrera como protagonista. Esta cinta se ha estrenado la semana pasada y lleva por título el sencillo nombre de Abigail, logrando comentarios más que positivos en todo sentido.

Acercándose de nuevo al género del horror sobrenatural de Ready or Not, en esta ocasión se nos cuenta la historia de un grupo de delincuentes que son contratados para secuestrar y mantener custodiada a la niña que da el título a la cinta durante una noche completa, tiempo que se ha dado para que su millonario padre pague un rescate de 50 millones de dólares. Con apenas unos minutos de metraje se nos indica que hay ciertas reglas, como el que deben pasar la noche en la mansión donde mantienen cautiva a la niña, nunca mencionar sus verdaderos nombres o hablar de cuestiones personales, así como que sólo uno de ellos debe tener contacto con Abigail, evitando en todo momento que sus rostros sean vistos por esta. Lo que parecía un trabajo sencillo se complica cuando la noche llega y uno a uno los miembros del grupo comienzan a ser asesinados, descubriendo que les es imposible abandonar el lugar, debido a que la casa se ha sellado por algún tipo de mecanismo de seguridad.

Puede que la trama no resulte original en su idea general ya que se ha visto antes, como el caso de la no muy popular Whisper (2007) con la que comparte la misma temática: secuestradores, inocente y angelical niño resguardado, maleantes asesinados poco a poco a lo largo del metraje, revelación al público que cambia la historia en cierto momento de la cinta. La cuestión en este caso es que, primero, los realizadores han optado por mezclar el horror con la comedia como lo han venido haciendo en su filmografía; segundo, en esta ocasión la narrativa no se sostiene en el misterio, ya que desde el trailer mismo (cosa que a mi gusto personal sí resta un poco de impacto), se nos indica que la niña es una vampira y es la causante de las muertes, aunque los motivos de la selección del grupo y el actuar de la aparente infanta se mantienen en secreto hasta el tercer acto. 

Entonces, cuando tu historia es algo ya visto, ¿qué puedes ofrecer al espectador para llamar su atención? Pues no tomar en serio el género, burlándote, pero sin terminar siendo una parodia. El mismo Wes Craven lo sabía y lo hizo cuando imaginó su historia para Scream, y al ser la mancuerna de directores herederos de este legado, no es de extrañar que sea el formato utilizado. Basada de manera libre en Dracula’s Daughter, esta versión no podría estar más alejada del material de referencia, puesto que toda la solemnidad ha quedado de lado y la trama misma se ha reimaginado hasta parecer una cinta completamente diferente que no tiene más que el personaje central en común con esta versión, e incluso eso se separa al brindarnos uno muy alejado en características físicas y motivos que la mueven. Mucho más cercana a Renfield (2023) que a cualquier otra cinta de vampiros, Abigail logra provocar risas en medio de un mar de sangre y mutilaciones, aunque todo esto realizado de una manera que no llega a provocar repulsión o desagrado, puesto que la seriedad dura poco antes de que alguno de los personajes rompa el momento y nos regresen a la comedia.

En esta ocasión las reglas no se tuercen ni se rebuscan, todo esta donde siempre y aún así resulta atractivo y entretenido. Esto se debe a un atinado reparto al que se le entregaron personajes fáciles, sencillos, estereotípicos, en los que pueden demostrar su talento al interpretarlos con gracia, pero permitiéndose la burla a los mismos. Tenemos al músculo de limitada inteligencia (Kevin Durand), el perdedor que se siente más inteligente de lo que es (Angus Cloud en una actuación póstuma), el soldado que torció el camino (William Catlett), la niña rica que se dedica a la vida de ladrona por aburrimiento (Kathryn Newton), el policía infiltrado que se dejó llevar por el lado oscuro (Dan Stevens) y una médico del ejercito que perdió todo por sus adicciones (Melissa Barrera). Un ecléctico grupo que hemos visto demasiadas veces antes, pero que funciona porque ya sabemos cual es su papel y misión en la trama, acompañados del siempre enigmático Giancarlo Esposito y la revelación Alisha Weir como la pequeña vampira, quien ha sabido escoger con tino los pocos proyectos que ha realizado a su corta edad (en la vida real está por cumplir 15 años). 

Abigail es una película sencilla y fácil de disfrutar, no descubre el hilo negro, pero tiene su propio estilo y utiliza sus recursos de forma más que eficaz para sus fines, por lo que se vuelve una buena película en su género. Bien actuada y con ritmo que no decae, aunque sin tener un verdadero enigma en su estructura, logra que durante menos de 2 horas el público se mantenga entretenido, lo cual es su fin principal. Uno de esos casos donde lo que se ve es lo que hay y ya, sirviendo a Universal para dar un giro a su catalogo de monstruos y sirviendo para volver a contemplar a Melissa Barrera y todo su potencial de estrella en pantalla, lo cual debería bastar para escogerla como opción cualquier fin de semana.

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