The Color Purple (2023)
Recuerdo tener algo así como 9 años cuando vi por primera vez en televisión la película The Color Purple (1985). En aquel entonces no sabía quién era el director, ni los nombres de quien la estelarizaban, ni que la novela de Alice Walker en que se basa había ganado el premio Pullitzer, así como tampoco terminaba de comprender en realidad los temas sociales que se tocaban en ella; lo que sí entendí es que me incomodaba y entristecía de sobremanera. Fue tal el impacto que generó en mi la película que varias de sus escenas se han quedado grabadas en mi mente de por vida, al grado de voltear la mirada en las siguientes ocasiones que he logrado ver fragmentos de la cinta, sobre todo en la que Sofia (Oprah Winfrey) es acosada y golpeada por un grupo de blancos racistas, así como el momento en que volvemos a verla maltrecha y deteriorada debido a dicho ataque.
Lo anterior es tan sólo un recuerdo que ha venido a mi mente al terminar de ver la nueva adaptación que se ha hecho de esta historia, ahora tomando como base el musical de Broadway que se derivó de la novela, bajo la dirección de Blitz Bazawule, con guión de Marcus Gardley.
Puede que la cinta de Spielberg haya sido tachada de sentimental y manipuladora en su momento, ambas cosas son verdaderas, pero es imposible negar que ha sobrevivido al paso del tiempo hasta volverse un clásico del cine reciente, por lo que, a pesar de ser imposible compararlas, la pregunta salta al instante, ¿esta versión está a la altura de la anterior producción y el material en que se basa? La respuesta fácil es no, pero no por eso puede ser desdeñada sin antes hablar de todo lo bueno que tiene, que es mucho.
Para los que conocen de que va la historia, salvo un par de cambios se ha respetado la integridad de la trama para que su mensaje perdure; para los que no la conocen, la historia nos narra la trágica vida de Celie (Phylicia Pearl Mpasi), una adolescente a quien la gente tacha de fea y tonta, que se encuentra embarazada por segunda ocasión debido a los abusos sexuales de su padre Alfonso (Deon Cole), quien vende a ambos bebés apenas nacen. Junto a ellos vive Nettie (Halle Bailey), su hermana menor y quien parece ser la única persona que la quiere. A los pocos meses de dar a luz, Celie es vendida como esposa a Mister (Colman Domingo), un violento hombre viudo que la humilla, la golpea y continua con los abusos que sufría por parte de su padre; como si esto no fuera suficiente, su hermana tiene que huir del pueblo para no repetir la suerte que ha padecido su hermana, ya que su padre ha intentado hacerle lo mismo. Con este inicio la historia nos narra un periodo entre 1909 y 1947, en el que la protagonista pasa por una juventud llena de penas relacionadas con el racismo y la misoginia, hasta llegar a ser una Celie adulta (Fantasia Barrino), que gracias la presencia de dos mujeres, Sofia (Danielle Brooks) y Shug Avery (Taraji P. Henson), logra sobrellevar el calvario que es su vida, encontrando en la imagen de ellas, que la apoyan y cuidan, el valor y fortaleza para salir adelante y buscar su lugar en el mundo, siempre con la ilusión de volver a ver a su hermana algún día.
Tratar de resumir una historia como esta es imposible, por lo que solo arañé la superficie al hacerlo, ya que son tantos los calvarios que sufre la protagonista y variados los temas que se exponen en la trama que resulta imposible condensarlos por completo. Puede que por esta situación es que, por la época, el medio en que se ha presentado o cualquier otro aspecto que pueda afectar en las decisiones al momento de adaptar el material base, en cada caso hay cosas que se han utilizado y otras que han quedado fuera, algo que se repite en esta ocasión.
Lo primero que hay que decir es que, si bien basada en la puesta en escena musical, esta versión para cine no es una copia calcada de esta, pues cuenta con cambios importantes como el hecho de que 13 canciones de la puesta teatral fueron dejas fuera, pensando en reducir los momentos musicales para dar su lugar a otros donde los protagonistas hablan en lugar de cantar, pero también para escribir nuevas para esta ocasión. A la par de esto, Miss Celie’s Blues (Sister) de la cinta del 85 y She Be Mine, una canción escrita para Broadway que al final fue desechada, fueron incluidas en esta versión.
Estos no son los únicos cambios, ya que en esta ocasión se ha optado por un tono mucho más positivo y alentador que en las versiones previas o la novela. Esta cuestión puede ser la causante de que, si bien cumpliendo con ser un vibrante y colorido musical hecho como se debe, la historia no resulte tan impactante y desgarradora. Y no es que los temas principales no aparezcan y generen malestar, porque están más que presentes y molestan cuando aparecen, pero al haber decidido regalarles felicidad a los personajes más rápido o con consecuencias menos devastadoras, el impacto de la novela se desdibuja un poco, ya que, a pesar de entender porque se realizó el cambio, la fuerza del relato se basa en escupirnos a la cara la basura que puede llegar a ser el ser humano con otros. Por el otro lado, se ha profundizado más en las relaciones entre las protagonistas, porque puede que esta sea una trama sobre el racismo, pero al final siempre terminará siendo una sobre la misoginia y desigualdad que las mujeres negras vivieron aun después de haberles sido dada su aparente libertad, puesto que su lugar en la sociedad estaba muy por debajo que el de los hombres. En este sentido, la complicidad que se da entre todas resulta fresca y una adhesión positiva para el desarrollo del guión.
Pero esto es un musical, por lo que, dejando de lado las canciones, que son bastante buenas, aunque no resulten tan memorables, algunas secuencias están por demás logradas, ya sea las que se crearon especialmente para la cinta o las que se adaptaron del teatro. Posiblemente esto se deba a que el director Blitz Bazawule, a pesar de encontrarse en una etapa incipiente de su carrera, sea uno de los responsables detrás de la dirección del especial de Beyoncé, Black Is King, un producto que destacó por su apartado visual y concepto. Pues en esta ocasión las escenas musicales, así como las coreografías que acompañan a algunas, sumadas al diseño de producción y el vestuario, sirven para la cinta destaque al lado de otros que han fallado en este sentido, como fue el reciente caso de la adaptación cinematográfica del musical Mean Girl. Tristemente, es posible que esta misma falta de experiencia haya provocado que por momentos la cinta se sienta floja o que tenga resoluciones de conflicto sin la fuerza necesaria para que se llegue a la profundidad que si se logró en la adaptación anterior. Lo referente a las decisiones tomadas por Mister y la manera en que se presentan es una muestra de esto.
Aun con todos los altibajos que pueda tener, si existe un aspecto que debe ser mencionado es el trabajo actoral, sobre todo en el caso de Fantasia Barrino y Danielle Brooks (única nominación al Oscar recibida por la cinta en la categoría de Actriz de Reparto), quienes tenían el peso de las comparaciones sobre sus hombros; pero, aunque ellas sobresalgan, todos logran que por momentos olvidemos o comparemos con trabajos previos, como el caso de Colman Domingo, quien resulta tan despreciable en los dos primeros actos como Danny Glover lo fue en su momento. Un reparto que demuestra que son grandes actores y cantantes, algo que varios han olvidado que se necesita cuando diriges una cinta como esta y que aquí se explota al máximo para que cada estrofa se sienta y cale en el espectador, lo que para una realización como esta, es vital cuando se mide su calidad.
Al iniciar, lo hice hablando de recuerdos que vinieron a mi mente al terminar esta película, cuestión que creo habla mucho sobre lo que sucede con esta nueva versión de The Color Purple. Este es un musical muy bien hecho, con grandes actuaciones y momentos logrados, pero al final deja la sensación de que algo falta para que sea grandioso. Conmovedora cuando se debe, con los momentos de dramatismo necesarios y la alegría musical indicada, pero sin llegar a ser la gran película que pudo ser. Tal vez en otras manos con mayor experiencia en dirección y escritura las cosas hubieran sido diferentes, pero en esta ocasión es más probable que termine siendo un producto que los amantes de los musicales disfruten, pero que no pasará de ahí, porque le falta algo para que en 30 años vaya a ser recordada como un clásico.