The Woman King (2022)

Viola Davies. Con mencionar su nombre debería bastar para que todos supieran de quien hablo y los alcances de su talento; pero para los que no la conozcan, haré una semblanza de su carrera, por lo menos desde que esta se tornó en lo que es ahora. Aunque su trayectoria inició en los 90, sobre todo en teatro y televisión, y de haber trabajado con directores como Steven Soderbergh en Out of sight (1998), Traffic (2000) y Solaris (2002), o Todd Haynes en Far from Heaven (2002), no sería identificada por el público hasta su breve participación en la cinta Doubt (2008), que le brindaría su primera nominación al Oscar como actriz de reparto. A partir de este momento la actriz se volvería un referente de calidad interpretativa en cada uno de sus trabajos, consiguiendo mejores papeles y decenas de premios con el avanzar del tiempo. Nominada en un total de 4 ocasiones al Oscar, dos en categoría principal, ambas cuestiones jamás vistas para una actriz negra, se alzó con el triunfo en la categoría secundaria por Fences (2017); los Golden Globes la premiaron por el mismo papel, de un total de 6 nominaciones acumuladas; los Bafta harían los mismo, el mismo año, sumando en este caso 3 menciones para dicho premio; el SAG la ha galardonado en 6 ocasiones distintas, de 10 en las que ha aparecido en sus ternas. En televisión, los Emmys la han postulado 5 veces, ganando en la primera de ellas, por su icónico papel de Annalise Keating, en la serie How to Get Away with Murder, que se mantuvo al aire durante 6 temporada. Y ni qué decir del teatro, donde los Tonys la han condecorado en 2 de las 3 ocasiones que ha sido elegida entre sus finalistas. 

En el entendido de que premios no es igual a calidad, en su caso ambas cosas se empatan, ya que si hay algo que define a Davies es su fuerza interpretativa y el rango de emociones que puede manejar. Cuando ella aparece en escena, el resto se borra y el poder de su actuación absorbe la atención del público por completo. Habiéndonos acostumbrado a personificar mujeres fuertes y duras llevadas al límite, no es ajena a mostrar la otra cara, la de la fragilidad y el sufrimiento, por lo general acompañados de un pasado denso que la hizo crear esa coraza difícil de penetrar. La actriz puede interpretar técnicamente cualquier papel, pero si existía una faceta que no había explorado hasta el momento, y que tal vez, por su edad (57 años recién cumplidos), pensamos que no sucedería jamás, era la de heroína de acción. Los tiempos han cambiado y ya nadie le dice a una actriz, sobre todo de su tamaño, lo que puede o no puede hacer, por lo que decidió aceptar el rol protagónico de la cinta The Woman King, una narración histórica de acción, de la que escribo hoy, dirigida por Gina Prince-Bythewood, donde vemos a una Viola como nunca la habíamos visto.

La película, situada en las primeras décadas de 1800, tiene como eje central a las Agojie, amazonas del ahora inexistente Reino de Dahomey, conocido tanto por sus feroces guerreras, como por proveer forzadamente de esclavos a Europa, debido a la exigencia del Imperio de Oyo, que imponía sus leyes y demandaba tributos a los otros reinos por su poder económico y bélico superior. En medio de este conflicto, se nos narra la historia de la General Nanisca (Viola Davies), líder de esta armada femenina, quien está consciente de que la situación por la que atraviesa su pueblo debe cambiar, por lo que busca opciones para poder librarse del dominio de Oyo, aconsejando al Rey Ghezo (John Boyega), quien la considera su consejera y mano derecha, que es mejor una guerra que seguir bajo el yugo de unos tiranos. Esta narración sociopolítica se entrelaza con la llegada de una nueva recluta, Nawi (Thuso Mbedu), ofrecida por su padre adoptivo para formar parte del grupo de guerreras, debido a la renuencia de esta a casarse con los candidatos que le han presentado. La presencia de la joven rebelde e impetuosa, quien siempre ha admirado a las Agojie, pero que tiene problemas con la autoridad, hará que Nanisca se enfrente a cuestiones de su pasado que preferiría mantener olvidadas, al mismo tiempo que se nos presenta una serie de personajes que engrosan las filas de ese ejercito femenino, con sus orígenes y motivos para formar parte de este, todo en medio de una inminente guerra que las pondrá a prueba en todo sentido imaginable. 

Con una producción que estuvo plagada de dificultades para encontrar financiamiento desde el 2015, y  que sufrió el abandono de Lupita Nyong’o, quien interpretaría en un principio a Nawi, al considerar que la historia no se apegaba a la realidad (en el 2019 entrevistó a una de las ultimas sobrevivientes de dicho clan), la posibilidad de realizar la cinta tambaleó por momentos, pero fue la tenacidad de la actriz y productora Maria Bello, quien trabajó y convenció personalmente a Davies de aceptar el papel, así como de producir la cinta junto al esposo de la protagonista y Cathy Schulman, quien creyó en el proyecto apenas supo de este, lo que logró hacer que la cinta se realizara y se convirtiera en una de las pocas películas con un tema adulto, no parte de alguna franquicia, que han logrado un buen recibimiento en la taquilla de este año. 

Si bien Nyong’o no mintió, puesto que la historia se toma algunas libertades sobre la cultura que trata de mostrar, en beneficio de un guión más funcional entre el público, no importan demasiado, ya que la trama se sostiene por si misma y logra relatar una narración profunda y emotiva, más no sentimental, sobre mujeres buscando una vida que las haga sentir orgullosas de sus papeles en la sociedad, que no decae en ningún momento y con la que todo público puede empatizar. Aunque se han referenciado otras películas previas del género épico como lo son The Last of the Mohicans (1992), Braveheart (1995) e incluso Gladiator (2000), The Woman King sale victoriosa al distanciarse lo suficiente de las mismas, evitando algunos de los puntos negativos que estas tienen, como la exacerbada glorificación de sus protagonistas o exagerar en las omisiones históricas para el lucimiento de sus actores centrales; aunque si termina padeciendo del mal de lo extremadamente correcto que este tipo de cine tiende a mostrar.  

Dana Stevens, en su rol de guionista, cumple sin problemas, mostrando la dosis necesaria de cada una de las emociones de los personajes, así como una evolución natural en los mismos; pero falla al no intentar ir más lejos, quedándose en zona segura, pudiendo haber explotado a profundidad algunos aspectos por los que dichas mujeres elegían una vida que les impedía relacionarse en pareja y formar una familia, sacrificios que preferían realizar a seguir viviendo bajo el peso del yugo masculino que las minimizaba. Sin embargo, la carga emocional que logra imprimir, con diálogos potentes que ya hubiera querido tener Mel Gibson (así como el talento y convicción de Davies recitándolos) en su discurso motivacional ante sus tropas, elevan un guión que sale airoso, sin llegar a ser excepcional, pero que es por mucho el mejor hasta el momento de la escritora.

Para enaltecer la leyenda de estas mujeres que lucharon con valentía por la libertad y gloria de su pueblo, era necesario que todo lo que las rodeara estuviera a la altura, por lo que los productores se encargaron de aprovechar al máximo ese presupuesto de 50 millones de dólares con el que contaban, que puede parecer mucho, pero no lo es tomando en cuenta el tamaño de la producción. Para esto contrataron a un grupo de profesionales, que pueden no ser grandes nombres dentro del cine, pero con la experiencia y talento necesarios para realizar el maravilloso producto que vemos en pantalla. Empezando con el destacado trabajo de fotografía realizado por Polly Morgan, quien parece estar en racha y haber sido recibida con los brazos abiertos por los grandes estudios este año, después de haber hecho lucir hermosos los pantanos de Carolina del Norte en Where the Crawdads Sing, ahora se encarga de transmitir la belleza salvaje de una África tan árida y dura como las fachadas de las Agojie pero, al igual que ellas, muestra una calidez y fragilidad implícita que te transmite el amor que aquellas mujeres sentían por su tierra. Su trabajo se complementa y apoya con el de la editora Terilyn A. Shropshire, mancuerna acostumbrada de la directora, quien estaba al tanto de que, a pesar de narrarnos un drama histórico, esta se trata de una cinta de acción, donde la precisión de los cortes es vital para que el espectador se adentre en las situaciones; tanto las escenas de batallas, los entrenamientos o incluso las secuencias con bailes típicos mostrados varias veces en pantalla lucen con un realismo trepidante que contagia a la audiencia.

La elocuente música compuesta por Terence Blanchard, el colorido vestuario diseñado por Gersha Phillips, el atinado diseño de producción de Akin McKenzie y los impecables decorados de Renee Filipova, enaltecen esta misma dualidad entre brutalidad y emoción que la directora buscó para su quinto trabajo cinematográfico. Gina Prince-Bythewood no es ajena al cine de acción, ya que su proyecto previo fue The Old Guard (2020), para Netflix, con una Charlize Theron pateando traseros a diestra y siniestra; pero ese es otro tipo de cine, comercial en su totalidad, donde la historia pasa a un segundo plano y la realizadora lo sabía. Tal vez por ese motivo es que The Woman King es tan correcta, porque se intenta por todo medio dignificar, darles su lugar y el respeto que se merece a este grupo de mujeres que dieron su vida a cambio de libertad. Esto, que juega tanto a favor como en contra al final, no demerita el trabajo que ha realizado en este, su gran paso dentro de una industria que, al igual que la sociedad que proyecta en su narración, es dominada por hombres que dan pocas oportunidades a mujeres para realizar un cine como este, y por el que tuvo que luchar junto a la productora y su actriz protagonista, con resultados que merecen un aplauso unánime. 

Y si de aplausos hablamos, es su elenco el que debe recibirlos en ovación de pie. Parte del rechazo inicial de los estudios para brindar apoyo financiero a la producción, dejando de lado que se tratase de una historia sobre mujeres, era que querían ver nombres conocidos y con rasgos más mestizos para interpretar los personajes; los relacionados al proyecto se negaron, alegando que no estaban en contra de la celebridad, pero que los actores debían dar el tipo y tener el talento que se necesitaba; y no pudo ser más atinada su decisión. John Boyega está bien como el Rey Ghezo y Jimmy Odukoya nos entrega un villano clásico bien interpretado en su Oba Ade, pero son las actrices las que sobresalen en papeles que no pudieron encontrar mejores receptoras para que los interpretaran.  Lashana Lynch, extraída del universo de Marvel y que ha generado polémica al interpretar a Miss Honey en la próxima a estrenar versión de Matilda, encarna a la segunda al mando, Izogie,  la encargada de entrenar a las nuevas reclutas, fungiendo como una madre para todas esas chicas abandonadas o torturadas, sabiendo que en sus manos está no sólo el cuerpo, sino las almas fracturadas de mujeres que han sufrido tanto como ella, por lo que debe mediar, apoyar y presionar con equilibrio, como la guía que ella misma hubiera necesitado a una edad más temprana; también es ella quien tiene una de las escenas más emotivas de toda la cinta.

Sheila Atim es Amenaza, la voz de la razón, la consejera y confidente de Nanisca, como la extranjera que lucha por un pueblo en el que no nació, pero que le brindo la oportunidad volverse algo más que una esclava o esposa, apacible cuando debe, pero brutal en sus escenas de batalla. La revelación de la cinta y posiblemente del año es Thuso Mbedu, con el peso de interpretar a Nawi, la versión ficcionada de la última guerrera de la que se tiene registro en la vida real, como una capaz amazona que arrastra problemas con el abandono, el rechazo y la violencia entra la que ha crecido, tratando de encontrar su lugar en el mundo, teniendo que decidir entre lo que desea y lo que se debe hacer. Las tres logrando actuaciones poderosas que difícilmente puedas imaginarte ahora en la piel de otras actrices.

Pero si empecé hablando de Viola Davies, es porque ella es el centro de la cinta, ella es la película, sin demeritar el trabajo de los demás. Sabemos que es una gran actriz, nadie lo duda, era obvio que realizaría su papel con la calidad de siempre, pero ahora ha ido más allá. Su interpretación en la parte emocional no tiene queja, desborda talento como siempre, logra motivar, generar temor, respeto, transformándose en la líder que ha ganado su lugar por mérito propio; luego duda, se quiebra cuando el pasado la alcanza, pero sin doblegarse. Viola es capaz de eso y mucho más, lo sabemos, pero esta vez no sólo es la fuerza en su mirada, la forma en la que habla y las emociones que proyecta; se transforma en una bestia, una fiera que puede arrancarte la vida con un par de movimientos de su espada. Lo que hace con su cuerpo es punto y aparte en esta ocasión, el trabajo físico previo y la preparación se notan, como los grandes héroes de acción masculinos que hemos visto durante décadas, sólo que mejor. Si la vida fuera justa, aquí se encontraría su quinta nominación al Oscar, pero si no lo logra, tampoco importaría, los premios no dictan la calidad de una actuación, y la de ella en esta ocasión es de esas que trascienden, que marcan y que jamás se olvidan.

The Woman King es un cine como los que ya no se hacen, clásico, con héroes que luchan contra todo obstáculo que les ponen enfrente. Ese tipo de producción que no trata de ser algo innovador, pero que conmueve a la audiencia y logra sacudir sus emociones; una realización comercial pensada para el gran público, pero con una calidad excepcional; que encumbra a las mujeres, sobre todo a aquellas que desempeñan funciones que “son para hombres”. Posiblemente la mejor película que se encuentra en este momento en carteleras mexicanas y que, sin importar el género, se debería ver, porque todos la disfrutarán por igual.