Ventanas a un sitio sagrado
Las ventanas arqueológicas que hoy se abren están situadas en uno de los sitios sagrados que más identidad le ha dado al país. Estas ventanas se van articulando como un gran museo subterráneo, como piezas de una ciudad sagrada que imaginábamos y hoy la reconocemos en sus fragmentos.
El coordinador general de Comunicación Social y Vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas; la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, y la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en compañía del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, y la directora del Servicio Postal Mexicano, Rocío Bárcena Molina, efectuaron la apertura de este espacio en el emblemático edificio que ocupa la esquina de las calles Donceles y República de Argentin, aquellos vestigios del antiguo Recinto Sagrado permanecen en el subsuelo del primer cuadro de la Ciudad de México.
La apertura de estas ventanas es resultado de un trabajo común, un trabajo de enormes voluntades y muy dedicados talentos. Podemos rendir un homenaje a quien dedica su vida a la arqueología, la investigación, la antropología física, la restauración, la arquitectura y también a los trabajadores de la construcción, de la mano de empresarios responsables y conscientes del tesoro que tiene el país.
Las ventanas sirven para resguardarnos de las inclemencias del clima, del frío, del calor, del ruido, nos protegen de los elementos extraños, nos permiten acceder a la luz, nos dan cobijo, nos permiten ver hacia afuera. Estas ventanas tan singulares nos permiten ver hacia dentro, resguardarnos de las inclemencias del olvido, de la falta de memoria, del silencio al que se condenó y permaneció oculto nuestro interior más profundo: las culturas de México que se intentaron destruir. Hoy inauguramos este recorrido que permitirá literalmente asomarnos a las raíces vivas de las culturas de México.
Aquí, en este corazón de la nación tallado en piedra, emergen las raíces: en la casa del Marqués del Apartado, en el Templo de Ehécatl, en el Calmécac, en el Juego de Pelota, en el Palacio de Axcayácatl y en el Huei Tzompantli, donde se encuentra la ofrenda para la vida, aportación cultural dedicada al Dios Sol, única en el mundo. Sitio sagrado donde se honra a la vida, a la muerte y a la educación.
Debemos tener presente que nuestra historia es sobre todo una historia viva. Los herederos que tallaron en piedra el corazón de este país siguen aquí como comunidades vivas, como comunidades palpitantes.
Conmemoramos la historia y celebramos la resistencia, la de hace 500 años y la de hoy. Cinco siglos donde los pueblos originarios han padecido discriminación, rechazo, clasismo y racismo; cinco siglos también en los que la tarea cultural se fue olvidando justamente de esas raíces.
Ahora, para el Gobierno de México, aquellos olvidados están al centro, no podemos pensar en la recuperación, conservación o difusión del pasado prehispánico sin el conocimiento, respeto y, sobre todo, dignificación de las comunidades indígenas actuales: el reconocimiento de la diversidad cultural como nuestra mayor y más grande riqueza.
En el recorrido inaugural, el responsable del PAU, Raúl Barrera Rodríguez, refirió que en el Centro Histórico de la capital existen 42 ventanas arqueológicas distribuidas en 16 inmuebles y en la vía pública, a través de las cuales se pueden admirar restos de templos y palacios mexicas, de casas solariegas de conquistadores españoles, de iglesias cristianas, casas del gobierno virreinal y vestigios del siglo XIX
A partir de este martes, 31 de agosto, y hasta el mes de noviembre, el Pabellón de Ventanas Arqueológicas estará abierto al público los días martes, miércoles, viernes y sábados, de 10:00 a 15:00 horas.
El acceso será con el boleto de ingreso al Museo y Zona Arqueológica del Templo Mayor. Las ventanas arqueológicas del Templo de Ehécatl y el Huei Tzompantli se trabaja para que puedan ser visitadas por el público en un futuro.