Mickey 17 (2025)
Hace 6 años, poco antes de que el mundo cambiara debido al Covid 19, el director Bong Joon-ho hizo historia cuando su cinta Gisaengchung (Parasite) consiguió volverse la primera, y única hasta el momento, película de habla no inglesa en alzarse con el Oscar a Mejor Película (The Artist, francesa, no cuenta al ser muda y su única línea hablada se recita en inglés). Terminando la noche con 4 premios recibidos, 3 de ellos para Joon-ho, la espera por su siguiente proyecto se volvió larga y cargada de expectativas.
Esta ha terminado, ya que su más reciente cinta, Mickey 17, se ha proyectado comercialmente después de una serie de retrasos en su fecha de estreno. Los comentarios, tanto de críticos como de espectadores, han sido divisivos, cosa que no extraña para el siguiente producto después de algo tan exitoso. Sabiendo que sería casi imposible equiparar lo que fue su proyecto anterior, escribo que me ha parecido esta historia.
Primero, como el mismo director lo ha mencionado antes, al ser esta una cinta en inglés, el género que ha seleccionado ha sido el de la ciencia ficción, ya que dice sentirse más cómodo en este cuando graba en un idioma ajeno al suyo. Segundo, en esta ocasión el director ha optado por realizar una adaptación, la de la novela gráfica Mickey 7 del fallecido Edward Ashton.
¿De qué trata la cinta? Año 2054. La historia tiene como protagonista (o protagonistas) a Mickey Barnes (Robert Pattinson) un no muy brillante hombre que cometió el pecado de haber confiado en su mejor amigo Timo (Steven Yeun) para emprender un negocio, el cual fracasa. Como los fondos conseguidos para iniciar provienen de un mafioso usurero, este les pone un ultimátum en el que deben pagar lo que le deben o los matará. Como el par sabe que será imposible cubrir la deuda, deciden registrarse en una expedición espacial comandada por el exsenador fracasado Kenneth Marshall (Mark Ruffalo), quien ha perdido las dos ultimas elecciones, pero que cuenta con una base de fanáticos que lo idolatran como una secta. Él, junto a su maquiavélica esposa Ylfa (Toni Collette), han convencido al gobierno, debido al precario estado en que se encuentra la Tierra, para iniciar la misión rumbo al helado planeta Niflheim, donde planean crear una sociedad pura y perfecta según sus ideologías.
La base de la trama se da cuando Timo no tarda en conseguir un lugar en la expedición como piloto, pero el protagonista, que no tiene ninguna cualidad que lo haga destacar, se apunta como «prescindible» sin haber leído las letras pequeñas, por lo que es aceptado al instante ya que no hay otro candidato. Una vez que le explican de que se trata su función, sabemos que su código genético, así como su memoria, serán guardados para reimprimirlo (clonarlo) cada que muera en beneficio del resto de la tripulación. Así pues el protagonista tendrá que pasar una serie de horribles situaciones como lo son infectarse de un virus mortal que flota en el aire del nuevo planeta, ser conejillo de indias para probar la vacuna para este, sufrir toda clase de accidentes o padecer el sufrimiento que representa el hecho de morir tantas veces como sea necesario. Todo esto mientras desarrolla una relación con la oficial Nasha (Naomi Ackie), una fuerte e inteligente mujer que ni el mismo Mickey entiende la razón de que se haya fijado en él; pero, sobre todo, cuando la tímida versión numero 17 se ha dado por muerta y se ha impreso la más decidida y arriesgada 18, volviéndose “múltiples”, algo que está penado con la muerte, por lo que debe mantenerse en secreto.
Los que esperan una obra del mismo nivel de trabajos anteriores del director deben saber que se toparán con un producto mucho más ligero y menos logrado en el plano narrativo, aunque no por eso malo. Bong Joon-ho navega entre géneros en esta ocasión, pero sin la mano fina que lo caracteriza, ya que aquí las críticas, referencias y subtramas se mezclan sin control, algunas más logradas que otras, gritando lo que quiere expresar al espectador, en lugar de susurrarlo como en trabajos previos. Y nada de esto es malo en realidad.
En aspectos técnicos la película se puede catalogar como lograda, ya que el apartado sonoro y los efectos visuales no tienen queja alguna; de igual forma la fotografía con tomas amplias de los paisajes helados y los reducidos espacios dentro de la nave, creados por Darius Khondji, están muy bien realizados; así como la partitura compuesta por Jung Jae-il, en su tercera colaboración con el realizador, sirven para apoyar con soltura una trama y líneas que le quedan chicas por momentos.
Y es que ese vendría a ser el principal problema de la película, si nos ponemos exigentes y obviamos el hecho de que este es un cine más comercial, menos de autor, por llamarlo de alguna manera. La historia tiene demasiadas subtramas (algunas ya vistas en otras producciones), demasiados puntos que quiere tocar, demasiados personajes que no terminan de definirse, que se vuelven unidimensionales o demasiado caricaturescos. El reparto está muy bien, sobre todo Robert Pattinson que logra un trabajo sobresaliente con su 17, mismo que se duplica en calidad una vez que a su Mickey le pasa lo mismo y aparece 18; posiblemente el único interprete al que le tocó el personaje completamente desarrollado, lo que no es de extrañarse al tratarse del protagonista. Mark Ruffalo y Toni Collette son una maravilla, tomando en cuenta lo ridículos y exagerados que resultan sus personajes, uno tan inseguro y megalómano, como manipuladora y fría la otra; pero ambos quedándose sin un trasfondo que sustente del todo sus actuares. A Naomi Ackie y Steven Yeun les sucede lo mismo, se desempeñan bien, se intenta darles capas a sus personajes, pero parece que un poco de tiempo extra en pantalla les hubiera beneficiado.
Sobre la historia en general, y sin saber que tanto de esta proviene del texto en que se basa, pareciera que Joon-ho se ha repetido a si mismo, lo cual no es malo del todo, muchos directores lo hacen; pero deja la sensación de no haber mostrado nada nuevo en realidad en esta ocasión. La diferencia de clases se encuentra presente, el humano destruyendo ecosistemas y aprovechándose de forma sanguinaria de otras especies también. Todo esto ya visto en su filmografía en casos como Goemool (2006), Snowpiercer (2013), Okja (2017) o la ya mencionada Gisaengchung; todas mejor logradas que la cinta de la que hoy escribo. Incluso cuando referencia situaciones actuales, como el grupo de seguidores con gorras rojas y los constantes comentarios a crear una sociedad pura, blanca y superior, pareciera que solo lanza pinceladas de criticas que no terminan de lograrse y se quedan en un simple intento de farsa; hasta cierto punto, me hizo recordar el ruido y la estridencia de, por ejemplo, Don’t Look Up (2021), aunque sin funcionar en entretener al nivel que esta lo hizo. Hacer comedia es mucho más difícil que hacer drama y tratar de realizarla en tono farsesco es todavía más complicado; el director ya lo había hecho con soltura, pero en esta ocasión donde todo es más grande, parece que se le salió un poco de las manos.
A mi punto de vista, totalmente personal y sabiendo que no iba a ver la joya cinematográfica que reescribiera la historia del cine, Mickey 17 es un buen producto medio del director; lo cual tomando en cuenta su corta, pero bastante buena filmografía, nos deja una película bastante superior al promedio. Tal vez no tan divertida como se pensó, no tan profunda como pensamos que debería ser, no termina de caer de ningún lado, lo que puede explicar sus retrasos y la fría recepción en la taquilla. No lo suficientemente comercial, ni tampoco cubriendo la cuota autoral como se debe, aunque sin fallar en mantener el sello del realizador a pesar de trabajar para uno de los grandes estudios con el presupuesto más grande que ha manejado. No creo que pronto vaya a repetirse esto, parece que trabaja mejor bajo sus reglas y condiciones, por lo que sólo queda esperar a ver su próximo proyecto, esperando uno que lo regrese a lo que nos tenía acostumbrados.