Guardians of the Galaxy Vol. 3

La segunda película de la quinta fase del MCU ha llegado hace un par de semanas a las pantallas del mundo para cerrar la Trilogía de los Guardianes de la Galaxia, al mismo tiempo que sirve como el adiós casi definitivo a las anteriores etapas de este universo, ya que estos eran de los pocos personajes que habían tenido un peso significativo en el desarrollo de la Saga Infinity, a los que les faltaba finalizar su arco argumental.

Con el amor que los fanáticos le tienen a estos personajes, aunado al hecho de que se trata de la última cinta que dirigió James Gunn para Mavel, después de ser recontratado por presión del reparto y antes de tomar las riendas de DC Studios, así como el temor de que la película resultara en un fracaso como le sucedió a Ant-Man and the Wasp: Quantumania (2023) hace unos meses, las expectativas eran enormes para este proyecto, mismas que parecen haber sido cumplidas tanto en el sentido económico, como el de la calidad final de la cinta, aunque de una forma menos contundente que en sus entregas previas, debido posiblemente a que esta maneja un tono más serio y adulto que el resto de la trilogía, cosa que no puede ser tomada como negativa una vez que se ha visto la película, pero que puede jugar en contra entre un publico acostumbrado a historias menos profundas.

Si bien esta serie de películas siempre se ha tratado de un grupo de inadaptados con evidentes problemas emocional, principalmente los relacionados a los conflictos paternos, el estilo cómico ligero e irreverente que se había manejado hasta el momento permitía que estos temas se diluyeran, situación que en esta entrega cambia, ya que, a pesar de que se han mantenido las bromas y situaciones hilarantes, el tono tiende a la seriedad y se ha dado un carácter emocional que permite al público conectar en otros sentidos con los personajes. 

Aunque este puede parecer el principal cambio a comparación de las dos primeras partes, hay otro que resulta de mayor notoriedad, que es el relacionado al personaje en que se centra la narración en esta ocasión. Tomando en cuenta que este grupo ha sido más un trabajo coral, el personaje de Star-Lord (Chris Pratt) siempre ha tenido cierto protagonismo sobre sus compañeros, ya que su historia es el motor con el que inician las aventuras del grupo, pero esta vez se ha cedido su relevancia para brindársela a otro miembro de los guardianes, en este caso siendo Rocket (la voz de Bradley Cooper) el personaje alrededor del que gira la trama.

¿Cuál es la historia creada con estos dos cambios para dar cierre a las aventuras del grupo? Partiendo de los acontecimientos de cintas anteriores del MCU, tratando de organizar su vida después de sus pérdidas personales, los guardianes se han afincado en Knowhere, donde tratan de llevar una existencia lo más estable posible, a pesar de lo difícil que ha resultado para algunos dejar el pasado atrás. Es en este lugar donde son atacados por Adam Warlock (Will Poulter), quien ha sido enviado por la sacerdotisa Ayesha (Elizabeth Debicki) para secuestrar a Rocket. A pesar de que al inicio, debido al poder de Adam, parece que sus planes resultarán, Nebula (Karen Gillan) logra herirlo provocando su huida, no sin antes lastimar gravemente al objeto de su presencia en el lugar. Al darse cuenta de que les resulta imposible curar a su amigo de sus heridas por un dispositivo que se encuentra en su interior, el grupo tiene que acudir a la sede de Orgocorp, responsables de dicho mecanismo. Es por esto por lo que un inconsciente Rocket comienza a recordar su vida, desde el momento en que era un mapache bebé, hasta los procesos a los que fue sometido para ser transformado en el personaje que conocemos. Esta historia se entrelaza con el presente donde los héroes deben enfrentarse al Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji), el poderoso villano en turno que está ligado al pasado de su compañero y que ha buscado crear a los seres perfectos por medio de la manipulación genética desde mucho tiempo atrás. Con el tiempo contado, los protagonistas deben tratar de salvar a su amigo, reencontrándose con la versión alterna de Gamora (Zoe Saldana) en el camino, mientras descubren que deben evitar los planes de su enemigo, quien parece que no se detendrá ante nada por lograr sus objetivos.

James Gunn, quien ha demostrado ser un director bastante original, esta ocasión ha decidido escribir una historia, sin perder su estilo, que tira a lo clásico en cuanto a cierres de trilogías se refiere, es decir, voltear al pasado antes de ir al futuro, pero de una manera lo suficientemente atractiva e interesante para que su guión logre mantenerse y atrapar a los espectadores en este adiós que representa para muchos de los personajes. Con un desarrollo personal en la mayoría del reparto original, más la adhesión de nuevos miembros del equipo, los vemos en busca de su lugar en el universo, tratando de superar los traumas del pasado, desarrollándose de manera independiente para encontrar su camino, así como definir la fuente de los conflictos que los han llevado hasta donde se encuentran, para superarlos y poder avanzar de una manera que les permitan crecer emocionalmente. 

Con esto de fondo, se nos muestran personajes que tratan de superar el duelo, otro que ha sido minimizado y debe buscar su propio valor, alguno que ha logrado transformase hasta encontrar su verdadera esencia, así como otro que debe superar las comparaciones al sentirse inferior al ocupar un puesto que parece haber sido llevado de mejor manera por otra persona; pero, sobre todo, el mostrarnos el origen de Rocket, mismo que una vez visto, nos hacen entender su comportamiento, todo alrededor de una trama que critica el maltrato animal, en la forma de un grupo de seres tan memorables que con un par de escenas son los causantes de que varios de los presentes en la sala suelten un par de lágrimas y la película contenga algunas de las secuencias de mayor carga emocional que se han visto en el MCU. Todo un logro tomando en cuenta que hemos sido testigos del destino de personajes que vimos desarrollarse a lo largo de varias cintas, pero que en este caso la historia nos permite empatizar con ellos en poco tiempo, para sentir una conexión real y profunda cuando se dan algunos acontecimientos.

Pero el hecho de que el guión presente cambios en pro de una mayor profundidad emocional, a comparación de las estructuras narrativas a las que nos tiene acostumbrado, no quiere decir que Gunn nos haya privado de un espectáculo visual, todo lo contrario, puesto que vuelve a desplegar todo su arsenal retro kitsch sin contemplaciones, ya que este está presente y de manera tan lograda como en las dos primeras partes. Con un exagerado diseño de producción cuidado a detalle y su acostumbrado vestuario estridente que utiliza su característica paleta de colores brillantes, el cineasta nos brinda una obra bastante lograda en este sentido, respetando la estética que creó para estos personajes, donde lo exagerado y plástico se sienten naturales, ya que es la manera en que se pensó desde el principio. Acompañando a este aspecto, los efectos visuales, tanto prácticos, como digitales, no han sufrido de la baja de calidad que se ha criticado tanto en los otros productos del MCU, ya que estos se encuentran a la altura de sus predecesoras. Un fastuoso aspecto visual coronado por el sobresaliente apartado sonoro, tanto en la edición de este, como en la parte correspondiente a las adaptaciones, ya que repite el fenómeno de esas recopilaciones musicales que se han vuelto tan emblemáticas en las películas de los Guardianes, en este caso utilizando canciones de artistas tan variados como Radiohead, la leyenda del rock Alice Cooper, los raperos Beastie Boys o la maravillosa música de Florence and the Machine. Todo trabajando en conjunto para que los ojos no se puedan apartar de la pantalla, mientras se logra mover fibras en el espectador.

Puede que los mejores años del MCU hayan quedado atrás, como dicen muchos, que ya es muy difícil que una cinta de estos superhéroes llegue a tener el impacto que tuvieron en sus primeras fases, pero sin duda Guardians of the Galaxy Vol. 3 viene a ser un cierre bastante bueno y funcional que nos hace revivir y recordar aquellas épocas cuando los estrenos de Marvel eran esperados por las masas con ansias. Una cinta de acción y aventuras como deben hacerse, que en esta ocasión no sólo busca entretener, sino despedir de la manera en que se merecen unos personajes que siempre se distinguieron del resto, así como a la mente creadora que les dio vida en pantalla. Tal vez no sea la mejor o más memorable de toda la franquicia, pero cumple con su público y se mantiene fiel a sus origines, lo cual es un punto muy importante. Los que nos quedamos hasta el final sabemos que quedan cosas por venir, nuevos personajes y aventuras, por lo que sólo queda esperar que estén a la altura de los que despedimos en esta ocasión, porque el listón ha quedado bastante alto.

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