Marlowe (2022)

Philip Marlowe es un detective creado por el escritor Raymond Chandler que apareció en varios de sus relatos cortos, antes de volverse el popular protagonista de una serie de novelas que iniciaron con The Big Sleep (1939) y finalizarían con Playback (1958); aunque el escritor dejó algunas obras sin finalizar debido a su muerte en 1959. Fue tal la fama del personaje, que en diversas ocasiones estas obras se han adaptado a diferentes medios, con diferentes actores interpretando al personaje. George Sanders, Lloyd Nolan, Dick Powell, el mismísimo Humphrey Bogart, Robert Montgomery, George Montgomery, James Garner, Elliott Gould y Robert Mitchum (este último en dos ocasiones), son los actores que han dado vida al personaje en la gran pantalla. Dick Powell repetiría el personaje en la televisión, donde también lo han interpretado Philip Carey, Powers Boothe, Danny Glover y James Caan, ya sea en películas para televisión, miniseries o series de varias temporadas. 

Buscando mantener al personaje vivo, los herederos de los derechos sobre este han autorizado a otros escritores crear nuevas historias sobre el detective, siendo la más celebre hasta el momento The Black-Eyed Blonde (2014), escrita por el famoso John Banville, bajo el seudónimo de Benjamin Black. Es en esta novela en la que se basa la película Marlowe, dirigida por Neil Jordan y de la que escribo en esta ocasión.

La trama, situada en 1939, inicia como casi toda historia de detectives debe hacerlo, es decir, con una glamourosa, bella y misteriosa mujer de nombre Clare Cavendish (Diane Kruger) tocando a la puerta de la oficina de Philip Marlowe (Liam Neeson), buscando contratarlo para encontrar a su amante desaparecido Nico Peterson (François Arnaud), el cual parece haberse esfumado de la tierra. El detective acepta el caso, descubriendo que Nico ha muerto atropellado afuera de un club nocturno, cosa que informa a Clare, sólo para recibir la noticia de que ella estaba al tanto de esa información, misma que es falsa, ya que en un viaje a Tijuana lo vio con vida después de su supuesta muerte. A partir de esta revelación Marlowe deberá investigar los motivos de esta mentira, así como las razones que tienen los involucrados en el caso para querer encontrar a Nico, topándose en su camino con personajes como su amigo policía Joe Green (Ian Hart); la ex actriz de cine y madre de Clare, Dorothy Quincannon (Jessica Lange), quien muestra una actitud no muy amorosa para con su hija; Floyd Hanson (Danny Huston), el dueño del club donde se dio la “muerte”; Lynn Peterson (Daniela Melchior), hermana de Nico; y una serie de seres que van desde lo más bajo del mundo californiano, hasta la cumbre de las esferas sociales que viven en Los Angeles. 

Como podemos ver, se trata de una historia clásica de detectives, con todo lo bueno y malo que esto pueda significar. Un tipo de producto que en las manos indicadas, como sucedió con L.A. Confidential (1997) bajo la dirección de Curtis Hanson, terminan siendo verdaderas maravillas; pero que mal llevadas pueden resultar en productos genéricos totalmente olvidables. En esta ocasión, la dirección tiene un nombre que hace algunas décadas significó mucho, Neil Jordan, que inició de manera prometedora su carrera con aplaudidas películas como Mona Lisa (1986), pero sobre todo con la magnífica The Crying Game (1992), la cual le dio un Oscar al realizador en la categoría de Guión Original. Saltando de producciones comerciales en extremo exitosas como Interview with the Vampire (1994), a algunas realizaciones bastante funcionales en el cine dramático como lo fueron Michael Collins (1996) y The End of the Affair (1999), parecía que la carrera del director sería de esas que se consolidad con el tiempo y trascendería como lo hicieron otros realizadores de su generación. Tristemente, apenas se realizó el cambio de década, Jordan no volvió a hacer una sola cinta que lograra la notoriedad que tuvo en los 90, ya que, si bien destacando algunas actuaciones dentro de sus proyectos, todas pasaron inadvertidas para público y crítica. Para su pesar y el nuestro, Marlowe no ha venido a romper con esa mala racha, puesto que ha resultado su cinta peor reseñada y con menores ingresos en la taquilla, cosa que no debe extrañar ya que, una vez vista, puedo corroborar que adolece en muchos de los aspectos que la conforman. 

Siendo alguien que leyó la obra en la que se basa la cinta y entendiendo que una adaptación debe verse como un producto aparte puedo decir que, si bien no se trata de una obra memorable o que resalte entre otras del género, The Black-Eyed Blonde es muy superior a la adaptación que el mismo director, de la mano de William Monahan, escribieron para la pantalla. Mientras la novela lograba mantener el interés del lector, una carencia de ritmo y un tono dispar hacen que Marlowe sea irregular, aburra por momentos y el público pierda el interés sobre el misterio que se trata de desentrañar. Como he dicho antes, hay muchas cosas que se le pueden perdonar a una película que no cumpla en cuanto a calidad, menos el resultar un producto no efectivo dentro de su categoría. En este caso, dos ganadores del Oscar como guionistas (Monahan lo ganó por The Departed en el 2006), deberían haber tenido mejor pulso del suspenso y el misterio, pero dejaron pasar la oportunidad, transformando el producto final en una película más de Liam Neeson, lo cual no es malo por si mismo, pero a estas alturas es una formula desgastada que viene a matar las opciones que tenía el personaje de crear una franquicia alrededor de él, cosa que resulta evidente se trataba de lograr. Teniendo a ese actor como protagonista, a pesar de que su época como intérprete de carácter ha quedado en el pasado, hubiera resultado interesante verlo profundizar en las capas que el personaje ha mostrado en las páginas, pero decidieron traicionar la esencia del detective, incluso creando escenas de pelea coreografiadas del cine de acción, situación que se contrapone con el perfil duro, pero pacifista del personaje. 

Esto hace que una cinta que se nota creada para llamar la atención de los círculos de críticos (se estrenó en el pasado Festival de San Sebastian con resultados poco favorables), terminara siendo relegada a fechas de estreno bajas, con la mínima publicidad. Uno de esos casos donde el pedigrí de todo un equipo no pudo salvar el producto final, ya que ni siquiera las actuaciones de varios de sus actores pueden elevar el nivel en esta ocasión. 

Hablando de estos, empezando con el centro de todo, Liam Neeson no es en si un error de casting, ya que llega a donde debe con el material que le fue brindado, pero hubiera sido mejor tratar de que él actuara, en lugar de adaptar toda una historia para que entrara en el perfil de las cintas que viene estelarizando desde hace más de 10 años; Jessica Lange jamás va a defraudar y aquí no lo hace, pero de la misma forma que con Neeson, parece que recrearon alguno de sus personajes en American Horror Story, serie que ella misma abandonó al sentirse estancada en la repetición; Diane Kruger hace lo suyo de igual manera, como la mujer fatal que trata de engañar y seducir al protagonista, pero la escritura de su personaje es tan plana y unidimensional, que no hay mucho que la excelente actriz pueda hacer para destacar. El resto aparece tan poco o se les dieron personajes grises, que terminan sintiéndose de relleno en esta desanimada historia. 

Marlowe al final falla y se estrella como la cinta de suspenso noir que pudo ser, aunque logra brillar en aspectos técnicos tales como el diseño de producción a manos de John Beard y, sobre todo, el fastuoso vestuario (el femenino principalmente) diseñado por Betsy Heimann; ambos aspectos no tienen la mínima critica negativa, ya que recrean la época a detalle y con el realismo necesario, pero que no bastan para que el nivel general aumente. Una película realizada con el peso de una superproducción, no desastrosa en su totalidad, pero predecible, lenta y hasta olvidable al poco tiempo de haberla terminado.

Al finalizar la proyección, uno no puede dejar de desear que llegue el proyecto indicado para que Philip Marlowe vuelva a brillar pero, sobre todo, que lo mismo suceda tanto con el director como con el actor protagonista de esta película, porque esta fue una oportunidad perdida.