25 de noviembre ¿Hasta cuándo?

A principios del 2000 participé en una coreografía para escenificar algunos episodios de las muertas de Juárez, asesinatos a mujeres que datan de la década de los noventa y que desde entonces despertaron la indignación de una sociedad que, no obstante, se fue acostumbrando a que la violencia hacia a la mujer fuera noticia de cada día.

En el acto escénico, las bailarinas terminaban tiradas en el asfalto, sin sus pertenencias, sus cuerpos vejados y olvidados…

En ese entonces no se había tipificado el feminicidio como delito grave, la constante era el asesinato de mujeres empleadas de maquiladoras en la ciudad fronteriza, muchas de ellas huían de sus poblaciones a causa de la pobreza. También a principios del 2000, me tocó documentar el caso de dos mujeres asesinadas en Juárez, originarias del ejido Coyote en el municipio de Torreón. 

No sabemos cuántas de las muertas de Juárez fueron cercanas a nosotros, pero sí sabemos que llegaron ahí desde varias regiones del país. Que aparecían, muchas de ellas, en lotes baldíos con signos de violencia en su cuerpo, perdidas en la insensatez que representan esas calles, poblados de una ciudad mal trazada que, como muchas en México, favorece la inseguridad y la muerte.

“Este país no vale la pena si no es capaz de resolver los asesinatos en Juárez” leí en un artículo, por las mismas fechas. Pero no solo el país, el gobierno fue incapaz de proteger a sus mujeres, la violencia se acrecentó al grado de que en 2020 el INEGI reportó que diez mujeres fueron asesinadas cada día.

Este 25 de noviembre Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, es preciso recordar que, aunque contamos con más organismos tanto del gobierno como de la sociedad civil trabajando en favor de las mujeres, con atención psicológica incluso telefónica las 24 horas, la violencia persiste. Es más, se ha agudizado. Nuestra región ha permanecido a un paso de que la alerta de género sea declarada formalmente.

Pero la violencia que ha crecido no es solo la física, sino la psicológica, económica y política también.

Recordemos todas esas veces a las que a una mujer se le ha dicho:

“Tú te lo buscaste”, “No provoques a los hombres”, “A los primeros que debes servir la mesa es a tu padre y a tu hermano”, “Plancha la ropa de tus hermanos”, “guárdate tu coraje y no lo expreses” …

Y tantas frases más.

Además ¿sabemos cuántas niñas están en peligro de vivir o haber vivido acoso sexual en su escuela o en su propia familia?

¿Desde cuándo y hasta cuándo lo seguiremos permitiendo?