Lo profundo de la femineidad en 22 relatos

En su primer libro de cuentos, Teresa Muñoz nos regala una visión profunda del hecho de ser mujer. Una visión que rompe con los cánones establecidos y que se asoma a escenarios pasionales, peligrosos, llenos de aventura o en ocasione fatales.

La actriz y gestora cultural comparte en esta entrevista el proceso de creación de “El fin de la inocencia” de Quintanilla Ediciones y que será presentado de forma virtual este 6 de agosto a las 19:00 horas, por Facebook live.


¿Cuánto tiempo te llevó escribir y publicar este libro? Cuéntame sobre el proceso de creación.

“Si nos enfocamos al momento en que armé el libro te diría que unos meses, tal vez cinco. Está dividido en secciones con un título que me ayuda a darle el  hilo conductor a los temas que me preocupan.

Incluye cuentos que van desde mis primeras publicaciones en el 84 u 85, hasta algunos que escribí a finales de febrero de este año. Muchos se han publicado en revistas en Xalapa y México, otros eran inéditos. La tardanza en formar el libro, en animarme a  compartirlo tiene que ver con el factor madre soltera más preocupada por la manutención que por el crecimiento personal. Finalmente releyendo mis cuentos me di cuenta que debía sacudirme la responsabilidad hacia los otros y tomar la decisión de hacer lo mejor para mi, que incluye la publicación de este libro y seguir con la escritura del que viene”.

Algunos relatos, me recuerdan al estilo de Ángeles Mastreta o de Cristina Pacheco; ¿Quiénes han sido tus autoras o autores inspiradores?

“Es raro porque son autoras que no he leído. Pienso que me han inspirado todos los autores de mi  vida, suena como algo enorme, pero desde Mujercitas, hasta lo que estoy leyendo actualmente son motivo de inspiración en el sentido de decir “vale la pena seguir escribiendo”. La pasión que el autor deja ver en sus novelas o cuentos  es lo que me motiva. Creo que hay una necesidad de decir, de sentir,  en los autores que leo de principio a fin  y esa misma es la que yo descubro al escribir.

Tengo algunos favoritos que releo cuando se puede como Carlos Fuentes, Sergio Galindo, Sergio Ramírez, Jorge Ibargüengoitia, Enrique Serna, Taylor Cadwell, Stephen King,  Luisa Josefina Hernández, Jacqueline Susann, Anaïs Nin, Vargas Llosa, en fin, es una lista larga a la que voy agregando más descubrimientos como Almudena Grandes o Lucia Berlin. Pero puedes notar que mi escritura no se parece a la de ellos”.

En algunos cuentos se asoma algo de realismo mágico ¿Ha sido una corriente que te atrae?

“En realidad no es una corriente que me resulte atractiva, salvo en Elena Garro de quien me gusta Los recuerdos del porvenir y todo su teatro. Creo que esos cuentos que mencionas tienen ese asomo porque están basados en sueños, que tengo muy vivos,  y en la experiencia sensorial. Es la sorpresa ante costumbres, modos, olores, creencias que fui almacenando mientras viví en Minatitlán, Xalapa, el DF, la vida en Lerdo, y los viajes que hice con mi familia por diversas formas de ver el mundo”.

El hecho de que las protagonistas son mujeres, ¿crees que significa que tus lectoras en su mayoría también serán mujeres?

“De hecho he recibido diversos comentarios de hombres a quienes les ha gustado mucho el libro. Les recuerda cosas o les hace sentir el terror o la tristeza de los personajes. 

Cuando escribo no pienso en que lo hago para un tipo de público, escribo y comparto por necesidad”.

Hay algunos relatos con escenas tristes, de mujeres desamparadas o con sueños truncos. ¿Hay un objetivo feminista en la escritura de este libro?

“Desconozco mucho de la mística feminista, no podría hablar de ello. Simplemente, en estos cuentos quise dialogar sobre esa parte de ser mujer que causa problema o molestia  porque se refiere a la maternidad obligada, terrorífica o a esa sexualidad libre y soberana que es mal vista, atacada y enterrada y por eso causa tristeza en los protagonistas. Más que un punto feminista tiene que ver con esa femineidad profunda, oscura, delirante que nos vuelve más reales cuando la aceptamos con pasión.  El título se refiere a ese fin que debemos darle a todo lo que está establecido como ser madre, esposa, amante perfecta, cuando la idea de la vida es romper y dejar y seguir expresando lo verdadero a pesar que exista alguien que te diga “eso no se hace”. Creo que es interesante tomar el camino de la tentación de la locura, la ola que te rompe, la inmensidad del sexo, las calles, la luz, la muerte, tratar con los extraños, abandonar lo conocido. Y eso a veces es triste, porque te quedas sola. Pero eso es ser verdaderamente”.