Final Destination: Bloodlines (2025)
Año 2000, en medio de la ola de películas juveniles de terror que se venían dando desde mediados de los 90, se estrenó una producción que tenía como base el guion especulativo escrito por Jeffrey Reddick, originalmente pensado como un episodio de la serie The X Files, que tenía como título Flight 180. La cinta, dirigida por James Wong, terminó llamándose Final Destination y logró un muy buen rendimiento en la taquilla, volviéndose parte de la cultura popular de la época.
Con 4 secuelas, todas rentables, la franquicia parecía haber visto su fin en el lejano 2011, cuando la quinta entrega se estrenó y ya no se anunciaron más continuaciones; pero como en este tipo de cine (o en cualquiera que haya dejado ganancias en su momento) nada está muerto para siempre, acaba de estrenarse Final Destination: Bloodlines, ampliando el universo de la historia y mostrándonos una serie de nuevos personajes que deberán enfrentarse, perdiendo la mayoría en el intento, a la temida e incorpórea muerte.
Los que ya estamos familiarizados con estas películas sabemos de qué va la cosa, pero para los que no, la trama siempre inicia con un aparatoso accidente que causa las muertes de varias personas, sólo para descubrir que todo ha sido una visión premonitoria de uno de los que se encuentran en el lugar, cuestión que provoca que los futuros fallecidos se salven. Como han burlado a la muerte, esta tiene que buscar creativas formas de eliminar uno a uno a los que se le han escapado, porque esto ha sido una anomalía y su destino era morir en el lugar.
En esta ocasión la película inicia exactamente igual, mostrándonos a Iris (Brec Bassinger) en los años 60, acompañada de su novio Paul (Max Lloyd-Jones) acudiendo a la inauguración del Skyview, uno de esos restaurantes que se encuentran a más de 100 metros del suelo, en la punta de una torre. Como si la altura de la estructura no fuera por si sola aterradora, una serie de señales nos indican que el edificio no es tan resistente como debería, dejando ver que puede suceder una tragedia en cualquier momento, cosa que ocurre cuando el lugar comienza a colapsar, costando la vida de todos los presentes. Cuando la premonición termina, nos percatamos de que esta ha sido experimentada en la época actual por Stefani Reyes (Kaitlyn Santa Juana) quien por medio de conversaciones con conocidos explica que lleva tiempo sin poder dormir bien debido a la pesadilla que tiene un tiempo padeciendo.
Al estar al tanto de que la mujer del restaurante es su abuela, busca a su familia para encontrar información que le ayude a dejar de soñar con el suceso, sólo para toparse con secretos y la negativa familiar para darle información, ya que todos piensan que Iris está loca y es la causante de los problemas que ellos han sufrido. Conforme el tiempo avanza y la muerte comienza a acercarse, llevándose uno a uno, a la familia no le queda más remedio que creer en todo lo que la matriarca les ha contado si quieren sobrevivir.
Final Destination es una saga que no debemos tomar muy en serio, porque ni siquiera sus creadores lo hacen y los que las hemos disfrutado sabemos lo que vamos a consumir, queremos más de eso. Dentro de lo que se espera de estas cintas está una espectacular secuencia de apertura en la que vemos morir de manera brutal a un determinado grupo de personas; para luego ser testigos de cómo uno a uno sucumbe ante la muerte de formas improbables, creativas y generadoras de miedos irracionales ante ciertas situaciones; todo llevado de forma entretenida y disfrutable, gracias a un casi siempre impecable montaje frenético, con la suficiente tensión para preguntarnos si alguno de los relacionados se salvará. ¿Bloodlines cumple con esto y está al nivel que nos tienen acostumbrados? Sí, la película es en extremo divertida y entretenida; pero hay ciertos puntos a mencionar.
Lo primero que se aplaude es la ampliación de la mitología de su historia, donde se nos explica a fondo lo referente a lo dicho en la segunda entrega sobre que “una nueva vida vence a la muerte”, así como mostrarnos que ocurre cuando el grupo que debió morir es mucho más grande que los que teníamos registrado en el resto de la franquicia y la forma en que esta condena puede heredarse a sus descendientes, el que trates de interferir con ella aunque no sea tu turno de morir y sus consecuencias también se explica en esta ocasión, respondiendo a un caso que ya habíamos visto en la quinta película. El que también se nos revele la razón de que el personaje de Tony Todd sepa tanto sobre estos sucesos es otro de los puntos a destacar, sobre todo en este caso, donde su participación fue la ultima actuación del actor antes de morir y las líneas finales que recita tienen mayor peso sabiendo esto.
Todo esto funciona para cimentar las bases de esta historia, mientras logra separarla (dentro de lo posible) del resto, dándole espíritu propio. Si vas a revivir tu saga después de tantos años, este regreso debe ser más grande, ruidoso y espectacular, todas cosas que se cumplen dentro de los parámetros que ya conocemos. El problema se da cuando nos ponemos a utilizar la lógica, rasgo mental que siempre se debe dejar de lado cuando vemos una cinta de Final Destination, pero que de igual forma para algunos (no todos) puede activarse recién salidos de la sala o al pasar los días después de ver la película.
Dejando de lado casos que pueden notarse que fueron diseñados con el fin de autoparodiarse o burlarse de ellos mismos, como la cabaña en la que vive Iris recluida, más cercana a una trampa mortal de la saga SAW, que a un lugar de resguardo para esconderse de la muerte, las cuestiones a las que me refiero son referentes a los puntos en que la historia se pone seria y trata de sustentarse en ellos. El ejemplo más notorio de esto es lo que tiene que ver con los lazos de sangre del título, los cuales se dan debido al número tan grande de sobrevivientes en esta ocasión, lo que lleva a la muerte a tardar mucho en matarlos a todos y corregir la anomalía, eliminando tanto a los “suertudos” que la burlaron, como a sus descendientes.
Esto resulta en extremo tambaleante y carece de lógica (si, he cometido el error de intentar usarla) ya que en cintas previas hemos visto como un grupo cercado a la decena de integrantes ha sido brutalmente asesinado en un par de días, por lo que, así hayan sido 100 en esta ocasión, en un mes a más tardar la muerte ya se hubiera encargado de ellos, pero en la cinta se nos dice que uno de los primeros en fallecer logró tener dos hijos, lo que nos indica que duró por lo menos un año con vida, dándole la oportunidad de ver nacer al primero y luego lograr concebir al segundo. ¿Cómo sucedió esto si en las otras películas vemos a la muerte ser tan eficiente como un trabajador de maquila china? No hay respuesta a esta pregunta y la verdad es que no vamos a intentar esclarecer este misterio, tal vez en futuros proyectos nos la respondan.
Otro aspecto en que la película baja el nivel es precisamente el que más atrae a los espectadores, es decir la manera en que los personajes serán asesinados. Si bien hay momentos que gracias al montaje están muy bien logrados para crear tensión, como una simple reunión familiar en un jardín o la escena en la tienda de tatuajes, una vez que las muertes se realizan, estas quedan muy por debajo en creatividad a comparación de las cintas anteriores, teniendo como puntos máximos la escena introductoria y una que se da en un hospital, única digna de la saga. El que se haya optado porque la mayoría de las secuencias de este estilo hayan sido creadas con un CGI que se nota demasiado, resta “credibilidad” a estos momentos, cosa que ya es mucho decir si tomamos en cuenta que el rigor realista nunca ha sido el fuerte de estas historias.
Pero si volvemos a centrarnos en lo que siempre ha distinguido a estas producciones, que es ser enormemente divertidas, no podemos quejarnos, ya que cumple y de sobremanera. Se agradece mucho que Zach Lipovsky y Adam B. Stein hayan tomado el relevo subiendo el nivel de las ultimas propuestas, reviviendo de manera exitosa algo que parecía haber llegado a su fin. Debido a la gran recaudación que ha tenido, podemos esperar nuevas secuelas, con muchas muertes gráficas, violentas, exageradas e irrisorias, los fanáticos las esperamos, deseando mayor creatividad en estas. Por lo pronto, sea considerada buena o mala, Final Destination ha burlado a la muerte y parece que se encuentra más viva que nunca.










