De lecturas, mesitas y cafés
Hace unos días alguien me comentó que uno de los más grandes dilemas de los escritores es a quién van a heredar su biblioteca, formada por años con esmero, casi como un vicio. No puedo imaginar esos grandes legados, llenos de recuerdos, de ediciones memorables y únicas que llenan las paredes de las casas.
Nosotros las y los mortales, también tenemos nuestros tesoros. En mi caso, no poseo una biblioteca tan grande como la de un escritor, pero sí tengo mis libreros llenos de ejemplares, que, cada uno representa un recuerdo en especial. Se trata de viajes, de libros que fueron un obsequio, de esos pocos y maravillosos dedicados por el autor. De los que marcaron una época en mi vida, los libros netamente de aprendizaje y los libros que uno adquiere por placer.
En el Día Internacional del Libro, no sólo en esta fecha, hay que regodearse de ellos, los que ya tenemos y leímos, los que nos hemos leído, los que nos falta por comprar o en un sueño guajiro los que no falta por escribir. Los años pasan, las modas también, la gente cambia, aparecen amigos otros desaparecen, se atraviesan pandemias pero los libros siempre se quedan.
Como muchos, yo también tengo mis manías lectoras. Les comparto algunas: aun prefiero los impresos que digitales, aunque sí los he leído completos en pantallas cuando un alma caritativa me ha enviado alguno de regalo. Casi nunca puedo viajar sin llevar un libro, aunque esté tan ocupada que sólo logre hojearlo. Si me invitan a una casa, siempre me fijo en los libreros y si me dan permiso saco uno para ver portada y contra portada.
Mi mayor pendiente desde hace años es conseguir una lámpara adecuada para leer de noche en cama. Aunque por problemas de insomnio me recomendaron no leer tanto de noche, siempre tengo tres o cuatro libros en la mesita de al lado.
El problema de no conseguir la lámpara correcta probablemente me lleve a comprar un Kindle. Otra relación con la lectura suele ser el café. Si unos ratos de lectura se acompañan por una taza de café, para mi es un día completo. Es como haber hablado con tu mejor amiga a la distancia o a haber comido algo delicioso.
Y por último. Soy feliz, lo digo en serio, cuando mis amigos publican libros. Aunque no siempre corra a comprarlos es una deuda con ellos.
Una de mis mayores alegrías relacionada con los libros, es haber entrevistado hace muchos años a mi escritora preferida, la española Rosa Montero. Atesoro sus novelas y sigo todas sus columnas, es una de esas voces imprescindibles en mi vida.
Así que ¡gracias por tanto a los libros!
Coincido contigo en los libros de Rosa Montero. Me tocó conocerla en una feria del libro hace ya algunos añitos.
Coincido también en algunas de tus manías. Leo solo en digital durante los insomnios nocturnos propios de la edad. Leo en kindle porque encontré que si me ataca el insomnio no tengo que encender una lámpara, que lo más probable es que moleste al compañero. De esa ,manera no se entera que pase una hora leyendo. Y además esto me ha permitido leer dos libros en paralelo, un libro de día y uno de noche, saludos.