Sorry, Baby (2025)
“Le pasó algo malo a Agnes. Pero la vida continúa, al menos para todos los que la rodean”. Así de sencilla y concisa es la sinopsis que aparece en todos los sitios donde busques información sobre esta cinta independiente. Y no es que esté mintiendo u ocultando algo: el debut como directora y guionista de la actriz Eva Victor trata precisamente de eso; pero nada es tan simple en este drama cómico que habla de un tema muy difícil de embonar en el género seleccionado.
El camino de esta película inició el pasado enero con su presentación en el Festival de Cine de Sundance, donde se hizo acreedora al premio Waldo Salt Screenwriting Award. Fueron tantos los comentarios positivos que se inició una batalla por sus derechos de distribución entre las principales compañías especializadas en cine de autor, como lo son Neon, Mubi y Searchlight Pictures, resultando vencedor A24, que los adquirió por 8 millones de dólares. Después de esto, la cinta tuvo su paso por algunos otros festivales y una distribución comercial en Estados Unidos en los meses de junio y julio, en la cual no tuvo el éxito comercial que se esperaba.
Con el pasar de los meses, su estreno en VOD en algunas regiones y el boca a boca acostumbrado en este tipo de productos, su fama se fue acrecentando, logrando ventanas de exhibición en varios países, incluyendo el nuestro, donde la han programado este fin de semana en varias salas.
Pero ¿de qué trata la película? Aunque mucho puedan imaginarlo, no seré yo quien les diga la razón de todo lo que vemos en pantalla, pero sí puedo decir que se trata de la vida de una mujer, Agnes (Eva Victor), que se encuentra luchando con una gran depresión debido al suceso, a pesar de que su vida parece encaminarse de la forma en que ella siempre soñó, por lo que solo su mejor amiga, Lydie (Naomi Ackie), quien está al tanto, entiende lo que le ocurre, mientras el resto parece juzgarla por su actitud o simplemente pasa por alto la forma en que se comporta.
La directora y guionista nos cuenta esta historia de forma no lineal, separada en 3 capítulos. El primero, “El año con el bebé”, nos muestra al personaje central hundido en la depresión, a pesar de que parece que está logrando que su vida profesional avance como lo desea, lidiando con las consecuencias de lo que vivió, recibiendo la visita de su mejor amiga Lydie, quien ya vive en otra ciudad, mostrándonos la complicidad y apoyo que se da entre ellas, así como una noticia que marcará un cambio en su relación. El segundo, “El año con lo malo”, el más extenso de todos, es un flashback al tiempo en que ambas se encontraban en la universidad, la relación con otros compañeros y la diferencia en el actuar de la protagonista, quien todavía estaba cargada de sueños e ilusiones del futuro prometedor, hasta que ocurre lo malo. El tercero y último, “El año con el buen sándwich”, se sitúa aproximadamente un año después del primero y nos muestra a una Agnes que, si bien no ha logrado superar aquel hecho, ha aprendido a vivir con eso, avanzando, logrando las cosas que tanto deseaba, aunque vistas con unos ojos diferentes debido a que ella ha cambiado por lo vivido.
Sé que no he dicho en realidad mucho y así es como debe ser: la trama puede parecer sencilla (aunque contundente) y la forma en que la directora la aborda lo es, ya que en ningún momento se deja llevar por efectismos o trampas de guion que puedan volver melodramático lo que estamos contemplando. Esta es una película que, sobre todo, es humana, por lo que retrata personajes que lo son y resuelven sus problemas de una manera con la que puedes identificarte.
Apoyada con un guion bastante sólido y muy buenas actuaciones, la cinta fluye y logra sacar sonrisas a pesar de lo espinoso que pueda ser el tema, algo difícil de lograr sin recurrir a la comedia fácil, que en este caso sería irrespetuosa. Eva Victor logra nivelar su producto, aunque tenga secuencias mucho mejor logradas que otras, para que en ningún momento se sienta pesado. Aquí empatizas con la protagonista, con lo que ha sufrido y puedes entender su actuar.
Entre los momentos que podría destacar, aparte de en los que vemos su amistad con Lydie, son los que aparecen con el personaje de Gavin (Lucas Hedges), su vecino evidentemente enamorado de ella, con quien tiene algunos encuentros sexuales que ella utiliza como fuga, mismos que terminan en conversaciones que le ayudan a pesar de no estarlo buscando. Aparte de estas escenas, hay dos momentos puntuales que definen esta obra: uno que se da dentro de un juzgado al que ha sido convocada como jurado, donde deja ver su sentir ante lo que vive, así como lo que desea para ella y su futuro; pero, sobre todo, una que tiene que ver con un ataque de pánico, donde es auxiliada por Pete, un extraño que conoce por casualidad, interpretado por el gran actor John Carroll Lynch, quien es un robascenas consumado, ya que su momento es el mejor de toda la película. Junto a estas, el cierre donde Agnes habla a una bebé, sabiendo que lo hace para ella misma, es de esos que, a pesar de tener ya toda la información, te dejan con una sensación de esperanza y bienestar, algo que se agradece en un mar de productos con cierres oscuros o grises.
Sorry, Baby es una película que nos habla de cómo, por más que planees tu vida, algunos sucesos pueden cambiarla por completo; de cómo las redes de apoyo son necesarias para poder sobrellevar los tragos amargos que vivimos, porque sin esto estamos perdidos; de cómo el trauma te va a acompañar toda la vida, siendo tú quien debe aceptarlo y pasar por los procesos necesarios, hasta que el dolor deje de ser tan fuerte que te permita sobrellevarlo y aprender a vivir con ello. Aquí no hay nada fácil, las cosas se muestran como son, porque así tienen que ser. Un producto agridulce que llegó por momentos a recordarme, por su bella crudeza, al trabajo de Lena Dunham, con todo lo que esto signifique.
Este es uno de esos casos donde no me extenderé, no porque la cinta no tenga mucho de dónde hacerlo, ya que lo hay y es bastante, a pesar de su manufactura sencilla (aunque lograda también por ciertos encuadres bastante bien realizados), sino porque esta es una de esas experiencias que se deben sentir al verla.
Resulta evidente que la he disfrutado, mucho, volviéndose sin esperarlo en una de mis favoritas hasta este momento del año. Genuina, directa, real, muy humana; todos esos son adjetivos que la describen y creo quedarme corto. Una de las mejores películas independientes del año y uno de los debuts más prometedores, como puede verse por las 3 nominaciones que ha recibido en los Premios Astra y 2 a los Gotham, agrupaciones que son de las primeras en anunciar sus menciones en la temporada de premios que apenas comienza. Puede que no todos conecten con ella, hay detractores sobre decisiones tomadas en su guion y puede entenderse debido a la mentalidad de cada persona, pero Eva Victor hizo un gran trabajo en esta, su ópera prima, demostrando que para contar buenas historias no se necesitan grandes presupuestos ni rostros reconocidos. En un fin de semana que estará dominado por Zootopia 2, ojalá esta pequeña joya logre encontrar su público.










