Thunderbolts* (2025)

Han pasado 6 años desde que Marvel Studios tocó el cielo con Avengers: Endgame, para después iniciar un estrepitoso viaje en picada, tanto en recaudación como en aceptación del público y crítica, con las Fases 4 y 5 de su universo. De esta debacle sólo se han salvado algunos estrenos debido a que están ligados a cintas previas de este monumental proyecto, como los son Doctor Strange in the Multiverse of Madness, Thor: Love and Thunder, Black Panther: Wakanda Forever y Guardians of the Galaxy Vol. 3; todas con recaudaciones más que decentes, aunque con comentarios medios sobre su calidad.

El resto de los productos recientes de este universo se han visto ante el gran problema que ha significado el desgaste de franquicia, ya sea porque la calidad de las producciones no estaba al nivel de las primeras películas, porque algunas tuvieron sus estrenos todavía con un final de pandemia que impedía volver con naturalidad a los cines, porque los actores relacionados a estos generaban rechazo o porque los personajes no eran tan populares para arrastrar al público a las salas de cine. El que la línea argumental principal tuviera que ser modificada sobre la marcha por el escándalo en que se vio envuelto el actor Jonathan Majors, quien interpretaría a Kang, el villano principal de estas etapas tampoco ayudó mucho. Ejemplos de esto descalabros fueron la película en solitario de Black Widow, Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings, Eternals, Ant-Man and the Wasp: Quantumania, The Marvels y el fracaso (muy merecido) más reciente Captain America: Brave New World. Algunas mejor recibidas que otras, pero todas lejanas del brillo y éxito de sus predecesoras.

Con una reestructuración total de la línea narrativa, algunos cambios en el estudio y con la esperanza desesperada depositada en la Fase 6 del MCU, estos desastrosos y caóticos años han llegado a su fin (o eso se espera) con el lanzamiento de la cinta Thunderbolts* (sí, con asterisco), la cual es la encargada de cerrar este ciclo que dio más penas que glorias al estudio, haciéndolo, sin que nadie lo esperara, de forma más que digna, ya que esta es, por mucho, la mejor cinta de este periodo; aunque no es que la vara estuviera muy alta.

En los comics, este grupo de antihéroes nació para ayudar a la humanidad una vez que The Avengers son dados por muertos después de los sucesos que se dieron en la historia de Onslaught, sólo para descubrir al final que en realidad eran un grupo de villanos disfrazados que buscaban el beneficio propio. Conforme la historia avanzó, después de varios reboots y cambios en la estructura del grupo, han sido varios los personajes que lo han conformado y los motivos de estos para pertenecer al grupo. 

Pues bueno, como esto es una adaptación, en la película nada de esto ocurre, ya que la trama nos vuelve a traer a la directora de la CIA Valentina Allegra de Fontaine (Julia Louis-Dreyfus), quien se encuentra en problemas debido a ciertas decisiones de dudosa moralidad que ha tomado, por lo que se ve en la necesidad de destruir toda evidencia que pueda destituirla de su cargo y llevarla a la cárcel. Uno de estos cabos sueltos es Yelena Belova (Florence Pugh), quien ha estado trabajando para ella en la clandestinidad y que parece estar pasando por un periodo de depresión por lo que busca otro tipo de actividades, mismas que le son prometidas después de realizar una última misión a cargo de su jefa. Al llegar al lugar indicado, se percata de que otros como ella se encuentran ahí, puesto que  John Walker (Wyatt Russell), Taskmaster (Olga Kurylenko) y Ghost (Hannah John-Kamen) se han presentado con la misma misión, matar a la persona que está intentando robar secretos que se resguardan ahí, momento en el que, después de luchar entre ellos y despertar de su letargo a un misterioso personaje de nombre Bob (Lewis Pullman), se percatan de que todo ha sido una trampa y Valentina los mandó para que se eliminaran entre ellos. 

A partir de este momento el ecléctico grupo deberá aprender a trabajar en equipo, así como confiar unos en los otros si quieren sobrevivir, acompañados por Red Guardian (David Harbour) quien parece disfrutar más que el resto el volver a estar en activo y Bucky Barnes (Sebastian Stan) quien ahora es congresista y cuya participación un poco desesperada se debe más que todo a que es necesario algún tipo de hilo conductor con las anteriores películas para que el público se interese medianamente en gastar su dinero en esta ocasión. Todo mientras se enfrentan no sólo a los intentos de Valentina por desaparecerlos, sino que también deberán enfrentarse a un contrincante que les da 100 vueltas en cuanto a poder se refiere.

Thunderbolts* no viene a descubrir el hilo negro, ni a corregir todos los errores cometidos en las etapas que recién finalizan, pero es un producto que nos recuerda porqué años atrás las producciones de Marvel dominaban el mercado, todo un logro del director Jake Schreier ya que esta es apenas su tercera película, aunque tiene trabajos sobresalientes en Tv, como lo fue la aplaudida miniserie Beef (2023). Diversión a raudales, un reparto más que atinado y grandes dosis de acción sin depender del CGI (que lo hay y vuelve a ser el punto débil en el aspecto visual). Sí, por momentos recuerda demasiado a otros grupos de inadaptados trabajando en conjunto, como lo fueron Guardians of the Galaxy y, sobre todo, The Suicide Squad (nótese que hablo de la segunda y no el bodrio que representó la primera), quedando a deber una vez que las comparaciones la aquejan; pero no por eso se debe demeritar este intento por brindarnos algo más fresco y ligero que lo que se nos viene presentando en los últimos años, sumado a la parte existencial que viene en la forma de la importancia que se debe dar a las enfermedades y salud mental, así como a la familia y los grupos de apoyo, la cual, aunque tratada en pinceladas, se siente orgánica.

Sin llegar a un verdadero desarrollo sobre los conflictos personales de todos los personajes, la cinta funciona y fluye sin problemas porque logra un equilibrio entre todas sus partes, sin volverse un catedra moral que aleccione al espectador, entreteniendo a su audiencia, logrando que se pase un buen rato, con secuencias muy bien logradas y la cantidad de humor necesaria para hacer llevadero el asunto, a pesar de lo insufrible que pueda llegar a ser la interpretación y personaje de David Harbour, puesto que cada que aparecía e intentaba con desesperación provocar risas, el silencio casi total en la sala era notorio; muy diferente resulta la participación de la reina de la comedia Julia Louis-Dreyfus, con un personaje que los guionistas no supieron evolucionar, pero que eso a ella no le importa porque exprime cada escena como la profesional que es. 

El comentario sobre el desarrollo de cada personaje me lleva a un punto que hay que tocar, uno muy importante, el cual es el hecho de que esta cinta puede que se llame Thunderbolts* y nos haya sido vendida como un trabajo coral sobre un grupo (que lo es hasta cierto punto), pero la verdad sea dicha, bien pudo llamarse Black Widow 2 y no hubiera existido problema alguno. Esto lo digo porque resulta evidente que la película está diseñada con dos fines principales. El primer es ligar estas fallidas etapas con la siguiente, por medio de la segunda escena post créditos; algo a lo que Marvel nos tiene acostumbrados y que esperábamos. La segunda es que una vez la película avanza y la historia se define, se vuelve evidente que este es un medio de lucimiento para Florence Pugh y su Yelena, relegando a segundo plano al resto del reparto.

No hay queja con estos dos aspectos, posiblemente todos queremos olvidar estas dos fases tan intrascendentes y Florence Pugh da catedra de talento, carisma y calidad de estrella, por lo que se agradece que se haya salvado su personaje, lo hayan hecho crecer y posiblemente lo veamos en futuros proyectos del MCU. Puede que la pantalla este plagada de personajes y todos realicen su trabajo de forma solvente, pero ella es el centro, ella es la película, la carga en sus espaldas y sale victoriosa del reto.

Thunderbolts* no ha tenido el resultado que se esperaba en la taquilla, pero eso es algo ya común en este tipo de producciones (Deadpool & Wolverine se cocinaba aparte), pero puede ser que el boca a boca logre rescatarla del limbo comercial. En esta ocasión sí valdría la pena darle una oportunidad a esta producción, ya que por mucho es la mejor película que nos ha dado el estudio en varios años. Ahora sólo queda esperar al 25 de julio para saber si The Fantastic Four: First Steps logra mantener el nivel y sacudirse la mala racha o si esta película fue un golpe de suerte y nada más.