Terrifier 3 (2024)

Si alguien me hubiera dicho que en algún momento iba a escribir sobre una película como esta, me hubiera reído ante tal posibilidad. Lo anterior no lo digo debido al género, ya que antes he hablado sobre muchas cintas de terror, sino por el hecho de que se trata de una de muy bajo presupuesto, con manufactura de serie B, de las que muy pocas veces llegan a estrenarse en salas y tener repercusión mediática. Pues en contra de todo pronóstico, esta tercera parte ha arribado a los cines rodeada de gran expectación y una taquilla por demás sobresaliente en su estreno anglosajón, por lo que, aprovechando el espíritu de esta época del año, fue mi opción para hablar esta semana. 

Esta ocasión no voy a hacer una reseña como tal, sino un recuento de todo lo que rodea a esta franquisia para saber cómo es que llegamos a este punto. El director Damien Leone inició trabajando en los efectos especiales de algunas cintas antes de realizar sus dos primeros cortometrajes de terror gore, The 9th Circle (2008) y Terrifier (2011), ambos con el sanguinario payaso Art como referencia para unirlos. Dos años después, tendría la oportunidad de realizar su primer largometraje creado directamente para video, All Hallows’ Eve, el cual es una serie de 3 cortometrajes (los 2 ya mencionados más uno extra), que son contemplados por una niñera y los niños que debe cuidar, quienes terminan enfrentándose al temible personaje. Interesado en desarrollar su sangriento mundo, el director iniciaría una campaña crowdfunding para producir la cinta Terrifier (2016), ahora con David Howard Thornton como el payaso asesino y una mayor cantidad de sangre, presentándose en festivales y lanzándose en video en el 2018 (aunque tuvo un estreno limitado en salas en el 2023). Por cuestiones del destino, el boca a boca o alguna otra razón, la película fue creciendo en popularidad fuera del cine de estudio, por lo que para el 2022 (se retrasó su estreno debido a la pandemia) se estrenaría Terrifier 2, la cual contó con un presupuesto mucho más grande (250 mil dólares, contra los 40 mil aproximados de la primera) y un estreno limitado en salas que la convirtió en un éxito si se compara su costo con los más de 15 millones de recaudación mundial, y que inundó la red con comentarios sobre las reacciones (algunas exageradas) del público que acudía a las salas a verla. Aunque el mismo director quedó impresionado por la respuesta, esto le serviría para realizar la cinta de la que hoy hablo, con 2 millones de dólares para hacer lo que quisiera con ellos, mismos que otra vez se han recuperado con creces, ya que la película está por superar los 60 millones de recaudación mundial.

Como se puede ver, no estamos hablando de una simple película, sino ante uno de esos extraños fenómenos de culto que se dan poco, ya que no cuenta con el apoyo de un estudio o de una gran campaña de publicidad. Por este motivo, es que debe hablarse de ella, dejando de lado gustos personales, centrándonos en lo que ha logrado, aunque haciéndolo con el antecedente de que no podemos medirla bajo las mismas reglas y parámetros que otras producciones. 

Otro punto para mencionar es que esta es una continuación directa de lo visto en la segunda, por lo que se debe explicar un poco la trama de estas. La primera cinta no era más que un slasher gore de manual, sucediendo en una noche de Halloween; la única sobreviviente de dicha masacre cuenta un año después, totalmente desfigurada, en una entrevista para televisión, lo ocurrido al enfrentarse al payaso Art, mientras se nos muestra en un enorme flashback, con lujo de detalles, lo grafico de los asesinatos, puesto que el perpetrador es por demás creativo al momento de realizarlos; en el final de esta, vemos que dicha sobreviviente ha perdido la razón y es internada en un psiquiátrico, así como vemos revivir al payaso en la morgue después de creerlo muerto, aunque no sabemos la razón. 

En la segunda, es cuando el director decidió ampliar el lore de su universo, iniciando exactamente dónde termina la anterior, mostrándonos a un nuevo personaje, una entidad que se conoce como la Little Pale Girl, quien parece ser la primera víctima de Art y responsable de su resurrección. Al mismo tiempo, se nos presentan los dos héroes que lucharán contra el mal, Sienna y Jonathan Shaw, unos hermanos cuyo padre fallecido parecía saber más de los orígenes del villano de lo que parece, aunque no se nos explica. En esta ocasión, como en la primera, todo aquel personaje que orbite alrededor de los protagonistas terminara siendo mutilado, desmembrado, calcinado y hasta castrado a manos del payaso, mientras se incluyen elementos de una mitología más grande, como demonios y una espada creada por el difunto papá Shaw para que su hija la porte en su lucha contra el mal, con la que termina decapitando a Art, pareciendo haber logrado el triunfo. Pero como esto es terror, la Little Pale Girl toma la cabeza y se marcha, sólo para que podamos contemplar en una escena post créditos a Vicky Heyes, la sobreviviente de la primera parte, internada en una celda, siendo poseída por la entidad, sufriendo un embarazo espontaneo de gestación exprés, dando a luz a la cabeza del payaso, indicándonos que este ha regresado. 

Con esa base argumental de profundidad equiparable a Shakespeare, esta tercera parte vuelve a ser ligada con la anterior. Vemos a la recién parida cabeza y su poseída madre Vicky (de nuevo Samantha Scaffidi) matar a una enfermera y un celador, para poder escapar y encontrarse con el cuerpo decapitado de Art que ha ido a buscarlos. Ambos toman camino a una casa abandonada de la que no sabemos absolutamente nada y ahí, sin que tengamos la mínima explicación, ambos entran en un estado de hibernación. Cinco años después, en vísperas de Navidad, Sienna (Sienna Shaw) es dada de alta de un centro de salud mental donde lleva tiempo viviendo después de los acontecimientos de la cinta anterior, para vivir con la hermana de su madre asesinada, Jess (Margaret Anne Florence), su marido Greg (Bryce Johnson) y la hija de ambos Gabbie (Antonella Rose), quienes la reciben gustos ya que la quieren como otra hija. Su hermano Jonathan (Elliot Fullam) ha ingresado en la universidad y trata de continuar con su vida, haciendo amigos en el proceso. Todo parece paz, alegría y amor, hasta que vemos a Art y Vicky, para conveniencias del guión, revivir cuando unos trabajadores entran a verificar la casa que piensan derrumbar. Ambos son asesinados de la manera más gráfica posible y eso es sólo el inicio del infierno que les depara a los dos protagonistas que tendrán que volver a enfrentarse a sus antiguos enemigos.

Lo sé. Yo también me pregunté ¿qué demonios es esto?, mientras veía las películas, así que entiendo si mi muy profesional resumen carece de sentido o un buen argumento, pero es que así son estas cintas. La cuestión en esta ocasión ni siquiera voy a intentar analizarla, porque no importa. La saga Terrifier nunca ha buscado ganar premios, optar por lo creíble o deleitar culturalmente a su público; no, los que van a ver este tipo de cine buscan sangre, comedia (porque la tiene) y el sinsentido, y todo eso lo cubre sin problemas. Damien Leone, en mancuerna con David Howard Thornton, han logrado crear un ícono de la cultura popular que en pocos años ha llegado al nivel de un Jason o un Freddy, cosa que es muy difícil, sobre todo si hablamos del poco presupuesto. Sí esta es buena o mala, es subjetivo, como en la mayoría de los casos, pero aquí a ninguno de los involucrados les interesa. El público quiere más sangre, se la damos; quiere cada vez más elaboradas y creativas formas de desmembrar un cuerpo, claro lo que ustedes pidan. La audiencia recibe por lo que ha pagado un boleto y ese es el principal atractivo de esta producción que trabaja fuera del sistema de estudios, por eso es tan querida y por el mismo motivo es que su público ha ido creciendo con el tiempo.

Claro, si la vemos como cualquier otro producto vamos a encontrar que las actuaciones son malas, el guión no tiene el menor sentido y que la credibilidad de las muertes es nula; pero repito, eso no importa, porque el hecho de que la sangre sea naranja, que el cuerpo humano resista tanto dolor antes de desconectarse, que una mujer de a luz una cabeza o que la heroína posea una espada mágica para luchar contra el mal en esta cinta funciona y lo hace de maravilla. Yo no soy fan del gore, no es mi subgénero del terror, pero puedo entender al público que lo sigue. Entiendo también que glorificar la violencia no es lo mejor que podemos hacer, pero tal vez por eso el hecho de que todo luzca tan falso, tan de cartón en Terrifier es lo que la vuelve tan digerible. Esto no es A Serbian Film (2010), donde lo realista de las escenas la hace repulsiva. Claro que lo que vemos en esta saga es desagradable, pero en ningún momento es creíble, lo que le resta el impacto de otras producciones. Varias veces te preguntas la razón de estar viendo lo que ves, pero lo haces hasta el final, porque resulta entretenido, porque divierte ver lo ilógico de todo.

Como tercera parte tiene todo lo que se necesita, más muertes, más sangre, incluso tocando lo imposible, que es el asesinato múltiple de niños (que junto a los perritos, parecen inmunes a la muerte en este género). Las reglas se tuercen y el universo se ha ampliado, incluso la protagonista ha crecido y su personaje se ha desarrollado, por lo que aún queda mucho por explorar y explotar, sobre todo con el desenlace que queda totalmente abierto en búsqueda de la cuarta parte. En esta ocasión pueden notarse algunas referencias, como a las primeras cintas de Sam Raimi o al universo de Hellraiser, lo que abre todo un mundo de opciones y posibilidades para esta franquicia que inició como un simple corto o una cinta slasher. ¿Cuál será el camino que la bizarra mente de Damien Leone decida tomar? No lo sabremos hasta dentro de un par de años, pero puedo asegurar que sabremos la respuesta, porque esto se ha vuelto una enorme mina de oro que será explotada hasta que deje de importar. Sea como sea, queda mucho Art el payaso para rato.  

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