In a Violent Nature (2024)

Con las exigencias cada vez más altas por parte de las audiencias para con el género de terror, este ha tenido que modificar sus fórmulas. Con el nacimiento hace unos años del subgénero de terror elevado, el resto de las líneas del horror se vieron obligadas a buscar maneras más originales de contar sus historias. Ya no vale simplemente reunir un grupo de atractivos jóvenes y verlos morir uno a uno en pantalla, ahora la forma de hacerlo debe ser diferente, mientras se cumple con su principal finalidad, la cual es asustar. Aunque no todos cumplen con esto último, gracias al esfuerzo hemos tenido una serie de productos interesantes que se esfuerzan en darnos un poco más a los amantes de los sustos. En este sentido, la cinta slasher canadiense In a Violent Nature, presentada con buenos comentarios en el Festival de Cine de Sundance de este año, opera prima del director Chris Nash, cumple con este nuevo esquema, aunque no podamos decir que sea aterradora del todo. 

La historia de esta película bien puede confundirse con cualquier otra slasher con un asesino violento, ya que cuenta con todos los elementos de manual: grupo de jóvenes despreocupados en una zona alejada de la civilización, que por su ingenuidad terminan siendo perseguidos por un sádico y brutal asesino de nombre Johnny. La historia de fondo nos dice que el sanguinario predador ha vuelto a la vida después de la profanación de un relicario y busca venganza por el suceso que lo llevó a la muerte a manos de los habitantes del pueblo donde se dan los hechos. Algo así como un Jason Voorhees con tintes sobrenaturales. Lo que vendría a diferencia a esta cinta de otras, es única y exclusivamente el formato en que fue grabada, ya que todo lo vemos desde el punto de vista del asesino y no de sus víctimas, como se acostumbra.

Sobre este recurso, hay que hacer una aclaración, la cual tiene que ver con que en realidad no vemos la historia a través de los ojos del asesino, ya que esto significaría que se nos muestra tramando como asesinar a los jóvenes, así como sus motivaciones para hacerlo y esto no sucede. Esta película es mas cercana a un documental de Discovery Channel centrada en un depredador que se encuentra en busca de algún animal incauto que se volverá su comida, donde el camarógrafo no puede intervenir por más que quiera salvar a la inocente cría de una cebra que esta por ser devorada. La cámara sigue al asesino en casi todo momento, pero sólo eso, lo sigue, en algunas ocasiones por demasiado tiempo sin que suceda nada que no sea verlo caminar por el bosque, lo cual es una prueba de paciencia para el público que en la actualidad está acostumbrado a que todo sea tan rápido como una tendencia en X o la duración de un video de TikTok.

Otro aspecto que es importante mencionar y que viene a desnivelar un poco el concepto, es que en un par de ocasiones, tal vez por la necesidad de una mayor fluidez narrativa, la perspectiva cambia a otros personajes, rompiendo con el formato, como el caso en que una de las victimas acude a la comisaría, donde cuenta lo ocurrido y ahí se le explica la razón del regreso del asesino, el cual llega instantes después para continuar con su carnicería, pero que no estuvo presente para escuchar lo que se habló minutos antes. Esto lo menciono debido a que el asesino tiende a escuchar las conversaciones de los jóvenes en segundo plano, es como nos enteramos de lo que estaría sucediendo si esta fuera una cinta promedio. Vemos los conflictos entre los personajes, sus rasgos de personalidad y por ende quien está diseñado única y expresamente con el fin de ser asesinados de formas creativas y dolorosas.

En las producciones promedio sus bajas son las que mantienen al espectador interesado, lo que crea el ritmo son los conflictos y acciones de las víctimas, mientras corren, tratan de escapar y al mismo tiempo nos van narrando sus vidas, cosa que aquí no se maneja igual y puede jugar en contra para muchos espectadores, ya que esta es una producción que no tiene como principal característica la fluidez y rapidez en su narrativa. Acá nada de eso sucede, ya que después de 10 minutos en los que vemos a Johnny caminar en solitario con la clásica calma de un asesino estereotípico, se topa, ya sea por casualidad o por haber asechado a ciertos personajes, con sus víctimas, las cuales encuentran su fin de forma sangrienta, grafica y sin cortes de montaje en algunas ocasiones, por lo que se debe aplaudir el uso de unos efectos prácticos que apoyan el realismo que se ha intentado transmitir aquí. 

Digamos entonces que en esta producción se ha decidió jugar con las reglas establecidas, pero torciéndolas de una manera que funciona en algunas ocasiones, pero en otras no. Un caso es el de la muerte del clásico personaje patán que todos esperamos ver ser asesinado con lujo de violencia, pero que el director decidió ni siquiera mostrarlo en pantalla. Vemos a Johnny acercarse para luego sólo contemplarlos caminar con las manos ensangrentadas, indicándonos que el personaje que merecía la peor muerte (en caso de que alguno la mereciera) sí la tuvo, pero que no fuimos testigos de ella, cosa que puede resultar frustrante par algunos.

Esta no es una película como tal, es un experimento, uno que funciona en partes y falla en otras, sobre todo porque habrá una gran parte del público que se decepcione y aburra si acudieron a la sala debido al entusiasmo con el que se habló de la producción a principios de año. Una cinta donde su principal atractivo nos habla, como el titulo mismo lo indica, sobre la violencia que vive dentro de nosotros, ya que no hay una razón real para los actos del asesino contra el grupo en el que ha fijado su odio. Sí, hubo acoso mientras se encontraba con vida por un problema físico (otra referencia a Jason), pero su venganza parece no estar canalizad en la dirección adecuada, por lo que se reitera que en la naturaleza, tanto humana como en general, la violencia es parte fundamental de nuestros rasgos humanos. Se agradecen los cambios y la búsqueda de la originalidad, como en la escena final, donde si se logra crear una tensión que aumenta a la par de la histeria de la sobreviviente, la final girl a la que se le narra una anécdota que engloba la moraleja de la cinta y te hace esperar lo peor.

In a Violent Nature va a tener detractores, muchos más que los que la apoyen, pero eso no le resta que por lo menos se ha intentado darnos algo diferente. Totalmente recomendable para los amantes de los productos diferentes (y con mayor paciencia que el resto), pero si lo tuyo son los sustos y las tramas más efectivas, lo recomendable es no verla o saldrán más que fastidiados por las largas secuencias contemplativas. Como primer trabajo de Chris Nash podemos aplaudirlo, esperando que pula su estilo y demuestre algo mejor en la secuela que ya se encuentra escribiendo, ya que al final esto no deja de ser Hollywood y si algo hizo ruido, seguiremos escuchándolo hasta que a nadie le interese. 

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