Alien: Romulus (2024)

Cuando una película es tan icónica como Alien (1979), con una secuela tan genial como Aliens (1986), es muy complicado que todos los productos que deriven de ellas logren el mismo nivel de calidad o por lo menos el gusto generalizado del público. Se han dado casos, pero son escasos. Por lo general algunas van a gustar, otras no, unas dividirán, algunas serán rechazadas por la critica y otras por el público, en ciertas ocasiones por ambos. Lo que sí suele suceder en la mayoría de los casos, es que con cada nueva entrega se percibe ese aire de esperanza apoyado por la nostalgia, que nos hace desear que lo que estamos por contemplar haga honor a aquellos primeros productos que ya forman parte de la historia del cine.

Eso precisamente es lo que acaba de suceder la semana pasada con el estreno mundial de Alien: Romulus, dirigida en esta ocasión por Fede Alvarez, la cual corrí a ver como el fanático enloquecido de las 2 primeras, decepcionado por casi todas las demás, que soy. La cinta en cuestión ha despertado un entusiasmo que la franquicia tenía mucho tiempo de no lograr, por lo que las expectativas en mi caso estuvieron altísimas al llegar a la sala. Ya vista, puedo decir que si es un producto muy funcional, pero ¿es realmente tan lograda como se ha dicho o es que la calidad de otras fue tan baja que la mínima mejoría nos ha entusiasmado? Gustos personales de lado, trataré de dar escribir de la manera más objetiva posible.

Primero, a manera de analogía, intentaré explicar lo que para mi es el principal problema con toda la saga, el Síndrome del Padre Ausente. No sé si ese término exista o no, pero lo plantearé de esa forma. Ridley Scott, el padre en cuestión, procreó un hermoso bebé (Alien), sólo para abandonarlo una vez que nació, sin siquiera pasar pensión alimenticia (ser productor), para (como si fuera mexicano) terminar teniendo otro hijo que también abandonaría (Blade Runner). Su primer hijo quedaría en manos del tío buena onda James Cameron, que le daría una infancia digna (Aliens), pero que tuvo que partir para formar su propia familia. Entonces, el hijo abandonado salta de una figura paterna a otra, pasando por sus vergonzosas etapas emo (Alien 3) y hípster (Alien Resurrection), en las que se la pasa en fiestas underground, terminando hundido en los excesos de las drogas y la perdición. Scott, como varios conocidos han hecho en su momento, cuando su hijo ya está en una etapa casi adulta y con la vida en ruinas, decide (tal vez por un chispazo de culpa) que es el momento de reaparecer y exigir sus derechos sobre su retoño, encontrándolo en su peor momento, por lo que piensa que debe ayudarlo a salir adelante. En esta etapa es revelando que siempre tuvo una familia legítima (Prometheus) con una historia más antigua y la existencia de un medio hermano que si fue educado por él (Alien: Covenant). Como el problema siempre ha sido el padre, este hijo tampoco es el más estable o sano mentalmente, lo intenta, pero al final resulta decepcionante en ciertos aspectos, lo que hace que su progenitor lo deje de lado también. Entonces, como el padre no puede luchar con su propio comportamiento egocéntrico y machista, decide engendrar otro hijo con otra mujer (ya llegamos a Alien: Romulus), al que si le pasa manutención, pero permite que sea educado por alguien más porque no tiene tiempo de cuidarlo, pero presionándolo para que no se cometan los errores del pasado, provocando en este último intento una enorme confusión, ya que es imposible llenar las expectativas de no ser como sus hermanos, pero al mismo tiempo queriendo acercarse a ellos.  Esto nos deja con una progenie que parece tratar de tomar el buen camino, pero que siempre termina perdiéndose debido a las decisiones de un hombre que, por más que se la pasé diciendo en la actualidad que debió cuidar a sus hijos, regresa cada determinado tiempo sólo para volver más caótica su existencia.

Con el texto anterior dejo en claro mi pensar sobre Romulus, una cinta que lo intenta y lo logra en muchos sentidos, pero cuyo principal problema es querer cubrir los fandoms divididos que se han dado. Están los que son fieles a las ideas de las primeras cintas y también los que apreciaron todo el contexto desarrollado a partir de Prometheus. En mi caso ambas líneas me parecen correctas y complementarias, aunque se ha perdido el rumbo. La cuestión en esta ultima producción es que el director se esfuerza demasiado en ligar su producto a los anteriores, terminado sepultado en una avalancha de referencias que no se sienten orgánicas o fluidas. La película funciona, claro, por eso el hype que ha provocado, pero queda muy lejos de la calidad de otras. Superior a las dos secuelas en atmosfera y estructura, pero inferior en profundidad a las precuelas, con un guión tan difuso con el que por momentos no se conecta, a pesar de lo trepidante (aunque no original) de su tercer acto.

Fede Álvarez es un director muy correcto que ha sabido moverse en el cine de terror, siendo el encargado de actualizar y presentar a una nueva generación su versión de Evil Dead (2013); ha creado su propia franquicia (que terminó abandonando y dejando en manos de otro padre) Don’t Breathe (2016); aunque con el traspié (fuera del terror) de haber fallado al intentar inyectar nueva vida al personaje de Lisbeth Salander en The Girl in the Spider’s Web (2018). Cualquier otro director hubiera corrido al ofrecérsele un proyecto similar en características a su único fracaso, pero el director logra quitarse la espina brindándonos un producto que ha recibido muy buenos comentarios y un recibimiento económico superior al esperado, a pesar de haber sido una producción que fue planeada originalmente para streaming y con el único fin de mantener vivo el interés antes del estreno de Alien: Earth, la serie que se estrenará en el 2025.

Con la presentación de la nueva heroína Rain (Cailee Spaeny que brinca de un éxito a otro) y su “hermano” androide Andy (David Jonsson, por mucho lo mejor de la cinta), junto a un grupo de conocidos que sabemos servirán de carne de cañón durante el metraje,  el director hace que recordemos lo horrible que es la existencia bajo el yugo de la maquiavélica empresa Weyland-Yutan, causante del infierno que han vivido los protagonistas de todas las entregas, cosa que no cambia en esta debido a la esclavitud disfrazada con la que somete a los habitantes de la terraformada colonia minera Jackson’s Star. Como el grupo esta harto de este estilo de vida, deciden investigar una aparente nave espacial donde esperan encontrar cámaras de hipersueño para poder viajar a Yvaga, algo así como la tierra prometida donde la malvada corporación carece de poder y los humanos pueden vivir de mejor manera. Una vez realizada la investigación, descubren que no se trata de una nave, sino de una misteriosa estación espacial abandonada de nombre Romulus y Remus, misma que, una vez han abordado a ella, resultará una trampa mortal donde tendrán que luchar por sus vidas desde el primer momento.

Aunque la cinta tiene un impresionante diseño de producción y cuenta con efectos visuales prácticos muy bien logrados (del CGI no hablamos porque la creación de un personaje deja mucho que desear), así como un apartado sonoro y musicalización que no pide nada a otras producciones, esto no basta cuando su mayor problema recae en una premisa que no suena nada original, ya que lo hemos visto antes en varias de las precuelas/secuelas, debido a ese afán de volver a las raíces de la saga, pero sin perder todo lo nuevo que se ha ido agregando con el tiempo.  Ubicada en una época entre las dos primeras cintas y abriendo con una escena recuperando los restos del Xenomorfo de la primera entrega, la cinta no se detiene en referenciar todo lo que puede, sea esto necesario o no.

La principal es el Compuesto Z01 que se nos mostró en Prometheus y Covenant, siendo utilizada en esta como la base de la premisa, llamándola incluso el fuego de Prometeo, respondiendo algunas preguntas sobre las intenciones de la compañía, pero dejando muchas otras abiertas sobre el origen de la sustancia, volviendo a la cuestión de siempre sobre qué fue primero, el huevo o la gallina. En el apartado del diseño de producción fueron varias, como las consolas del videojuego Alien: Isolation (parte del canon) que aparecen en algunas escenas; la nave en la que llegan a la estación se llama Corbelan, sacado de las novelas de Joseph Conrad, como el Nostromo de la primera; como toda cinta de Alien, esta debe tener androides, ya que son tan emblemáticos como el monstruo mismo y en esta ocasión aparece uno de nombre Rook que tiene la misma apariencia (pesimamente lograda en CGI ya que el actor ha fallecido) del Ash de la primera película); los rifles M41A que usan los protagonistas para defenderse y causantes de una escena que parece sacada de un videojuego, son los mismos que utilizaba el grupo de rescate de la segunda película Aliens, lo que tiene sentido ya que se dan en una época cercana en el tiempo. En la parte narrativa,

el tercer acto tan comentado puede resultar una mezcla de lo visto en Alien Resurrection en forma, con lo presenciado en Prometheus en fondo, por lo que ante mis ojos no fue tan impactante o alucinante como ha sido para otros; de la misma manera, la frase dicha por Rain al final de la película es calcada a otra pronunciada por Ripley en otra cinta; no entraré en mas detalles para los que no la han visto todavía.

En un año donde el fan service ha dado grandes éxitos como Deadpool & Wolverine no es de extrañar que otras franquicias busquen hacer lo suyo. En este caso se agradece el cuidado que Fede Álvarez puso en su realización, ya que es un espectáculo visual; pero un poco más de cohesión y originalidad hubieran venido bien. Superior a la tercera y cuarta parte sin problemas, posiblemente también superando a Covenant, estamos ante el posible resurgimiento de una saga que pudo ser más de no haber sido descuidada. No el producto definitivo que la reivindique, aunque un gran avance por el camino correcto. Alien: Romulus ha logrado revivir el interés y logrado hilar algunos cabos sueltos que hacían mucho ruido, por lo que, en caso de que la serie funcione y se produzcan más películas, esta es un puente que tiene todo lo que se necesita para que la base de fanáticos siga apoyando sus productos. En mi caso no está dentro de mis favoritas, pero no salí decepcionado de verla.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *