10 de mayo: la resaca

Siempre ha habido mamás que hemos renegado un poco del cliché que significa el 10 de mayo. Que hemos preferido pasar una mañana en casa, salir poco o no salir ese día. Una amiga, doctora en ciencias y madre de dos tiernas hijas me dijo “es que yo siento que no hay nada que celebrar”.

Y le creo porque esta sociedad no ha sido lo suficientemente justa con las madres y con las mujeres en general. Mientras se siga creyendo que regalar electrodomésticos y pasteles es lo mejor para las mamás, todo seguirá igual.

¿Por qué no pensar en que a este país le ha hecho falta crear las condiciones para una maternidad más segura? Me refiero a la cantidad de deudores de pensión alimenticia que aún existen. A la falta de leyes que beneficien a las mamás cuando no pueden trabajar porque es su decisión cuidar a sus hijos recién nacidos, por más de tres meses.

No sólo se trata de crear guarderías. Se trata de que los trabajos sean empáticos con las madres: a la hora de atender a hijos enfermos, al momento de recogerlos de la escuela. Pero también con los padres, las familias necesitan con urgencia más tiempo de unión y de descanso. La salud mental nos está dando unas fuertes lecciones de vida en los últimos años. 

Y qué decir de las madres buscadoras: este año las madres de Grupo Vida en La Laguna participan en la marcha nacional que convoca el Movimiento Por Nuestros Desaparecidos en la Ciudad de México. No sobra decir que Coahuila es uno de los diez estados con más desapariciones. Y ahí están las madres buscadoras, con un espíritu incansable.

¿Qué hacer cuando te enteras que la maternidad adolescente ha derivado en una omisión de cuidados hacia la infancia cada vez más presente? 

La de ser madre sí es una tarea dura que no se parece a la de cualquier trabajo. Dura pero frágil, porque es imposible no reconocer el sentimiento de amor que genera, por encima de todo. Es tierna, es incondicional. Por eso es que merece algo más que chocolates, pasteles, perfumes y largos festivales escolares.

Merece empatía, condiciones laborales justas. Un entorno doméstico que no le absorba la vida, la libertad de trabajar, de hacer ejercicio, de disfrutar, de leer, de estudiar, de seguir siendo una mujer con un lugar en el mundo.

Feliz día, sin embargo, a todas las mamás lectoras.

Foto: freepik

Twitter: @Lavargasadri

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