Love Lies Bleeding (2024)
A Kristen Stewart le ha costado mucho el quitarse la etiqueta de celebridad juvenil comercial. En su afán por lograrlo, desde The Twilight Saga: Breaking Dawn – Part 2 y Snow White and the Huntsman, ambas del 2012, no volvió a estelarizar ninguna superproducción hasta las desastrosas Charlie’s Angels (2019) y Underwater (2020), cuyos resultados le confirmaron que entre más alejada de los grandes estudios, mejor.
En lugar de perseguir la fama y los reflectores, prefirió centrarse en pequeños proyectos independientes que han ido engrosando su catálogo de buenas actuaciones, volviéndola la actriz que siempre quiso ser. Gracias a estos, la vimos en Clouds of Sils Maria (2014) cinta que la hizo merecedora del premio César como Actriz de Reparto, volviéndola la primera interprete estadounidense en conseguirlo; el mismo año, compartió pantalla con Julianne Moore en el drama Still Alice; en el 2016 se pondría a las órdenes de la directora Kelly Reichardt en Certain Women, compartiendo pantalla con Michelle Williams, Laura Dern y la ahora célebre Lily Gladstone; mismo año en que cosechó su primera ronda de premios y nominaciones por Personal Shopper; pasando por una serie de cintas de realizadores noveles, hasta que Pablo Larraín la seleccionó como protagonista de Spencer (2021), película que le daría su única nominación al Oscar hasta el momento.
Los que pensaron que utilizaría esta avalancha de publicidad para recuperar un poco del brillo de superestrella se equivocaron, ya que su siguiente trabajo fue la cinta Crimes of the Future (2022) de David Cronenberg, donde ni siquiera fue el primer crédito femenino; por este motivo no es de extrañar que esta racha de películas interesantes, alejadas de los grandes presupuestos, continúe ahora con Love Lies Bleeding de la directora Rose Glass, de quien se considera fanática desde que vio su aplaudida y premiada ópera prima dramática de terror Saint Maud (2019).
Alejándose de los lúgubres terrenos del horror religioso de su predecesora, en esta ocasión la también guionista escribió (de la mano de Weronika Tofilska quien se encuentra de moda gracias a que ella dirige más de la mitad de la miniserie de Netflix, Baby Reindeer) una historia que se sitúa en 1989, en la que conocemos a Lou (Kristen Stewart), la encargada de un gimnasio en un árido pueblo del sur de Estados Unidos, trabajo que le da apenas para sobrevivir, pero que ella acepta sin problemas, ya que ha cortado toda comunicación con su padre, también llamado Lou (Ed Harris), dueño del campo de tiro de la ciudad, quien en realidad es el sanguinario mandamás de todos los negocios turbios de la zona y tiene a la policía en su nómina. Sin saber de entrada los motivos de su distanciamiento, vemos que el único contacto que ella tiene con su familia es su inestable hermana Beth (Jena Malone), una codependiente ama de casa inmersa en un matrimonio tóxico con el abusivo y violento JJ (Dave Franco), quien trabaja para el padre de ambas. Lou ve pasar su vida en una monotonía y apatía grisácea, hasta que aparece en su vida Jackie (Katy O’Brian), una musculosa autoestopista que llega la ciudad buscando trabajo, en su camino a Las Vegas donde busca competir y ganar en un certamen de culturismo. Entre ambas se da una atracción inmediata que no tarda mucho en convertirse en romance, mismo que se verá puesto a prueba por una serie de sangrientos y violentos sucesos, una vez que el pasado y conflictos de ambas las arrastran a vivir situaciones en las que deben luchar contra todo si quieren permanecer juntas y salir con vida.
Love Lies Bleeding en definitiva no es para todos los gustos, pero es una apuesta de A24 que desborda calidad por todos lados, a pesar de que la directora pide prestado a raudales sin ocultarlo y por momentos pareciera que ya hemos visto la cita, aunque esto no demerite su valor. Con ciertas reminiscencias a los primeros trabajos de los hermanos Coen o incluso al de Tarantino, Glass nos hace viajar al pasado con su salvaje thriller noir, no sólo por la época en que se centra la película, sino también por la manera en que ha decidido filmada, referenciando (ya sea pensado o no) a cierto estilo de cine que ya no se produce, uno que tiene pinceladas de serie B, pero que usa estos elementos para lograr una estética kitsch personal que fue tan recurrente a finales de los 80 y principios de los 90. Una historia cruda que retrata la vida de seres marginados que han aprendido a sobrevivir bajo sus propias reglas, en las condiciones y ambientes donde les toco crecer; pero dejando de lado la visión hipermasculina que imperaba en esos momentos. Es por esto por lo que esta historia pareciera haber sido creada teniendo como fuente de inspiración películas tan dispares como Thelma & Louise (1991), Natural Born Killers (1994), Bound (1996) y hasta Fargo (1996); sin que esta comparación sea expuesta de forma negativa.
A pesar de esto, las guionistas son los suficientemente hábiles para mezclar géneros con tino y dotar de identidad propia a su historia y personajes, conformando un cúmulo de seres tan rotos y necesitados, que se han atrapado a si mismos en este micro infierno en el que se ha transformado el lugar en el que viven. Apoyadas en un acertado reparto que llega al punto exacto con sus interpretaciones, los vemos deambular mostrando todas las patologías que padecen, como la codependencia entre ambas protagonistas, que han confundido la pasión y el deseo con amor, mentira apoyada en esa necesidad de pertenecer y ser queridas tan notoria. Stewart con una mezcla entre su habitual sutilidad, ahora con explosiones de ferocidad y salvajismo que no se le conocían; así como O’Brian, mucho más brutal y visceral, mostrando la promesa interpretativa que es. Ambas volviéndose la dupla perfecta y equilibrada que necesitaba esta historia, una buscando ser la heroína, mientras la otra se permite ser rescatada, a pesar de los múltiples errores que cometen ambas desde que inicia la cinta. Harris, Malone y Franco (este último a pesar de sus pocas escenas), no se quedan atrás al complementar este mundo bizarro y salvaje en el que han aprendido a vivir.
Para apoyar a la estructura narrativa, la selección del editor Mark Towns resulta una adición por demás eficaz, ya que al estar curtido en el terror (fue el encargado del montaje de Saint Maud) está consciente de la importancia del ritmo en una historia como esta. Una cinta que empieza de manera pausada, que tarda un poco en presentarnos a la segunda protagonista e iniciar el conflicto como tal, pero que una vez encaminado va elevándose hasta el punto en que resulta imposible dejar de contemplar en la pantalla el desastre en que se han tornado las vidas de ambas. En este sentido la película cumple de sobra, aunque algunas decisiones de la directora resulten demasiado conceptuales en su tercer acto, cuando utiliza algunos recursos desbordados en surrealismo que chocan con el realismo que veníamos contemplando y nos hacen preguntarnos ¿Qué demonios es esto?, como la escena en que el clímax se resuelve, sin siquiera darnos una ligera explicación de lo que acabamos de ver. Con este tipo de realizadores estas cuestiones no deben de extrañarnos, pero no por eso el golpe de extrañeza deja de ser confuso para el espectador.
Love Lies Bleeding al final es otro muy buen trabajo de una directora que aboga por historias femeninas donde las protagonistas deben luchar con un entorno que las ha obligado a actuar de la manera que lo hacen, uno mucho más fluido que el anterior, donde nos encontramos ante una de las mejores interpretaciones de Kristen Stewart; aunque todavía sigue replicando conceptos que ya hemos visto, posiblemente porque en su visión permea la cultura popular cinematográfica, como tiende a suceder con todos los que consumimos mucho cine anualmente. Tarantino mismo es un experto en homenajear sus cintas favoritas en sus proyectos, por lo que esto no es un punto en contra en una película tan bien hecha, ya que es más que probable que pronto veamos a Rose Glass presentarnos el que sea su gran producto personal en que encuentre su propio estilo. Por lo pronto, esta es una de las mejores películas que se han estrenado en la primera mitad del año, que vale cada uno de sus comentarios positivos y que este fin de semana que se estrene en nuestro país no debería ser pasado por alto, por lo menos entre aquellos que tengan la capacidad de ver este tipo de historias sin juzgar y sabiendo que cada cosa aparece en la pantalla por una razón.