Anatomie d’une chute (Anatomía de una caída, 2023)
“A veces una pareja es una especie de caos y todo el mundo está perdido. A veces luchamos juntos y a veces luchamos solos, y a veces luchamos unos contra otros, eso ocurre”.
Estas frases, rebosantes de verdad para casi todos los que hemos tenido alguna relación relativamente estable y duradera, son pronunciadas con fuerza tajante por la extraordinaria actriz alemana Sandra Hüller en un momento puntual de la producción francesa Anatomie d’une chute. Dichas líneas bien podrían definir la mayoría de las relaciones afectivas que el ser humano desarrolla a lo largo de su vida, así como la trama completa de este drama judicial de suspenso que nos ha regalado este año la directora Justine Triet.
Partiendo de una premisa intrincada, la también guionista, de la mano de Arthur Harari, utilizan como fondo un misterioso suceso para escudriñar dentro de los confines de la naturaleza del ser humano y la manera en que este se relaciona. Porque puede que esta película base su atractivo en tratar de descubrir una verdad que sólo los protagonistas saben, pero una vez que la cinta comienza a avanzar, resulta evidente que descubrirla pasa a un segundo plano ante los conflictos internos que aquejan a los personajes antes, durante y al finalizar el metraje.
Con lo anterior no quiero decir que el misterio no resulte atractivo, lo es de sobra, puesto que los escritores logran con solvencia crear el suspenso suficiente para interesarnos en los personajes y lo que van a vivir, ya que desde el inicio, cuando se nos presentan y comenzamos a definirlos, podemos notar que algo no marcha bien en un matrimonio en apariencia armónico. Abriendo la historia con una hermosa toma a un apartado chalet cercano a Grenoble, la cámara no tarda en adentrarse en el recinto para que seamos testigos de cómo la novelista Sandra Voyter (Sandra Hüller) es entrevistada por una estudiante que la observa embelesada, debido a la fama que tiene.
Tan sólo unos minutos después su marido Samuel Maleski (Samuel Theis), también escritor, pero con bloqueo creativo, recluido en el ático enciende su reproductor de música a un volumen tan alto que la entrevista tiene que ser reprogramada. Una vez que ambos han quedado solos somos testigos de algunas de las grietas que están mermando su relación, como lo son los celos profesionales, el hartazgo de vivir en una zona tan alejada y conflictos mismos de una pareja que lleva varios años conviviendo.
Debido a esto, el hijo ciego de ambos, Daniel (Milo Machado-Graner), decide salir a dar una caminata acompañado de su perro guía, sólo para descubrir al volver el cuerpo sin vida de su padre quien parece haber caído desde el balcón de su ático. Después de las averiguaciones iniciales el tiempo pasa y como si en Francia contaran con un sistema judicial como el de México, debido a la presión por cerrar el caso y apoyados en ciertas pruebas circunstanciales con mínima solides, las autoridades deciden que Sandra es la culpable del suceso y es necesario llevarla a juicio, momento en que la película inicia en realidad y muchos secretos comienzan a salir a la luz.
Desde el pasado mayo que fue premiada con la Palme d’Or en el 76.º Festival de Cine de Cannes, la avalancha de elogios y reconocimientos no ha cesado tanto para la cinta y su guión, como para su actriz protagonista, con galardones tales como los Golden Globe en las categorías de Mejor Guión y Mejor Película en Lengua Extranjera, así como las 7 nominaciones que acaba de recibir al premio BAFTA. Si bien sabemos que la temporada de premios se mueve por intereses más allá de la calidad, en este caso cada uno de sus reconocimientos han sido merecidos, a pesar de lo que sus detractores puedan opinar, porque como sucede con todo producto que logra cierta notoriedad, los tiene y sus puntos pueden ser válidos.
Está no es la clásica cinta de misterio, por lo que algunos pueden sentirse decepcionados al no encontrar la adrenalina que provoca el suspenso de manual, ya que este no es un thriller genérico a lo ¿Quién mató a Juanita? donde sólo interesa descubrir la verdad y ya, no, esta es una producción totalmente europea con todo lo que eso conlleva, por lo que el ritmo es pausado y la atmosfera es intima, personal. Aquí lo relevante es profundizar en los personajes y Justine Triet nos regala poderosas secuencias donde vemos a la protagonista ser observada bajo el microscopio de la crítica que la analiza, porque puede que lo que se esté juzgando sea un posible asesinato, pero el mismo pasa a segundo plano cuando se comienza a escudriñar en la vida personal de Sandra, sus secretos, comportamientos y la relación misma que llevaba con su marido. “Si yo hubiera estado viendo a un terapeuta, él podría estar aquí y decir cosas muy feas sobre Samuel.
Pero ¿serán ciertas esas cosas?”, reclama la protagonista cuando ha sido llevada al límite por los cuestionamientos que se le hacen cuando toda su intimidad ha sido expuesta ante todos los que se encuentran en el juzgado, indicando que ha dejado de importarle lo que piensen de ella con respecto a la muerte de su marido, pero que no está dispuesta a que la señalen por las decisiones personales que ha tomado, y ese precisamente es el verdadero poder que se encuentra en las páginas de uno de los mejores guiones que fueron llevados a la pantalla este año.
Algunos han criticado la ambigüedad con la que maneja la historia la directora, sin reparar en que ese precisamente fue el tono que se buscaba desde el principio, donde cada nueva pista o prueba condena a la protagonista, pero al mismo tiempo viene a echar por tierra otra que se daba por segura, por lo que todas ellas, así como los testimonios mismos nunca logran que entendamos del todo que fue lo que sucedió, porque ni los personajes mismos parecen saberlo. Si Sandra miente o no es algo que sólo ella sabe; al igual que su hijo, cuyas actitudes nos hacen dudar sobre si lo que dices es verdad o no, si cree en su madre o si por el contrario la condena. Incluso con el final mismo de la cinta (mismo que no mencionaré), al contemplar las reacciones del personaje central, es difícil entender su manera de recibir el resultado, aunque para ese momento ya hayamos entendido que el descenso ha dejado de importar y que el sentir de Sandra ya no tiene que ver con la ausencia de su marido, puesto que la caída de la que habla el título no es la de su marido por el balcón, sino la de su relación, la imagen que se tiene de esta, así como de la de la percepción que se tiene sobre ella misma.
Anatomie d’une chute es otra gran película que basa toda su fuerza en tres principales factores: el excelente guión del que ya he hablado, un montaje eficaz y solvente realizado por Laurent Sénéchal y, sobre todo, debido a la magistral actuación de su protagonista Sandra Hüller, para quien la directora escribió el personaje y se nota, ya que su trabajo sólo puede ser catalogado como excepciona, llegando incluso a superar a la cinta que protagoniza por momentos. Su Sandra transita por una serie de emociones tan amplia, desde su parquedad inicial, hasta el evidente malestar y frustración durante su juicio, cerrando con ligeras explosiones de emotividad, aunque todo con un enorme grado de contención, que su interpretación puede ser catalogada sin problemas como una de las mejores del 2023, un año en el que su carrera ha repuntado ya que también aparece en otra maravilla de la que no se deja de hablar, The Zone of Interest de Jonathan Glazer, ambas cintas por las que ha sido nominada al BAFTA en las dos categorías interpretativas femeninas. Una actuación de la que se hablará y aplaudirá por años por el gran trabajo realizado.
Como ya he dicho esta es una gran película, enorme película, aunque en definitiva no es para todo público, por lo que los que busquen o sean partidarios del cine rápido y de fácil digestión no será la selección indicada para ellos; pero para los que son amantes del cine de personajes, con historias de mayor profundidad, no deberían perder la oportunidad de verla a partir de este 25 de enero que llega, en un caso extraño, a las salas mexicanas. Es probable que se pierda entre otros estrenos de la temporada y que su numero de salas sea escaso, pero si se llega a tener la oportunidad de verla, esta es la decisión correcta y no saldrán defraudados, confundidos y con ansias de respuestas tal vez, pero no defraudados.
Twitter: @mikethexennial