Hypnotic (2023)
Los directores Quentin Tarantino y Robert Rodriguez irrumpieron en la escena cinematográfica a mediados de los 90, demostrando que ambos contaban con un estilo muy particular y tenían mucho que ofrecer. 30 años después y a pesar de contar con algunos éxitos medios de taquilla y critica como From Dusk Till Dawn (1996), la saga Spy Kids y Sin City (2005), es evidente que la carrera del segundo nunca logró siquiera acercarse a la que su amigo ha tenido.
En un caso parecido se encuentran los actores Matt Damon y Ben Affleck, quienes también se volvieron famosos en la misma década, ganaron el Oscar por Guión Original en conjunto, para luego, cada uno por su lado, realizar una serie de cintas en diversos géneros. Aunque parecía que ambos habían logrado un éxito estable, pues Damon acumula un total de 5 nominaciones al Oscar y varios hits de taquilla (incluida la magnífica Oppenheimer de este año), su amigo de la infancia había encontrado su rumbo como director (sin abandonar del todo la actuación) después de que sus 3 primeros trabajos fueran recibidos con entusiasmo y numerosos reconocimientos. Para mala suerte de Affleck, pareciera que una maldición ha caído sobre él, puesto que desde Gone Girl (2014) no ha logrado que alguna de sus películas como actor despunte en la taquilla y sus trabajos como director no han conectado con el público. Sumado a lo anterior, los escándalos debido a su divorcio, sus entradas a rehabilitación por alcoholismo, el rechazo generalizado y consecuente despido como Batman, y su matrimonio con JLo, no han logrado que su imagen vuelva a ser la misma, ya que se ha desgastado y ha perdido el brillo de superestrella que alguna vez tuvo.
Esta introducción se debe al estreno la próxima semana en pantallas mexicanas (en Estados Unidos se estrenó en mayo) de la cinta Hypnotic, thriller de acción y ciencia ficción dirigido por Rodriguez y estelarizado por Affleck, en un intento de ambos por volver a las grandes ligas con un género que tiende a ser del agrado popular.
El director, de la mano de Max Borenstein, escribió el guion que tiene como personaje principal a Danny Rourke (Affleck), un detective que lucha contra el dolor de haber perdido a su única hija Minnie, la cual fue secuestrada tres años atrás y cuyo cuerpo jamás encontraron. El secuestrador no recuerda haber cometido dicho acto y el lugar donde se encuentra el cadáver de la niña, situación que aumenta la frustración de Rourke y que terminó por destruir su matrimonio. En medio de su pena, junto a su compañero Randy (JD Pardo) comenzaran la investigación de una serie de robos a bancos donde los relacionados, igual que el raptor de su hija, tampoco recuerdan lo sucedido. Con una misteriosa pista descubierta en el último de los intentos de robo, en la forma de una fotografía de su hija donde aparece escrito el nombre de Lev Dellrayne (William Fichtner) aparente mente maestra detrás de los atracos, y la aparición de Diana Cruz (Alice Braga), una supuesta médium con múltiples reportes por fraude que parece saber lo que está ocurriendo en realidad, Danny se ve envuelto en un mundo de intrigas supernaturales del que no estaba consciente, el cual le hará dudar sobre su propia realidad, identidad y vida en general.
Esta es una de esas historias donde no se debe hablar mucho sobre la trama, ya que esto destruiría cualquier posibilidad de que el espectador se sorprenda, aunque es muy probable que esto no suceda incluso llegando en blanco a la función. Lo anterior lo digo debido a que este intento por lograr un éxito con historia original falla en la mayoría de las partes que lo conforman, puesto que parece que el director tomo prestadas ideas de otras producciones, las mezcló y el resultado es una constante sucesión de escenas y diálogos que nos recuerdan a otras películas ya vistas y, la verdad sea dicha, tienen mucho mayor calidad que esta.
Con evidentes ideas prestas o que posiblemente permearon en la mente de los escritore al momento de crear su historia, es difícil no pensar en otras cintas como Total Recal (1990), Inception (2010), Looper (2012) e incluso productos menores como Source Code (2011). Todas ellas con un manejo de su historia mucho más fluido y orgánico que esta, ya que, aunque contando con un primer acto interesante, pareciera que Hypnotic lucha por encontrar un estilo propio y definir que es lo que nos quiere decir.
En el entendido que no toda película tiene que contar con una gran cantidad de capas de profundidad en su estructura, ya que muchas están diseñadas con el mero fin de entretener, en este caso la producción falla en ambos sentidos. Con un ritmo atropellado por momentos, pero lento en otros, el montaje realizado también por el director logra volver lenta y confusa una historia que no cuenta con la cantidad de acción suficiente para entretener, ni con una historia sólida para atrapar, volviéndose repetitiva y aburrida en su avanzar, volviéndose presa de sí misma, al rebuscar demasiado algo que pudo funcionar mejor al simplificarse. Historias de engaños y misterios dentro de otros hay varias, apoyándose todas en provocar confusión en el espectador para lograr los golpes de efecto; la cuestión es que en este caso los mismos nunca llegan, porque cuando han logrado enredar tanto la trama, es casi imposible que alguien haya mantenido el interés por ver que desenlace tendrá esta historia plagada de clichés.
Sin contar con un gran despliegue visual o alguna actuación sobresaliente (ya que la eterna cara de tristeza que Affleck parece tener todo el tiempo deja de funcionar cuando el segundo acto inicia), Hypnotic termina siendo una cinta genérica que pudo haberse estrenado en Netflix sin ningún problema y las cosas hubieran resultado más positivas, ya que al tratar de vendarla en cines, terminó siendo uno de los más grandes fracasos económicos del año, lo que es mucho decir en este 2023 plagado de ellos.
Carente de toda originalidad e innecesaria, esta es una de esas películas que, sin ser una aberración total, se producen en serie y terminan siendo vistas por inercia cuando son transmitidas algún fin de semana por cable. Sabemos que Ben Affleck está desesperado por volver a brillar, pero no serán este tipo de propuestas las que lo regresen a las grandes ligas y rompan su mala racha. Por el lado del director, es notorio que debe ceder responsabilidades a otras manos, ya que acaparar todas las funciones detrás de cámaras no le ha funcionado. Una oportunidad perdida para ambos, así como una hora y media de mi vida que pude haber gastado en algo más memorable, pero que terminara olvidándose rápidamente, como si formara parte de la historia que se nos presenta en pantalla.