The Last Voyage of the Demeter (2023)
Algo malo que le pueden pasar a una cinta es ser comparada con otra por ser similares; esto se magnifica cuando la película con la que se está midiendo es una clásico de su género y la comparada no llega a ese nivel de calidad y repercusión; la situación se torna mucho peor cuando los mismos relacionados en la producción son los responsables de que hayas llegado a la sala con esto en mente. Lo anterior es el caso de la cinta The Last Voyage of the Demeter, sexto trabajo del director André Øvredal en solitario.
¿Cuál es la razón de esta introducción? Pues que el mismo director fue quien dijo en entrevistas que su película era una suerte de Alien (1979) en altamar, provocando esta comparación inmediata. ¿Fue correcta su aseveración? Sí ¿Resulta favorable para el reciente estreno? No. Explico y comparo.
Basada en el séptimo capítulo de la novela epistolar Drácula, Recorte del Dailygraph, 8 de agosto (Pegado en el diario de Mina Murray), la historia nos narra el terror vivido por la tripulación de El Demeter (El Nostromo en Alien), un barco comercial (nave espacial del mismo tipo en la otra cinta) contratado para transportar una carga privada desde Varnia en Bulgaria (escala espacial hecha en la luna LV-426), con destino a Londres (la Tierra en el otro caso), con una tripulación inicial de 10 personas y varios animales (en Alien eran 6 humanos, un androide y un gato), transportando 24 cajas de las que no saben su contenido (20 toneladas de mena en su contraparte espacial). Los miembros del equipo, todos sobre el transporte por diferentes motivos, se verán enfrentados a una creatura que viaja escondida dentro de una de las cajas (el cuerpo de un tripulante en la cinta del 79), resultando ser este, tal cual se indica en el trailer y el nombre en español de la cinta, el mismo Conde Drácula (el Xenomorfo de esta ocasión), mismo que los hará luchar por sus vidas desde la primera noche de su trayecto. Atrapados en un espacio limitado, alejados de todo punto cercano y sin opciones que les permita (esto es debatible) abandonar el medio en el que viajan, los tripulantes tendrán que pelear por sobrevivir, mientras son cazados uno a uno por el sanguinario tripulante que los acompaña.
Sí, la historia es técnicamente la misma, por lo que hasta aquí llegan las comparaciones, ya que una cinta que ha sobrevivido el paso del tiempo durante casi 45 años, manteniendo su lugar como uno de los pilares del terror, por los avances que supuso en su momento, su manejo de la atmosfera, tono y espacio es difícil que sea equiparada por otra. Por esto es por lo que desde este momento hablo de ella como una película original, sin referenciar ninguna otra.
Demeter es una de esas producciones que podemos llamar domingueras, a pesar de lo que el director nos haya querido hacer creer. André Øvredal es un cineasta que ha desarrollado la mayoría de su carrera en el terror (incluso siendo apoyado por esto por Guillermo del Toro), pero uno que nunca ha realizado un producto que vaya más allá del cine comercial sin mucho trasfondo en su desarrollo y esta ocasión no es la excepción. Una cinta entretenida, aunque a medias, que nunca logra lo que promete, puesto que comete algunos errores bastante notorios que lastran lo que intentó.
En un año en que se ha traído de vuelta a la pantalla grande a Drácula, en versiones muy diferentes a las acostumbradas, como el caso de la comedia negra Renfield, misma que fracasó estrepitosamente en la taquilla, el que la cinta de la que escribo haya tenido el mismo resultado, aunque con peores comentarios, nos hace pensar en un posible hartazgo del público por el personaje, pero también en el hecho de que ambas producciones se quedaron a medias (sobre todo esta) en lograr darle vida a los nuevos planteamientos que han intentado.
En este caso pudiera pensarse que el material base no daba para mucho, pero una vez leído el capítulo en que se basa (lo hice antes de escribir esto), se hace notorio que la escritura del guión pudo ser mucho mejor a la que vimos en el trabajo final. Los escritores Bragi F. Schut y Zak Olkewicz, con trayectorias igual de dudosas que las del director, plagaron su historia de seres unidimensionales y olvidables, con diálogos torpes y situaciones que nos hacen pensar en que los personajes no gozan de un gran coeficiente intelectual, ya que sus acciones son todo menos acertadas si lo que buscaban era la supervivencia, haciendo que le público quiera meterse a la pantalla para abofetearlos. Sé que el actuar promedio en este tipo de cine, igual de promedio, es así, algunos personajes están escritos y diseñados para morir y caminar estúpidamente hasta su perdición; pero cuando el final se acerca, te preguntas la razón de que los sobrevivientes no abandonen el barco en alguno de los botes con los que cuentan, protegidos por la luz del día, incendiando la nave para terminar con todo de una vez, en lugar de esperar a la noche, cuando están en desventaja, después de descubrir contra quien pelean y las limitaciones de este.
Ese se vuelve otro punto que juega en contra de esta realización, lo explicito y gráfico que es todo, ya que el manejo de la tensión y el ritmo no llegan nunca al nivel esperado debido a esto. Es evidente que se buscaba crear una atmosfera de aislamiento y claustrofobia, pero el que los tripulantes sí tengan un medio de escape que nunca utilizan y que la mitad de las escenas ocurran en la cubierta, resta mucho a la estructura de una narración que, aparte de estos puntos, tiene su mayor defecto en exponer muy pronto en la pantalla el motivo del miedo de los personajes. Las mejores películas de este estilo basan su poder en mostrar poco a poco al causante del terror, cosa que queda truncada aquí al saber de entrada de quien se trata, pero sobre todo al enseñarnos de manera completa esta versión de Drácula desde sus primeras apariciones, perdiendo cualquier posibilidad de misterio y sorpresa.
Esta pobreza argumental y mala mano para disimularla de su director terminan por entorpecer el trabajo de un reparto que sólo cumple, pero nunca luce, sin importar lo variado de los talentos de cada uno, situación que se extiende a la realización técnica, que se entiende limitada, pero que tampoco despunta en ninguno de los sentidos, incluyendo el diseño o maquillaje del vampiro, a pesar de ser esto de lo mejor con lo que cuenta. Todo a la mitad, sintiéndose deslucido y un poco plástico en ciertas ocasiones.
The Last Voyage of the Demeter termina siendo un producto comercial, que no ha funcionado en este sentido, que tuvo que luchar contra unas expectativas que nunca debió cargar, ya que como opción sin pretensiones cumple como lo hace la mayoría de este cine genérico producido en masa. Sin brillar en ningún apartado, pero sin ser una aberración total, será condenada al cementerio de las cintas olvidables por tratar de ser algo que no es. El segundo fracaso del año con el mítico personaje como centro de su historia, por lo que sólo resta esperar a la versión del Nosferatu de Robert Eggers para ver si la maldición sobre este se rompe o no. Por lo pronto está película se ha hundido y naufragado en un verano de por sí ya desastroso.