She said (2022)

Como en mi reseña pasada, otra vez toca hablar de una cinta que se ha estrenado con toda la intención de buscar el Oscar. Probablemente y como el año anterior, a partir de este momento todas las películas de las que hable tendrán en la mira hacerse con al menos una de las nominaciones del ansiado, aunque devaluado premio. Así como hace una semana hablé de las producciones autobiográficas con niños protagonistas, ahora toca el momento de hablar de un género, el periodístico basado en casos reales, que ha dado buenos proyectos a lo largo de la historia y demostrado que es funcional al momento de buscar un lugar entre las nominadas.

El primer caso memorable sobre este tipo de cine podría ser All the President’s Men (1976), que hablaba del escándalo  Watergate, con Robert Redford y Dustin Hoffman como protagonistas y que acaparó 8 nominaciones, de las que ganó 4; más de dos décadas después , The Insider (1999), sobre una investigación que acusaba a las tabacaleras y su uso de químicos para hacer más adictos a los fumadores, estelarizada por Al Pacino y Russell Crowe, lograría 7 nominaciones, aunque ninguna victoria; podemos mencionar a Spotlight (2015) a continuación, sobre el tema de los sacerdotes pedófilos, con un reparto coral conformado por Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams y Liev Schreiber, entre otros, logrando 6 nominaciones y siendo la única que se ha alzado con el máximo triunfo en un año por demás reñido; The Post (2017) es la siguiente en la lista, sobre el caso de unos periodistas tratando de hacer públicos secretos del Pentágono, con  Meryl Streep y Tom Hanks comandando el reparto, siendo la que menos nominaciones logró, con tan sólo 2 y ninguno triunfo; por último, Bombshell, sobre un caso de acoso sexual dentro del canal Fox, que si bien no hablaba de la investigación periodística del tema, tenía a reporteros, conductores de noticieros y productores de estos como protagonistas, con Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, acumulando 3 nominaciones, aunque no la principal, y logrando llevarse a casa el correspondiente a maquillaje. 

Este año se une otra película más a este subgénero, llamada She Said, de la directora Maria Schrader,  que nos narra la investigación previa a la caída de Harvey Weinstein por acoso y abuso sexual, que destruyó su carrera, su compañía y terminó por crear el movimiento #metoo; así como adentrarse en la investigación que las reporteras del New York Times, Megan Twohey (Carey Mulligan) y Jodi Kantor (Zoe Kazan) realizaron a pesar de las amenazas y presión que recibían debido al poder con el que contaba el productor en ese momento. 

Sobre este aspecto no hay mucho que decir de la trama, no porque no sea interesante o no esté bien llevada, todo lo contrario, sino porque a menos que se haya vivido como ermitaño en una cueva o en una piña bajo el mar, del 2017 a la fecha el caso fue cubierto por todo medio posible, desde la publicación del artículo que terminó ganando un premio Pulitzer, hasta la condena que lo sentenció a más de 20 años de prisión por diversos cargos de índole sexual. Las repercusiones se dieron en toda dirección, provocando que centenares de mujeres (y algunos hombres) narraran sus experiencias de acoso dentro de la industria, desde asistentes y personal administrativo, hasta celebridades conocidas mundialmente. Las carreras de otros como el director Bryan Singer o el actor Kevin Spacey, por citar a algunos, se verían terminadas cuando estos resultaron llevar conductas parecidas a las del polémico productor. 

La directora y su guionista, Rebecca Lenkiewicz, al tanto de que no podían narrar nada que no fuera ya del dominio público, pero conscientes de la importancia de hablar sobre un tema que fue parteaguas social en este aspecto, logran volver atractivo su proyecto, al profundizar en la vida personal de las dos reporteras que se atrevieron a luchar contra el sistema, al mismo tiempo que impregnan de thriller, en las dosis indicadas, su historia.

Abriendo su trama, centrándola en Megan Twohey, vemos a la reportera en un primer intento de evidenciar un caso parecido, las acusaciones de abuso y acoso contra el todavía no presidente Donald Trump. En esta introducción se nos muestra su lucha por convencer a las víctimas de hablar, la publicación del artículo, las consecuencias para las valientes mujeres que alzaron la voz y las amenazas recibidas por la periodista. A pesar de volverse mediático el asunto, parece que no le importó a muchos, ya que vemos el momento en que el acusado se transforma en líder de la nación más poderosa del mundo, haciendo sentir impotente a la mujer que trató de exponerlo y a sus fuentes, todo mientras ella lucha con los estragos de un embarazo que termina por recluirla en su hogar, alejándose de su trabajo al nacer su bebé, padeciendo depresión post parto pero, sobre todo, decepcionada de una sociedad a la que pareció no importarle lo expuesto.

La película da un salto al momento en que Roger Ailes es despedido por la cadena Fox (la trama de la cinta Bombshell antes mencionada) por el acoso y abuso sexual a 23 mujeres, noticia que es cubierta por todos los medios, incluido el New York Times. Debido a esto, Jodi Kantor le indica a Rebecca Corbett (Patricia Clarkson), editora del periódico, que tiene información sobre un caso parecido, sobre un productor mucho más poderoso, que parece tener el mismo comportamiento. La directora del periódico le encarga realizar una investigación al respecto, pero al verse en un punto muerto, acude a su excompañera Megan, debido a su éxito al lograr en su reportaje que las mujeres aceptaran hablar sobre lo sucedido. El par de periodistas entonces deben luchar contra todo para realizar su investigación, ya que la industria del espectáculo completa parece querer proteger una conducta que tiene más tiempo del que debe repitiéndose, esperando que el resultado sea diferente al que tuvieron años antes contra Trump.

Aunque pareciera que estamos ante un producto que repite la fórmula de las películas enlistadas al inicio, cosa que hace en parte y que por momentos provoca que la cinta luche un poco por sobresalir, en esta ocasión, tanto guionista como directora lograron que dos puntos jueguen a su favor. El primero son los cameos de verdaderas victimas celebres, como lo son Ashley Judd, quien narra a través de una videollamada lo sucedido y como al rechazar al productor su carrera fue destruida por este; de la misma forma, la participación, aunque sólo por voz, a manera de llamada telefónica de Gwyneth Paltrow, donde se percibe el terror de sentirse descubierta, la alejan de otras producciones del tipo. Aquí, a diferencia de la citada Bombshell, nada es ficción, por lo menos en lo que se refiere a nombres, datos y fechas, ya que es imposible una veracidad total, pero el replicar entrevistas, comentarios y hacer desfilar en la pantalla a las víctimas y personalidades que estuvieron relacionadas con el caso, aunque sean interpretadas por actrices, como Samantha Morton en la piel de Zelda Perkins, Angela Yeoh como Rowena Chiu y Keilly McQuail haciendo lo referente a la voz de Rose McGowan, te adentra en este turbio mundo que terminó por consumir a varias de ellas. 

El segundo punto que resaltar, basándonos en ese realismo buscado, es conocer a la figura que vas a retratar. Schrader y Lenkiewicz estaban conscientes de esto, Weinstein es un monstruo, un predador que, cual película de terror, utilizaba su poder para acechar a sus víctimas hasta que lograba su cometido. El mismo, por obvias razones, no aparece en la cinta, salvo una escena en la que lo vemos de espaldas interpretado por un actor pero, nunca, ni en imágenes de archivo, vemos su rostro en pantalla. Esto no importa, porque si existe un personaje que se hace presente en todo el metraje es él, su sombra que pesa sobre todos. Al igual que sucedió en Rebecca (1940) con el personaje que da título a la cinta o la Nina de Promising Young Woman (2020), no es necesario verlo para saber que su presencia está presente, que su simple nombre hace temblar la mente de quienes lo conocen. Cuando una actriz con la fama de Paltrow llama aterrorizada por la cercanía de una persona, a pesar de pertenecer a una familia económicamente pudiente, de sus recursos, sabes que los héroes se están enfrentando a un ser que tiene ojos en todos lados y que sus brazos tienen ramificaciones en todas direcciones. Las periodistas preocupadas al saber que su investigación ha sido descubierta, las actrices atemorizadas o acorraladas hasta no poder trabajar, las empleadas que vieron sus vidas destrozadas, todas al tanto de los alcances que tiene el poder de un hombre que durante casi tres décadas manejó a Hollywood a su antojo, fue protegido por una industria y destrozó todo lo que se oponía a sus deseos. 

She said es una película sobre personajes, situaciones y diálogos eficaces que no necesita nada más, que juega entre géneros con sutileza de una manera que es difícil lograr y que se apoya en un montaje de primera para transmitir lo que quiere decirnos. Posiblemente funcione mejor entre los que estamos al tanto del suceso, aunque será muy difícil que alguien no sepa lo que significó la caída de ese titan de la industria, que vino a terminar con una era completa. Una cinta que cuenta con actuaciones de calidad, sobre todo en el caso de Mulligan que se encuentra en racha, pero que cede protagonismo a sus personajes centrales para poner el punto focal en quien realmente importa, que son las víctimas.  Al final es muy probable que, en caso de lograr notoriedad en la temporada, sea en el apartado de Guión Adaptado y salvo sorpresas en la actriz mencionada, pero al final, si no lo logra, esto no importará porque cumple con su fin, que es narrarnos un pasaje oscuro de Hollywood de forma congruente y que, si bien no ha terminado, parece comenzar a cambiar. Un mensaje poderoso, escrito de forma efectiva y ágil, que mantiene un ritmo constante y atrapante en todo momento, que gustará como relato histórico o como simple entretenimiento, porque resulta cautivadora en exceso, según sea lo que busque. Cuando se estrené en unas cuantas semanas, en definitiva es la película que debe verse.