Celsa y la recuperación de la memoria histórica
En el marco de la 42 Muestra Nacional de Teatro
Una puesta en escena que rompe el formato habitual y que lleva al espectador a recrear de cerca historias relacionadas con nuestro pasado y presente, marcado por la violencia, es “Celsa” de la compañía “En el Surco” bajo la dirección y dramaturgia de la lagunera Martha Chávez, en colaboración con Patricio Villarreal.
Este trabajo fue presentado el sábado y el domingo como parte de la 42 Muestra Nacional de Teatro en Torreón, es una de las cuatro obras coahuilenses seleccionadas para este encuentro y una de las ganadoras de la Muestra Estatal de Teatro.
Si algo caracteriza a esta obra es su manera de retar al espectador a sumergirse en las historias, a seguir la línea del tiempo como está marcada y a ser personas más activas en el proceso escénico.
La primera función de Celsa ocurrió ayer en la Casa de Cantera. El elenco de la obra invitó al público, dividido en cuatro grupos, a presenciar historias ligadas entre sí y a la vez independientes pero que abordan un hecho especial. Traer a la memoria historias relaciondas con la violencia y un hilo conductor:
El asesinato de Celsa Caballero, a manos de Francisco Villa en tiempos de la revolución por dos versiones, según la dramaturgia: no haberle entregado al general a su hija o por una deuda económica que Villa exigía de manera arbitraria a esta mujer.
No se trata de cualquier personaje de la revolución, esta mujer Celsa, fue la bisabuela paterna de Martha Chávez, dramaturga y directora de la obra, quien se dedicó a investigar el pasado de su familia y este hecho histórico en periódicos, archivos y entrevistas de su propio linaje familiar.
Algo provoca en el espectador el teatro que no hace concesiones, que no repara en traer la verdad al presente, provoca salir de una zona de confort y despertar la conciencia por la recuperación de la memoria histórica.
Desde el inicio de la obra, el equipo del montaje nos hizo partícipes al público de cada escena. Al subir a la terraza, donde se presenció una de las cuatro partes del montaje, los actores entregaron al público una fotografía impresa con distintas personas y una leyenda en la parte de atrás:
“¿Por qué será que la acción de recordar es como volver a encender un fuego?”.
En cada sala donde se desarrollaron las historias, los personajes encendían un cerillo hasta apagarse en sus propias manos para representar cada vida que se apagó en el pasado de manera violenta.
Las historias fueron conmovedoras: una jovencinta narró cómo su mejor amiga perdió a su madre en un asesinato producto de la violencia feminicida y en otra escena, un joven contó la vida de su abuelo, ligada al pasado revolucionario y a personajes que participaron en el asesinato de Celsa Caballero.
En otro punto del hecho escénico, la dramaturga Martha Chávez contó la historia de su bisabuela, para llevarnos al final a los espectadores a otro punto donde yace el recuerdo que no quiere morir: el memorial de los desparecidos en La Alameda Zaragoza.
Fotos: cortesía Alejandro Figueroa.