Los riesgos del ocio
Y para ti, ¿cómo fue la primera vez?
¿Fue en la tranquilidad del baño de tu casa, donde ya tenías lo necesario para protegerte, porque alguien ya había hablado contigo y estabas al tanto de lo que sucedía, de cómo proceder y la naturalidad del fenómeno?
¿O fue en casa de alguna tía, con una hermana mayor histérica de alegría diciéndole a todo mundo que ya te había bajado y que alguien te prestara una toalla sanitaria rápido porque ya eras parte de la cofradía de las mujeres de la familia?
¿O tal vez, en el infierno que describe cierta película, donde no sabías nada y de pronto la sangre comienza a fluir un día cualquiera en el baño de la secundaria pública, sin tener idea de lo que sucedía; con el terror de sentir que estabas muriendo? ¿Con el horror de saber inevitable la burla de tus compañeras, de toda la escuela, por traer la falda manchada, las piernas chorreadas, y la ignorancia pintada en tu rostro porque nadie te había explicado antes qué era lo que podía suceder a esa edad?
¿O tal vez en la blancura del baño de colegio particular, igual, sin saber que hacer, con la bondad de alguna chica que manda llamar a la maestra de valores o de religión, o de cualquiera de esas clases que consideran buenas para los alumnos, para que te consolara en ese momento en que sentiste que tu vida estaba terminada, que la infancia se alejaba sin darte oportunidad de otro árbol trepado, otra carrera de costales, otra ida en bici hasta el acantilado y de regreso?; ¿fue con una mujer que no supo que hacer sino tratarte de manera fría, lejana, tenderte un montón de papel hecho bola, sugerirte te lo pusieras entre las piernas e irte inmediatamente a la dirección donde llamaron a tu madre que no pudo ir por ti, sino hasta la hora de salida, porque su jefe no le dio permiso de nada?
¿O un día cualquiera mientras despertabas de una siesta en casa porque regresaste de la escuela excesivamente cansada; húmeda y pegajosa, en el baño te das cuenta de la razón, y en susurros llamas a mamá, ¿para que (también en susurros) te enseñe cómo colocarte una toalla sanitaria?
¿Fue en la vergüenza, en el desconocimiento, en el júbilo, en la violencia, en la culpa, en la alegría del momento esperado?
¿Fue acompañada de la mirada y la voz protectora, alegre, didáctica, tranquilizadora, juiciosa, de una mujer mayor; acompañada del silencio discreto de los adultos de la familia; en el entendido de que todo es normal y que la vida sigue?
¿O fue acompañada con los comentarios llenos de culpa, de rencor, de juicios anticipados, de odio, de ignorancia, con las miradas lascivas de los adultos de la casa, con los manoseos a diestra y siniestra, con la violencia y los comentarios hirientes, las palabras que se te clavaron en el cuerpo haciéndote sentir sucia, destrozada, pecadora?
¿O tal vez, entre susurros, risas vergonzosas, palabras atropelladas, paquetitos pasados en misteriosas manos apretadas para que nadie vea de qué se trata? ¿A escondidas de todos porque de eso no se habla?
¿Con uniformes echados a perder, sábanas manchadas para siempre, dolores insoportablemente confusos? ¿Aterrada ante la violencia de un nuevo presente? ¿Con placidez, como algo inevitable, sin accidentes, sin tragedias, algo que esperabas con ansiedad? ¿Un momento para empoderarte, un acto que te dio alegría, te hizo sentir parte del grupo, le dio sentido a tu ser mujer?
Y para ti, ¿cómo fue esa primera vez?