Beast (2022)
Aunque sé que ya no debemos llamarlos así, uno de mis principales placeres culposos cinematográficos son las películas pertenecientes al subgénero del horror natural, principalmente donde algún animal salvaje, mortífero y despiadado da caza a una persona o un grupo de estas. El deleite al contemplar este tipo de cintas tal vez provenga de mi primer acercamiento a este tipo de cine, de la mano de Alfred Hitchcock con la clásica The Birds (1963), y de Steven Spielberg y su obra maestra Jaws (1975). Es evidente que lograr la calidad de las anteriores es muy difícil, pero eso no ha impedido que se intente repetir la fórmula en un sinnúmero de ocasiones, con ejemplos tales como Ben (1972), Killer Bees (1974), Piranha (1978), Alligator (1980), Cujo (1983), Arachnophobia (1990) y Anaconda (1997); la mayoría realizadas con muy pobre manufactura, pero disfrutadas al máximo por su servidor.
Beast, cinta del director islandés Baltasar Kormákur, de la que hablo en esta ocasión, reúne todos los elementos para formar parte de este grupo de películas sobre animalitos asesinos sanguinarios. ¿Por qué digo esto? La trama sigue las desaventuras de una familia fracturada después de la muerte de la madre y exesposa de los tres miembros que restan: Nate Samuels (Idris Elba), un médico que no vio las señales cuando su matrimonio se venía abajo, así como las del cáncer que terminaría con la vida de su exmujer, a la que todavía amaba; Meredith (Iyana Halley), hija mayor del matrimonio, resentida con su padre al sentir que este los abandono en el momento que más lo necesitaba; y Norah (Leah Jeffries), hija menor que, a pesar de sentir lo mismo, no juzga o rechaza a su padre como lo hace su hermana. En un intento por reconectar con sus hijas, el padre decide llevar a la familia a Sudáfrica, país de origen de la madre, para que sus hijas conozcan la cultura de la que provienen, tratando de que la experiencia logre acercarlos nuevamente. Para lo anterior, pide ayuda a su amigo Martin Battles (Sharlto Copley), responsable de haber presentado a la pareja en su juventud, y que ahora es encargado de cuidar una reserva ecológica donde varias especies animales están protegidas. Este los recibe con gusto y les promete llevar al trio a conocer el lugar al día siguiente de su llegada, en un afán de acercarlos a la naturaleza. Lo que ninguno de ellos sabe, es que la noche anterior, un grupo de cazadores furtivos persiguió y asesino a casi la totalidad de una manada de leones, quedando como único sobreviviente el alfa de esta, que ahora ve a los humanos como enemigos y se dedica a asesinar a cualquiera de ellos que se cruce en su camino. Para mala suerte de la familia, les tocará enfrentarse a este, en su territorio y con limitados recursos, a la par de luchar contra lo que queda del grupo de cazadores y las condiciones climáticas de una África salvaje en la que nos les será fácil sobrevivir.
Como ya dije, es difícil que en este tipo de productos se logre lo que hicieron Spielberg y Hitchcock, y esta es una cinta sobre un león que asesina gente, que toca algunos temas importantes por ahí, pero es un león que asesina gente, así que no vamos a esperar que se trate de una joya premiada en Cannes. La verdad es que si nos encontráramos en tiempos pandémicos todavía, es muy probable que se hubiera decidido estrenarla directamente en streaming o algún servicio VOD, pero todo ha cambiado y el calendario ya tiene lugar para cintas más pequeñas que no pretenden nada más que divertirnos, lo cual logra sin problemas, a la par de contar con algunos puntos positivos a mencionar.
Iniciaré diciendo que esta es una película corta, ya que dura tan sólo 90 minutos, lo que juega a su favor, ya que se evita alargarla con secuencias innecesarias y se centra en lo que verdaderamente espera el espectador, que es tensión por el enfrentamiento hombre contra animal. La historia “original” (uso comillas, porque si cambiamos león por perro, padre por madre, dos hijas por un hijo, la historia es demasiado parecida a Cujo, incluyendo los problemas familiares, el encierro dentro de un auto y la posibilidad de la muerte del hijo) que está acreditada a Jaime Primak Sullivan, con un guión escrito por Ryan Engle inicia , al más puro estilo del género, con un prólogo en el que nos muestran los origines del comportamiento del animal (como en Cujo), así como que estamos por ver una película de suspenso y supervivencia pero, sobre todo, y por millonésima ocasión, que la bestia del título no es precisamente el león, sino los terribles seres humanos que han dado caza a la manada y que son los causantes de lo que sucederá más adelante, porque somos lo peor que pudo pasarle a este planeta. Pasada la introducción, el primer acto cambia el tono para transformarse en un drama familiar, lo que podría sentirse lento después del ágil inicio, pero no lo resulta, ya que, a pesar de contar con los roces de manual en las historias de familias disfuncionales, opta por ser breve y abrir el abanico de temas, para explicar, aunque superficialmente, la terrible situación que sufren algunas especies debido a la caza ilegal. Una vez que estos minutos iniciales han tratado, con éxito medio, de dotar a la cinta de cierta profundidad, y de soltar algunas líneas que funcionarán más adelante para la supervivencia del protagonista, es que comienza lo que todos estábamos esperando, que es el momento en que el cuarteto de personajes a los que sí se les dio algún tipo de desarrollo narrativo se ven a merced de la brutal e imparable maquina asesina que parece no tener limite en su búsqueda de venganza.
¿Estoy hablando bien o mal de la historia? Digamos que la película cumple en algunas cosas, pero se queda a medias en otras. De entrada, lo referente a la caza furtiva se toca muy por encima, ya que los cazadores no tienen un peso real más allá de causar el desastre y no se profundiza de verdad en la problemática que ha llevado a los leones a su casi extinción.
Otro punto es que, aunque se muestran las razones que tiene el felino para odiar a los humanos, ya que su manada/familia fue masacrada, su comportamiento asesino sin distinción no tiene explicación, así como tampoco la resistencia que posee ante ciertos embistes que sufre a lo largo de la trama. Él es imparable y punto.
El drama familiar, si bien base del comportamiento de tres de los personajes y que inicia con base sólida, termina perdiéndose una vez que la lucha por sobrevivir inicia, con los intentos por retomarlo sintiéndose fuera de lugar, como algunas discusiones que se dan entre padre e hijas en los momentos menos oportunos, mientras una fiera los ronda con el único fin de asesinarlos. Los comportamientos de algunos personajes se vuelven incongruentes y hasta estúpidos, al tomar decisiones que ponen en riesgo sus vidas, como bajar del vehículo que te protege para ayudar a otro personaje que se encuentra a distancia considerable, estando al tanto de que un peligro mucho más veloz que tú está tan cerca que puede asesinarte de un salto, notándose que la escritura de las situaciones y diálogos no es lo fuerte de la cinta.
El uso de la misma África como escenario, locación que el director exigió expresamente para grabar la película se desperdicia, ya que dejando de lado el calor y la falta de agua que se mencionan en determinado momento, pareciera que no existe otro peligro más allá del león, situación que se acentúa en una secuencia donde un personaje observa a un par de caimanes adentrarse en un lago, para ser el mismo quien se refugia en un islote en el centro de este, para que el león no pueda atacarlo, pero dejando de lado que los otros animales, igual de peligrosos, acababan de ser mostrados en pantalla, superando cualquier lógica posible.
Entonces, podemos ver que Kormákur falla al intentar ponerse serio, a diferencia de sus cintas previas Everest (2015) y Adrift (2016), donde sí logró nivelar de mejor manera los conflictos personales de los personajes con la amenaza natural que los hace luchar por sus vidas; pero, como en las cintas mencionadas vuelve a salir victorioso con creces en las partes de mayor importancia para un producto como este, que son los momentos de tensión y suspenso que se dan entre el predador y sus perseguidos. Porque sí, una vez que dejamos de lado las subtramas personales y sociales, la cinta no da tregua y el público no puede apartar la mirada de la pantalla, esperando el momento en que el león aparezca, ya sea en forma de ataques directos o como una presencia que ronda, pero no sabemos dónde se encuentra en realidad. Es su territorio, lo conoce a la perfección, a diferencia de la mayoría de los personajes que son acechados por él. Claro que hay sustos de manual, pero aun así resultan extremadamente efectivos, sobre todo por los profesionales que el director selecciono para crear los aspectos técnicos que sirven de apoyo a la tambaleante historia.
Y aquí he llegado a los principales logros que hacen sobresaliente a la cinta: los efectos visuales, la fotografía y la música. Primero, la compañía Framestore se reivindica bajo la mano guía de Erin Laurence, logrando un realismo impresionante en la creación de los animales que vemos en pantalla. Porque si, efectivamente, todos los que aparecen en pantalla fueron creados con un CGI que viene a confirmar que lo que está sucediendo con Marvel es debido a las horas extenuantes de trabajo y los tiempos de entrega, porque en este caso, cada detalle esta tan cuidado, que por momentos se te olvida que estas ante una creación por ordenador y no un animal de carne y hueso. Ya sea en la otra manada que aparece en la cinta o en el solitario asesino, las creaciones que la compañía realiza son de primer nivel. Si tu historia se basa en un león, es vital que el mismo luzca tan real y terrorífico como aparece en pantalla, teniendo como punto máximo una secuencia que nos recuerda a otra de la cinta The Revenant (2015).
Quien sí aprovechó al máximo su estancia en el continente, fue el fotógrafo ganador del Oscar, Philippe Rousselot, quien retrata la belleza salvaje de África, con tomas abiertas y clásicas, volviendola hipnótica, para luego hacernos sentir el terror de pasar una noche en medio de un lugar inhóspito que puede hacerte perder la vida de múltiples y variadas formas. Sus tomas, desde secuencias largas y paisajistas, hasta trepidantes encuadres más íntimos, son por mucho lo mejor de la película, de la mano de unos efectos visuales que las complementan y que terminan de redondearse gracias al apartado sonoro, ya que esta es una de esas producciones donde el sonido se vuelve otro personaje, ya que sin una mezcla y edición de las cacofonías indicadas, todo lo demás perdería realismo y credibilidad, desde el sonido del viento, el rozar con la hierba, hasta el salvaje rugir del león, se escucha como debe. A la par, la banda sonora, creada por el otro ganador del Oscar, Steven Price, transmite las raíces africanas con sus percusiones y ritmos característicos, pero se torna tensa en los momentos indicados que deben provocar el suspenso antes de los ataques del enemigo acechante. Sin él, los sustos no serían para nada tan efectivos como lo logran.
Sobre las actuaciones no hay mucho que decir, no porque los actores no posean talento y lo demuestren, ya que proyectar emociones frente a algo que no está ahí es complicado, pero el material que les dieron no es el mejor. Iyana Halley y Leah Jeffries realizan un muy buen trabajo con las personalidades opuestas de sus hermanas; se agradece que a Sharlto Copley le hayan dado un papel mucho más agradable y simpático que los acostumbrados, ya que se vuelve el personaje entrañable de la cinta; y de Idris Elba sólo se puede decir lo mismo de siempre, que es un gran actor, aunque en esta ocasión su talento esta sobrado. Un cuarteto que funciona al trabajar juntos y que estaban al tanto de las limitaciones que sus personajes tenían.
Beast resulta al final una cinta entretenida, mucho, cumpliendo el motivo por el que fue realizada, con muy buena manufactura, actuaciones creíbles y aspectos visuales sobresalientes, pero que falla por momentos por ese afán de querer volverse un producto con conciencia social. No es malo, pero hubiera funcionado mucho mejor si el director hubiera aceptado que estaba realizando una cinta sobre un león que asesina gente. Funciona como lo que es, mantiene el interés y la tensión durante la mayoría del tiempo, y en definitiva es una buena recomendación para quien quiera ir, y pasar más de una hora de su vida distraído de la realidad, sin esperar otra cosa.