Bullet Train (2022)

Primero, ¿qué es la temporada cinematográfica veraniega? Es en la que se estrenan cintas producidas por los grandes estudios, sin otro fin que amasar enormes cantidades de dinero, con historias sencillas y entretenidas, grandes despliegues técnicos, super estrellas en sus repartos y todo lo que se necesita para que el público promedio corra a las salas a consumirlas. Este año, más temprano que en otros, esta ha llegado, aunque no de forma oficial, a su fin.

En un 2022 que replica el fenómeno del año anterior, con una taquilla inestable donde tan sólo una película ha logrado superar la barrera del billón de dólares en recaudación mundial (Spider-Man No Way Home en el 2021 y Top Gun: Maverick en el año en curso), con un público que parece haber cambiado la manera en que consume cine, con una mayor cantidad de medios para acercarse a las grandes producciones, y con el veto para ciertos estudios por parte de China y Rusia, no es de extrañarse que la oferta en esta temporada haya escaseado y que algunas de las cintas estrenadas no hayan recibido el apoyo de la audiencia.

En este sentido, aparte de la mencionada Top Gun, Jurassic World Dominion y Doctor Strange in the Multiverse of Madness se quedaron muy cerca de la marca billonaria, The Batman y Minions: The Rise of Gru tuvieron ganancias que superaron los 700 millones, y Thor: Love and Thunder está a un paso de lograrlo, pero, incluso con esto, ha quedado muy lejos la época prepandemia, aquel 2019 con 9 producciones llegando a la cifra y con muchas otras acercándose.  

Si nos centramos en la formula del, anteriormente, éxito asegurado, la última cinta programada para estreno que cuenta con las características para volverse un éxito veraniego, es la que nos atañe el día de hoy, la superproducción, comedia de acción, estelarizada por Brad Pitt y una avalancha de estrellas, dirigida por David Leitch, y que contó con un presupuesto de 90 millones de dólares, Bullet Train. Una digna representante del cine de formula comercial encargada de dar cierre a las mega producciones de temporada de este año.

¿De qué va este último intento por atraer público a las salas? La historia abre con Yuichi Kimura (Andrew Koji) un asesino a sueldo cuyo hijo se encuentra en coma por haber caído de una azotea, a quien se le indica por medio de un anónimo que el culpable de arrojar al niño lo espera en un tren que viaja de Tokyo a Kyoto, por lo que debe abordarlo para enfrentarse a dicha persona. Acto seguido, la película cambia a un colorido escenario donde se nos presenta a Ladybug (Brad Pitt), otro asesino a sueldo semi retirado que ha decidido volver a trabajar, aceptando sustituir a un colega que por motivos de salud no puede realizar su encomienda, a petición de su jefa Maria (voz de Sandra Bullock). Ella le ha prometido que, al tratarse de su regreso, después de haber estado en terapia debido a que él cree que su mala suerte provocó que todos sus trabajos previos se hayan salido de control, y contar ahora con una actitud mucho más positiva sobre su vida, el trabajo será sencillo, ya que sólo debe abordar un tren, que resulta ser el mismo en el que Yuichi debe viajar, para robar un maletín y volver a bajar en la siguiente estación. Es evidente para todos que las cosas no pueden ser tan simple o la cinta seria en extremo corta y aburrida, por lo que apenas Ladybug pone un pie sobre el tren, las cosas comienzan a complicarse para él. Pasados pocos minutos, se nos presentan una serie de personajes que por diversos motivos se relaciones con el protagonista: los hermanos Tangerine (Aaron Taylor-Johnson) y Lemon (Brian Tyree Henry), quienes tienen la encomienda de llevar sano y salvo a  El Hijo (Logan Lerman), vástago de un jefe ruso de la mafia japonesa conocido como White Death (Michael Shannon), al mismo tiempo que deben encargarse de custodiar el maletín que busca Ladybug, propiedad del mismo mafioso; The Prince (Joey King), una misteriosa joven que parece estar al tanto de todo y la causante de que Yuichi aborde el tren, y quien parece tener un gran rencor para con White Dead; The Hornet (Zazie Beetz), asesina que utiliza el veneno de una víbora para eliminar a sus enemigos, a quien se le ha prometido el dinero del maletín a cambio de cumplir con un trabajo sobre el tren; y por último The Wolf (Bad Bunny), un sicario de un cartel mexicano que culpa a The Hornet por una tragedia en su pasado, pero que, al estar confundido sobre la identidad de esta, tiene la idea de que Ladybug es el objeto de su odio. Todos ellos, enfrentándose unos a otros, hasta que el número de personajes va descendiendo debido a las múltiples muertes que vemos en pantalla, mientras al espectador se nos va revelando poco a poco el verdadero motivo por el que todos estos personajes hayan convergido en ese lugar al mismo tiempo.

Si existe un adjetivo y/o modismo con el que podamos definir a esta película, es el otrora popular en los noventa, cool. En esta cinta, la escenografía, las actuaciones, el vestuario, la banda sonora y todo lo que vemos en pantalla lo es, venga, toda la película es cool. Que este adjetivo sea el primero que viene a la mente cuando se trata de describir una cinta no siempre es bueno: Scott Pilgrim vs. the World (2010) es una cinta que lo fue en extremo, pero también tuvo un nivel de calidad en su realización que la volvió una buena película; por otro lado, y dejando de lado el fanatismo que pueda provocar en muchos, Sucker Punch (2011) se esmeró tanto en parecerlo, que al final su estructura narrativa no terminó por convencer y su calidad final dejó mucho que desear (tal vez tendremos que esperar a ver si se realiza un Snyder´s cut para saber si mejora). Lo anterior puede deberse a que, ante todo, esta es una película realizada entre amigos que, al parecer, se la pasaron muy bien al momento de grabarla, lo cual, como el comentario anterior, no siempre termina por funcionar.

Esta ocasión he decidido iniciar con los aspectos técnicos, los cuales creo que son lo más destacado en esta producción y que en este caso logran trabajar en conjunto para crear la visión tan especifica que buscaba el director. Iniciando con el diseño de producción, que nos muestra tanto las coloridas calles de Tokio, dojos más sobrios que aparecen en flashbacks, pero sobre todo en la meticulosa decoración y diseño de cada uno de los vagones del tren, David Scheunemann, quien trabaja por cuarta ocasión con el director, se esmeró en que cada uno de estos espacios luzca como un universo diferente cuando se han cruzado las puertas que los dividen, desde los más económicos, hasta llegar a los de primera clase, transitando por ese extraño vagón de iluminación neón con botarga incluida. Jonathan Sela, otro que ha trabajado en todas las cintas previas de Leitch, complementa estos decorados con una vertiginosa y potente fotografía que se adapta a los sets, personajes y situaciones, fotografiando desde escenas dramáticas con la emotividad necesaria, hasta las elaboradas secuencias de acción que suponen un reto para cualquier fotógrafo, al ser grabadas en espacios tan cerrados. La vestuarista nominada al Emmy por su trabajo en la miniserie Hollywood (2020), Sarah Evelyn, repitiendo por segunda ocasión con el director, hace lo suyo vistiendo a cada personaje de una manera que nos transmite su personalidad antes de que los mismos expresen palabra alguna, complementando el trabajo de diseño de arte, sin que alguno sobresalga del otro. Todo lo anterior fusionado con coherencia y estilo por la montadora Elísabet Ronaldsdóttir, en este, su tercer trabajo con el realizador, logrando que este caótico universo que se nos presenta tenga la fluides y luzca orgánico, pero al mismo tiempo se sienta la adrenalina y velocidad de cortes y movimientos que se necesita en una realización como esta. Como dije, un grupo de amigos que llevan tiempo trabajando juntos y han aprendido a funcionar como un reloj para que un presupuesto de semejante envergadura se transforme en un colorido lucimiento visual acorde a este.

Ahora, después de enaltecer la parte visual de la película, es momento de hablar de sus principales puntose débiles, que son el guión escrito por Zak Olkewicz, basado en una novela del escritor japones Kôtarô Isaka, y de la dirección realizada por David Leitch. Dejando en claro que no considero que se trate de una cinta terrible, es necesario mencionar que, por un lado, la cantidad de personajes, la manera en que se relacionan y la profundidad con que se perfila cada uno, no termina de funcionar. La historia trata de ser inclusiva al nivelar los personajes femeninos y masculinos, así como en las razas de esto, lo cual logra sin problema, pero son tantos que la participación de algunos dura tan poco, salvo algún flashback explicando su presencia en el tren, que no logramos siquiera conocerlos cuando ya han sido asesinados, haciendo sentir sus historias de relleno, por lo que tal vez haber eliminado a alguno hubiera resultado favorecedor. Esto se hace evidente en la duración de la cinta, que sobrepasa las dos horas, debido a un tercer acto, centrado en el drama familiar de venganza por parte de los personajes japoneses, que se alarga sin necesidad y diluye la potencia con que los dos primeros tercios de proyección saturaron la pantalla. Estos errores puedes deberse a que este es apenas el segundo trabajo para el guionista, a quien parece haberle quedado grande el material base, pero sobre todo, al no tener una guía precisa por parte de un director que parece haber priorizado la estética sobre el desarrollo argumental. 

Este es el cuarto trabajo tras las cámaras para Leitch, quien produjo la saga John Wick con demasiado éxito, mismo que no ha logrado replicar en sus proyectos como director, ya que su debut Atomic Blonde (2017), un intento desesperado y evidente por copiar la fórmula de Wick en versión femenina, no resultó ni tan exitosa o atractiva como se esperaba; así como Deadpool 2 (2018), que no resultó ni tan exitosa y original como la primera; o el spin off Fast & Furious Presents: Hobbs & Shaw que, sí, adivinaron, no fue tan exitosa o entretenida como el resto de la franquicia de la que forma parte. Pues en esta ocasión, que representa lo que podríamos llamar su primer proyecto original, parece que sólo tomó parte de todas estas cintas previas, como la violencia de una, la irreverencia de otra y la carencia de lógica de la última, sumándole cuanto estilismo pudo copiar del cine de Guy Ritchie y Quentin Tarantino, para crear el concepto de Bullet Train. Y es precisamente este el mayor pecado de la cinta, su falta de originalidad, ya que todo parece haber sido visto antes, desde el conjunto de personajes confinado en un espacio cerrado en movimiento, al más puro estilo Agatha Christie, aunque así está diseñado desde la novela; pasando por el grupo de asesinos enfrentándose unos a otros como en las películas de Kill Bill; o el hecho de que casi todos los personajes usen seudónimos para evitar mencionar sus nombres reales, como en Reservoir Dogs (1992). Todo esto, sumado a la estética de la película, resulta en esa sensación de estar contemplando una película ya vista antes, dejando al director mal parado, haciendo evidente que, aparte de su equipo técnico, su mayor acierto en esta ocasión es el haber seleccionado un reparto que logra salvar del hundimiento total a su producción.

Y aunque pareciera que estaba por destrozar la película, es momento de hablar de ese otro punto alto, el cast. Como dije, una de las reglas es que casi toda superproducción veraniega es contar con alguna superestrella, la cual en este caso es el señor Brad Pitt, amo y señor de la película, quien parece habérsela pasado de lo lindo durante el rodaje, posiblemente por la amistad con el director, para quien ya había hecho un cameo en Deadpool 2, pero sobre todo por esa faceta cómica que tiene tiempo cultivando y que aprovecha al máximo. A diferencia de otros antiguos héroes de acción o galanes de Hollywood (que lo sigue siendo a pesar de su edad) Pitt parece haber encontrado su lugar en esa imagen tan cool como la cinta, misma que muestra tanto en pantalla como en alfombras rojas y entrevistas, y que sirvió para brindarle su Oscar hace un par de años. Su Ladybug es un deleite que resulta adorable y cómico de manera natural, pero violento y sanguinario cuando se necesita, dando lo mejor del actor cada que aparece en pantalla. Junto a él, las otras dos estrellas del mismo nivel vendrían siendo Sandra Bullock y Channing Tatum, pero ella sólo aparece como voz hasta una escena al final donde hace su aparición física, y él tiene sólo un par de líneas como un pasajero sin peso en la trama, por lo que la presencia de ambos parece más la devolución de un favor para el protagonista, ya que él aparece poco tiempo en su The Lost City de este mismo año.

Del resto del reparto destacan Aaron Taylor-Johnson y Brian Tyree Henry como ese par de hermanos dispares que se llevan las mejores escenas y los diálogos que tienen verdadera comicidad, cada uno en su estilo; también sobresale Joey King, con su interpretación rencorosa que trata por todos los medios de buscar la atención de un padre que la ha regalado a un segundo plano toda su vida; y a pesar de ser los personajes peor perfilados, Andrew Koji y Hiroyuki Sanada como un padre y abuelo en busca de venganza y redención.  De los otros no hay mucho que decir, ya que, aunque cumplen con su trabajo de forma satisfactoria, sus participaciones son meros cameos en pro de la historia central, por lo que si alguien espera ver más de 10 minutos en pantalla a Michael Shannon (aunque su personaje si tiene un peso real en la historia y lo interpreta con todo el talento que posee), Bad Bunny (quien no es el desastre que se esperaba), Logan Lerman, Zazie Beetz, Karen Fukuhara o Masi Oka, saldrán decepcionados.

Haciendo balance entre los pros y contras, Bullet Train resulta una película visualmente vistosa, aunque poco original, con ritmo rápido, que decae un poco al final, pero que si se contempla como mero entretenimiento puede llegar a funcionar, sobre todo gracias a su reparto que desborda carisma. En definitiva no creo que sea la cinta que salve al verano y se convierta en un mega éxito, sobre todo por su clasificación, pero al no tener una competencia real en las próximas semanas, puede recuperar su presupuesto, sin llegar a ser el fenómeno que muchos esperaban. Una producción que no dará un cierre espectacular a la temporada, pero que puede ser disfrutada si se bajan un poco las expectativas.