Apuntes para un inicio de año

La imagen más certera de que algo se acaba y algo está por iniciar, es el bote de basura de la calle a punto de reventar, con los desechos de la noche vieja, el recalentado de año nuevo y de todo lo que conllevó despedir un ciclo: celebrar consumiendo más, decorar con materiales desechables, romper dietas y eso sí, hacer promesas por cumplir.

El 1 de enero suele ser una calle solitaria, otra llena de basura, otra con carros estacionados por muchas más horas de lo normal. Una calma extraña, que sabemos, se romperá al día siguiente o dos días después. ¿Por qué tendremos esa costumbre de montar un escenario para comenzar de nuevo? ¿El comienzo no es cada día, cada semana, cada mes o el día de tu cumpleaños?

Un comienzo es una nueva relación, es recibir a un recién nacido, es divorciarse o romper con alguien, es cambiar de trabajo o de escuela. Es salir del hospital, de la cárcel, terminar la universidad, concluir una carrera atlética, cambiarse de casa o de ciudad, recibir un diagnóstico, empezar un proyecto, es hacer algo que nunca habías hecho. Es llamarle a alguien a quien no le hablabas hace diez años.

Pero gracias a los calendarios que se crearon por costumbres ancestrales, gracias también a que los gobiernos aprovechan los cambios de año para subir tarifas, crear nuevos impuestos; estamos obligados a despedir un ciclo y recibir uno nuevo. Es muy curioso porque en realidad sabemos bien que los propósitos no comenzarán cumplirse el 1, ni el 2, probablemente ni el 3 de enero. 

Muchas actividades no terminan por arrancar: hay médicos que no tienen citas disponibles, las escuelas reciben a sus alumnos en línea o de forma presencial, para pedirles relatar sus vacaciones y su navidad. Muchos estudiantes jóvenes aun siguen disfrutando sus días libres. 

Sin embargo, la vida tiene ese dejo de cotidianidad que, a quienes nos agobian un poco estas fechas, nos deja un poco más tranquilos: hay tiendas que tienen a sus mismas cajeras, el café de tu cafetera huele igual de bien cada mañana, sales a la calle y la misma gente, se sigue ejercitando de la misma manera. Sabes que, después del caos de unos días, podrás comer bien y quizás, logres disfrutar el sofá de tu sala o por fin logres leer el libro que compraste al cierre de año.

No siempre en nuestra vida empezamos algo nuevo en el mes de enero. Pero a quienes así le suceda, que la energía fluya y que los retos nos reciban con una sonrisa y no al revés. De cualquier manera, que 2022 sea un año con sus domingos tranquilos, con sus martes, jueves, o sábados productivos. Con los lunes, de recargada cafeína. Y que después de tanto caos pandémico, que esta vez no nos falte nadie.

Twitter: @Lavargasadri