Encanto (2021)
Ser especial, por ser el único miembro que no lo es, dentro de una familia donde todos lo son. Esta es la premisa desde donde parte la sexagésima película de los estudios Disney, Encanto, de los directores Byron Howard, Jared Bush, y Charise Castro Smith, misma que hace honor a su título.
Teniendo como fondo la cultura colombiana, la película nos narra la historia de la familia Madrigal, un peculiar grupo de personajes poseedores de dones mágicos, que han utilizado por varias generaciones para ayudar al pequeño poblado donde habitan, el Encanto. En el centro de este grupo, se encuentran dos personajes: el primero, la casa misma donde la familia vive y que está dotada de vida propia; el segundo, la protagonista, Mirabel, único miembro que, por algún motivo desconocido, no logró desarrollar ningún tipo de habilidad sobrehumana. A pesar de esto, la joven no ha permitido que su diferencia la amedrente, ya que muestra una actitud positiva y amorosa para con el resto de su familia y el pueblo en general. Cuando la historia comienza, la familia está preparándose para el evento más importante dentro de la comunidad, la revelación del don para el miembro más joven de su estirpe. Al haber sido Mirabel la ultima en intentarlo, con el resultado negativo obtenido, por más que tratan de mantener una actitud positiva, es notorio que un aire de nerviosismo se respira en el ambiente, mismo que se disipa cuando el ritual de anunciación resulta positivo y el Madrigal más joven resulta ser tan especial como el resto.
Todo es armonía, felicidad y fiesta, aunque con una notoriamente segregada Mirabel que por vez primera se siente ajena a su familia. Como toda trama necesita un punto de giro que la vuelva interesante, es en medio de estas festividades cuando la protagonista comienza a percibir una serie de premoniciones que le muestran un aparente peligro que puede terminar con las bendiciones con las que cuenta su familia. A partir de esto, se hacen evidentes los secretos que se han ocultado a los más jóvenes por parte de las generaciones mayores, las inseguridades y presiones que aquejan a los, en apariencia estables y felices miembros de la familia, y que no todo es lo que aparenta. Como buena película de superación, nuestra protagonista resulta ser parte primordial de las imágenes que aquejarán el futuro de todos, así como la respuesta para las mismas, por lo que inicia un viaje de descubrimiento personal y familiar, desenterrando recuerdos que su abuela, la matriarca, ha intentado mantener barridos bajo la alfombra.
Iniciaré esta ocasión hablando sobre la historia misma, el guión construido para narrarnos esta mágica aventura, ya que considero que es el punto menos logrado de la película. Con esto no quiero decir que el mismo sea malo, ya que cuenta con todo lo necesario para volver entretenida y entrañable la historia, simplemente en esta ocasión no me parece tan logrado. Como en los últimos trabajos del estudio, separados de Pixar, se ha optado por desarrollar una protagonista que está en busca de su identidad y realización, sin buscar el amor romántico, tal cual nos mostraron ya en Frozen y Moana, por lo que la formula es muy parecida, pero eso no supone un problema como tal. Lo que podría resultar negativo, son ciertas inconsistencias u hoyos en el guión que, es evidente, no intentan aclarar en ningún momento. En la historia se nos indica que debido al desplazamiento que se dio en Colombia, la abuela de la familia tiene que huir para sobrevivir, lo que desencadena todo, hasta el punto en que, en el momento de una perdida devastadora para ella, se le muestra la magia que le permitió sobrevivir y le brindó las bendiciones a ella y generaciones venideras. La cuestión es que nunca se nos explica el origen de dicha magia, la misma sólo aparece, sin hablarnos en ningún momento de alguna tradición, creencia o razón por la cual se les ha dado. Ellos aceptan las cosas como son, sin preguntarse de donde proviene la fuente de esta, de la misma manera que realizan un ritual muy elaborado, sin explicarnos cómo es que aprendieron a realizarlo, la edad en que debe ser llevado a cabo y la manera de hacerlo. Lo hacen y ya.
El tratarse de una película familiar, animada y musical, con una protagonista absoluta, el desarrollo del resto de los personajes es casi nulo, dejando las personalidades más logradas para esta, así como para la abuela, que funge como contraparte en esa comparación de generaciones que la película intenta, y tal vez para el tío Bruno (del que nadie puede hablar), aunque su participación es tan pequeña que no termina por lograrse. El resto sólo está ahí para bailar y cantar alrededor de Mirabel o para que esta los ayude en ciertos momentos dentro de su búsqueda de la verdad.
Pero, por las mismas razones animadas y musicales, esta es una producción dirigida al mercado infantil, que por lo general tienden a no reparar en este tipo de cuestiones, por lo que hablaré de estos dos puntos, que tienden a ser los que atraer al público a este tipo de producciones. Ambos aspectos extremadamente logrados, porque esto es Disney y si hay algo en lo que es estudio es rey, es en este apartado.
Primero, la música, la cual quedó a cargo de Germaine Franco (encargada de la banda sonora de Coco) para las partituras que acompañan a la trama, con una realización que logra captar a la perfección el espíritu colombiano, mientras enaltece las emociones que viven los personajes en sus diferentes problemáticas y estados de ánimo; pero sobre todo, porque ¿que sería una película de Disney sin ellas?, las canciones, que nuevamente son escritas por Lin-Manuel Miranda, repitiendo con el estudio después de haber realizado el exitoso soundtrack de Moana. En esta ocasión, se encargó de escribir ocho canciones especialmente para la película, las cuales fueron creadas en español, siendo algunas de ellas traducidas para su versión anglosajona. El artista crea una amalgama de ritmos latinos pertenecientes a la zona que, si bien no te dejan indiferente, ya que te contagian el sentimiento que buscan transmitir, no logra que al terminar la función alguna se haya quedado pegada en tu cabeza, pues no son tan memorables como otras de películas previas (Let It Go, por ejemplo), pero incluso con esto, el trabajo del autor es maravilloso.
De la animación no hay mucho más que decir, salvo que Disney se supera con cada una de sus producciones. Nunca el movimiento del cabello o una falda habían lucido tan realistas y naturales como en esta ocasión. Los colores, las formas, luces, sombras, efectos y, sobre todo, esa casa que se vuelve por momentos el personaje más importante de la historia nos impresiona con los avances dentro del campo técnico de la animación por computadora. La magia se transmite en cada pixel utilizado para la realización de la cinta, logrando momentos de belleza absoluta que deslumbran.
Encanto es la película animada del año (tal vez sólo compitiendo con The Mitchells vs. The Machines), una historia llena de magia dirigida a todos aquellos que en algún momento nos hemos sentido ajenos al mundo que nos rodea. Los valores familiares, el miedo a la perdida, a lo desconocido, la búsqueda de tu lugar en el mundo, el papel que debes realizar, el ser diferente. Una cinta cargada de emociones que disfrutamos sin importar la edad, que nos hace reír, toca fibras y te hace pasar hora y media de felicidad pura, sumergido en ese universo de realismo mágico que nos regalaron en esta ocasión. Definitivamente una película que se debe ver, sobre todo si buscas un plan familiar dentro de la cartelera.