No Time to Die (2021)

Por fin, después de dos años de retrasos provocados por el cambio de director, lesiones del actor principal, el incendio de uno de los estudios de grabación y una pandemia mundial, la vigesimoquinta película del espía más famoso del mundo ha logrado verse en las pantallas de casi todo el planeta, y sólo podemos decir que la espera valió la pena.

El cierre de esta pentalogía, porque los que ya pudimos verla sabemos que de eso se trata, posiblemente no sea la mas original o espectacular de todas, pero logra dar el desenlace perfecto para la reinvención del personaje que nos presentaron hace 15 años en la maravillosa Casino Royal. Así como en la película mencionada se nos mostró un Bond mucho más duro y violento, para adentrarnos en los motivos de dicha personalidad en las siguientes producciones, en esta ocasión se ha optado por dotar notoriamente al personaje de matices sentimentales mostrados de manera velada en entregas pasadas. Un arco argumental que se fue desarrollando a la par de su protagonista, más cercano a la trilogía que realizó Christopher Nolan para Batman que a las entregas previas del agente secreto, en lo que respecta al hecho de que, una vez vistas las cinco películas, sabemos que no se encuentran dentro del mismo universo que las interpretadas por otros actores.

Así como descubrimos, una vez contemplada la magnífica Skyfall, que todo lo que habíamos visto hasta el momento en las películas de la era Craig eran en realidad precuelas, al finalizar No Time to Die sabemos que no hay cabida para otra cinta estelarizada por el mismo actor, cosa que se agradece, ya que se logró un resultado redondo y satisfactorio que evitará el desgaste y ridiculización de las historias y sus protagonistas.

En esta ocasión, la historia escrita nuevamente por Neal Purvis y Robert Wade, acompañados por el director, Cary Joji Fukunaga, y la omnipresente Phoebe Waller-Bridge, inicia con dos prólogos. El primero nos muestra a una Madeleine Swann (LéaSeydoux) en su infancia, presenciando el asesinato de su madre a manos de un hombre misterioso, en una aparente venganza contra su padre, a quien acusa de haber matado a su familia; en un extraño caso de conciencia, el asesino termina salvándole la vida a la niña después de casi morir en su intento por huir de él.

El segundo, que nos da una espectacular muestra de la acción que se nos presentará a lo largo del metraje, sucede después de los acontecimientos de la película anterior, con un Bond retirado, vacacionando en compañía de Swann en Italia, donde son atacados por los hombres de Spectre, mientras él se encuentra visitando la tumba de Vesper, en un intento por exorcizar los demonios con los que convive desde la traición de esta; debido a situaciones dadas en este intento por asesinarlos, la pareja hasta entonces feliz termina separándose en contra de los deseos de ella. La historia da un salto de cinco años, en los que observamos el robo de un proyecto químico llamado Heracles, junto con el secuestro de uno de los científicos a cargo de este.Por tal motivo es que Felix Leiter (Jeffrey Wright) pide ayuda a un Bond que se ha dedicado a vivir de forma anónima en Jamaica, para recuperar la peligrosa arma biológica.

A pesar de la renuencia inicial, una vez que es visitado por Nomi (Lashana Lynch), la nueva agente que porta el código 007, decide ayudar a su amigo, provocando reencuentros con Madeleine, M, Moneypenny, Q y el mismísimo Blofeld (Christoph Waltz), quien parece estar al tanto de la identidad del nuevo villano detrás del robo y del pasado de Swann.

Todo lo anterior, aderezado con la magnífica banda sonora de Hans Zimmer, espectaculares efectos especiales, trepidantes escenas de acción que se benefician del montaje realizado por Tom Cross y Elliot Graham, momentos de verdadera emotividad, secretos revelados y todo lo que ha venido armándose a lo largo de las cinco entregas.

Por lo general cuando una franquicia es desarrollada por diferentes directores, el resultado tiende a ser dispar entre sus partes, situación que, si bien no fue ajena en este caso, con algunas de sus entregas mostrando una mayor calidad que otras, CaryJojiFukunaga logra mantener el espíritu que manejaron en su momento Martin Campbell, Marc Forster y Sam Mendes (único director encargado de dos de las películas), dotando a su producto del balance necesario entre la acción requerida, el sentimiento necesario para el tan anunciado final, y los chispazos de gracia y carisma que por momentos recuerdan a las entregas de décadas pasadas.

Por lo que No Time to Die puede ser vista como un todo dividido en dos partes, iniciando con esa primera media hora que no da respiro al espectador, extendiendo el estilo e historia a los que estamos acostumbrados, cerrando los cabos sueltos argumentales que la serie había mantenido, utilizando fotografía colorida y luminosa que se ve favorecida por los escenarios de Italia, Jamaica y Cuba, ciudad donde se da lo que podríamos llamar un intermedio, siendo el único momento que nos remite al Bond de antaño, con su descaro y elegancia clásica (Martini incluido), acompañado de una dinámica y divertida Ana de Armas que se encuentra en racha, brillando con luz propia, como una chica Bond a la antigua, pero demostrando que no es sólo decoración, y que te deja con ganas de que su participación en la película hubiera sido mucho más extensa de lo que resulta al final.

A partir de este momento la película deja atrás cualquier referente a sus predecesoras, para adoptar su propia personalidad, tornándose más oscura tanto en forma como en fondo, con la intensa fotografía de Linus Sandgren en escenarios noruegos, mostrando una vulnerabilidaden Bond que no conocíamos, misma que Craig se encarga de proyectar de una manera que te permite sentir su desesperación y sufrimiento, presentadosdebido a los embistes que recibe durante el desarrollo de la trama, hasta el último acto, donde se vuelve a levantar el nivel de adrenalina antes del emotivo desenlace que provocará una mezcla de emociones en el espectador.

Ahora, dejando el fanatismo por el personaje de lado, la película ha llegado a generar comentarios no tan favorecedores en algunos puntos, como el caso de Nomi, quien no logra transmitir el nivel que se espera para un personaje que ya había generado demasiada expectativa desde su anuncio;el problema puede deberse a la forma en que se plantea su presentación, la manera en que lo interpretó su actriz, el tiempo en pantalla o lo que sea, pero no termina de convencer y es opacada por el resto de sus compañeras de reparto. Otro punto que ha sido comentado es el villano principal de la trama, que recuerda demasiado a los exagerados y sobredimensionados enemigos del Bond de épocas anteriores, transformándolo en un cliché, a pesar de que Rami Malek trata sin mucho éxito de dignificarlo con su actuación; aunque posiblemente esa forma de interpretarlo haya sido buscada por el actor como homenaje. El sentimentalismo que impregna la trama ha sido otro punto que a los espectadores más duros o cerrados les ha parecido un punto en contra, indicando que desdibuja y diluye la esencia del personaje, aunque han sido los menos quienes lo han mencionado.

Por último, si bien la historia juega con el paso del tiempo y su efecto en Bond, el mismo ha hecho evidente la gran diferencia de edad entre el protagonista y su interés amoroso, punto que ha generado comentarios negativos sobre este aspecto y ha afectado la percepción que se tiene de la química entre ambos, la cual sigue estando ahí, pero ya no de la misma manera que en Spectre, y que en este caso su reducción es notoria al centrar la base argumental de la trama en el sentimiento que el agente siente para con Madeleine. Todos puntos válidos, pero que posiblemente se deban más a gustos que a la calidad de estos en realidad.

Puede que no sea perfecta, pero No Time to Die es un excelente cierre para una era del personaje que ha llegado a su fin, situándose a la mitad entre los puntos fuertes que representaron Casino Royal y Skyfall, y los débiles que resultaron Quantum of Solace y Spectre. Una producción que viene a nivelar una etapa que inicio con escepticismo hace 15 años, elevó al personaje y a las películas de su género a niveles que no crearíamos posibles, y que muchos recordaremos como una de las mejores sagas de acción jamás realizadas. Sea quién sea que vaya a heredar los Aston Martin, los esmóquines, gadgets y los Martini mezclado no agitado, definitivamente tendrá unos zapatos muy grandes que llenar.