The Forever Purge (2021)

La saga de The Purge ha llegado a su fin. Por lo menos eso es lo que han dicho sus creadores, aunque sabemos que el dinero manda en estos casos. Con un conteo final de cinco producciones cinematográficas y una serie televisiva de dos temporadas se cierra, en apariencia, un ciclo que comenzó en el mundo real ocho años atrás, pero que abarca un arco argumental de treinta y cinco en su universo ficticio.  

Sería en el año 2013, cuando un todavía incipiente estudio de nombre Blumhouse, por una de esas razones misteriosas que jamás se comprenderán, le daría la oportunidad a James DeMonaco, un guionista de segunda categoría y con sólo un proyecto previo como director en su historial, tan olvidable como prescindible, de realizar la primera de las películas que conforman la franquicia. El resultado de esta incomprensible decisión ejecutiva llevaría el nombre de The Purge, estelarizada por Ethan Hawke y Lena Headey previa al éxito de Game of Thrones, con un desempeño en la taquilla que sobrepasó las expectativas, ingresando internacionalmente casi 90 millones de dólares. 

Puede que esta cifra no suene espectacular a comparación de otras, pero, por lo menos hasta esas fechas, los presupuestos que manejaba la compañía eran en extremo reducidos, por lo que para un estudio que buscaba afianzar el éxito que había obtenido con sus principales cartas, las películas de Paranormal Activity y la recién estrenada Insidious, cuya secuela ya estaba en marcha, el hecho de que una película con un costo de tan sólo 3 millones produjera semejante cantidad era una situación a aplaudir. 

Aunque la primera de estas películas no deja de ser la clásica historia de invasión al hogar, con familia encerrada en su domicilio, tratando de impedir que un grupo de extraños ingrese para causarles daño, sería la distópica historia de fondo la que la apartaría de sus compañeras de género.  La trama, situada en el 2022, gira en torno a James Sandin, un exitoso vendedor de productos de seguridad para el hogar, el cual nos hace ver, desde que arriba a su lujoso domicilio, en compañía de su esposa e hijos, que algo está por suceder. Acto seguido, con la naturalidad que da la costumbre, la familia activa un mecanismo de protección que termina transformando su hogar en algo parecido a un bunker y el televisor corta su señal para dar aviso que La Purga anual ha comenzado.

Pero ¿qué es en sí La Purga? A lo largo de las cinco producciones se nos ha narrado el proceso social y político que dio pie al evento que da nombre a la saga. En el año 2014, una recesión nacida a partir de la burbuja inmobiliaria del 2008 ha impedido la estabilidad económica en los Estados Unidos, por lo que la tasa delictiva se ha disparado a niveles incontrolables, motivo por el que se crea y alza con la victoria electoral un partido político de corte totalitario, conocido como Los Nuevos Padres Fundadores de América (NFFA). Dos años después del triunfo en las urnas, conscientes de que su sistema no ha funcionado, el partido opta, con intenciones ocultas, por realizar un experimento social basado en las investigaciones de la sociología May Updale (Marisa Tomei) sobre la conducta agresiva del ser humano, mismo que se lleva a cabo en State Island y pone a prueba el formato que piensan instaurar a lo largo del país. 

Durante 12 horas, una noche al año, los delitos de todo tipo están permitidos; por tal motivo, los ciudadanos dentro del perímetro del experimento podían robar, matar o violar sin ningún tipo de repercusión legal. El ensayo resulta un éxito, se definen reglas, las leyes se reforman para dar pie a un evento anual, la delincuencia y desempleo caen al 1% gracias a esto, y las cosas parecen mejorar para el país. Todo gracias a una noche al año donde la sangre corre a raudales. 

A pesar de tratarse de productos comerciales, que no profundizaron en el potencial de su premisa, The Purge ha tocado temas de importancia general como lo son el manejo de las masas por las cupulas de poder, el racismo y el clasismo. Hemos visto como la opinión pública y un estudio con fines relativamente benéficos son manipulados por las autoridades para reducir la población del país en The First Purge; la aceptación de la situación por las clases más altas, que mira para otro lado, al no verse afectadas por el evento en The Purge; la diferencia de condiciones en las que viven los estratos económicos opuestos y la facilidad con que el dinero favorece los caprichos de unos sobre a las necesidades de otros en The Purge: Anarchy; el manejo y modificación de las leyes en beneficio de unos pocos y su hambre por mantener el poder a toda costa en The Purge: Election Year; y finalmente la xenofobia que parece haber infectado a la humanidad en épocas actuales en The Forever Purge, que toca reseñar esta ocasión.

La cinta maneja en apariencia la fórmula de las anteriores, abriendo con la imagen de una pareja de inmigrantes, Adela y Juan, interpretados por Ana de la Reguera (que está pasando por uno de sus mejores años en cuanto a producciones internacionales) y Tenoch Huerta, tratando de cruzar la frontera, en la aparente búsqueda de una mejor vida. Después de esto, el montaje da un salto en el tiempo de diez meses, en donde el matrimonio se nos muestra estable y con una aparente vida feliz. Él laborando en un rancho como vaquero, profesión en la que destaca provocando la frustración del hijo del dueño del lugar, y ella en un puesto administrativo en una fábrica. La apariencia de bienestar en sus vidas se ve interrumpida por el hecho de que ese día tendrán que enfrentar su primera noche con La Purga, que ha vuelto a ser impuesta después de nueve años de suspensión, debido al regreso al poder de la NFFA. Hasta este punto, la historia no se separa de sus predecesoras, ya que la noche transcurre, sólo que, en esta ocasión sin mayor inconveniente. El verdadero arco narrativo se desarrolla a partir del momento en que los ciudadanos piensan que pueden volver a su vida diaria, con la seguridad de que las leyes los protegen, enfrentándose al hecho de que no es así, ya que un numeroso grupo se ha organizado para perpetrar la purga eternamente, eliminando a cuanta persona consideren ajena a su país, con base en una visión de superioridad racial. Cuando las autoridades quieren contenerlos, se ven incapacitados para hacerlo, por lo que la anarquía que ya se vislumbraba en la segunda película se libera, siendo llevada a su máxima expresión desatando el caos a lo largo de todo el país.

En esta ocasión, la trama deja de lado el tono de suspenso de las anteriores, para mostrarse como una obra de acción con todo lo que esto significa, por lo que, cumpliendo con las reglas del género, los protagonistas deben enfrentarse a una serie de dificultades, cada una más peligrosa que la anterior, para lograr escapar con vida de la amenaza que los asecha. Por dicha situación, se conforma un heterogéneo grupo que representa las dos caras de la moneda, inmigrantes y ciudadanos, ricos y pobres, que tendrán que trabajar en conjunto para lograr su objetivo, con su respetivo viaje de aceptación, camaradería y descubrimiento a lo largo del metraje. Todo lo anterior pudo haberse llevado de una mejor manera, ya que se trata de la película más política de todas, reflejo de la era Trump, pero como esto es cine comercial que solo busca divertir, se opta por resoluciones básicas, diálogos insustanciales y personajes sin el trasfondo necesario para empatizar con ellos.

El choque de culturas, la dignificación de las minorías, el empoderamiento femenino, todo se encuentra ahí, pero tocados como simples extras en una historia donde lo que importa son las balas y la sangre. Incluso el conflicto migratorio, eje central del conflicto, pierde fuerza una vez que las explosiones comienzan a aparecer. De la misma manera, la división de clases sociales entre los ciudadanos estadounidenses, motivo secundario por el que el grupo se ve obligado a formarse, sólo es tratado en el primer acto de la historia, para olvidarlo una vez que el segundo inicia.

The Forever Purge es cine para pasar el rato, no es ni mejor ni peor que sus compañeras dentro del universo que comparten, cumple a medias con el propósito para la que fue creada y no debe buscarse en ella una mayor capa de profundidad, pero uno no puede dejar de percibir una sensación de insatisfacción e ingenuidad por momentos. Las actuaciones están bien, tomando en cuenta el material que se le brindó a los actores, pero sólo bien; la tensión es correcta, pero en ningún momento logra concretarse del todo; las historia no termina por definirse en ninguna dirección, por lo que se torna difusa, aburrida y sin sentido por momentos.

Esto posiblemente se deba a la visión del director Everardo Gout, encargado del proyecto en sustitución de DeMonaco que en esta ocasión sólo funge como guionista. El realizador tuvo un despegue importante con su opera prima Días de gracia, en el 2011, pero no había realizado otro trabajo de este estilo y se nota, ya que después de su opera prima se ha dedicado a la realización de capítulos aislados para series de televisión y videos musicales, donde, la verdad sea dicha, se ha desempeñado con soltura. Su alejamiento del tono previo en la saga para dar pie a una crítica social se torna torpe, así como el tratamiento heroico y dignificante para las minorías excesivo, fallando al momento de plasmar una problemática actual imposible de negar, que se evidenció ante el mundo entero hace apenas unos meses con el asalto al Capitolio estadounidense. 

Si bien la cinta logra plasmar a medias el comportamiento racista enajenante que todos pudimos observar en tiempo real, no deja de parecer una caricatura, copia diluida de las imágenes que ahora se han quedado en nuestras mentes. Puede que la película se haya grabado antes de ese suceso, que pueda tomarse como una premonición en formato digital de los sucesos que estaban por acontecer, que los destellos de violencia sean más vistosos y gráficos en el producto cinematográfico, pero ni una sola de las escenas que nos muestra logran equiparar o siquiera acercarse al horror que todos presenciamos por televisión. Es imposible salir bien librado, cuando tu competencia es la realidad misma.

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