El Mundo Perdido

(The Lost World: Jurassic Park, 1997)

El genio Steven Spielberg no se cansó de dinosaurios, así que cinco años después, del mega éxito de la primera, regresó con una extensión de la franquicia, con una aventura artificiosa, aunque igual de entretenida y con mucho humor mortal.

La aventura con estos seres que han revivido por la magia de la clonación, esta hecha de dos partes: la primera que es un viaje a la isla donde habitan estas criaturas en el Pacífico, y la segunda es su transportación a tierra firme, en san Diego, donde la situación se sale de control.

¿Suena familiar? Claro, es básicamente la misma historia de King Kong, aunque aquí la variación está en que los dinosaurios siempre han fascinado a la humanidad y, más, cuando son presentados en la historia de una mano maestra.

Del casting de aquella historia original solo queda el pesadito Jeff Goldblum, que encabeza una reducida expedición para documentar la existencia de los enormes lagartos que se encuentran cautivos en la ínsula. Paralelamente, una compañía ambiciosa quiere traer a la ciudad al T-Rex el más letal de los depredadores de la historia.

Los dos consiguen sus objetivos, aunque con resultados muy diferentes.

La cinta es cruenta y emocionante. Los efectos especiales son asombrosos, aunque ya no se da la misma sorpresa de la película previa, que es ya un clásico de la ciencia ficción.

(PG-13. Orientación de los padres a menores de 13 años)

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