Padecer

A los pocos días de cumplir las dos semanas de aislamiento por la enfermedad del Covid 19, escuché en el radio la siguiente noticia: en el mes de noviembre cada hora y media se murió una persona en la región lagunera a causa de este virus.

Noviembre fue un mes muy triste, en las redes sociales cada día había una esquela y mensajes y condolencias hacia personas conocidas, compañeros de trabajo, amigos, maestros. Fueron días dolorosos. Aún no sabemos cuánto durará este duelo.

No pude dejar de pensar y agradecer que habíamos corrido con suerte. Vivimos algunos días de fuerte dolor en el cuerpo y cabeza, debilidad, fiebre, falta de apetito, de olfato y de gusto. Pero después del día 9 y 10 los síntomas empezaron a ceder. No sabremos si tendremos secuelas, todo parece indicar que no. Mi esposo y yo fuimos parte de la cuantiosa estadística de este mes. ¿Cómo nos contagiamos? No estamos seguros de ello, no teníamos vida social y nuestras actividades se resumían al trabajo y la compra del súper.

Ser una persona con este padecimiento te hunde en el miedo, en la incertidumbre. Desde el mes de marzo vivimos con este temor y creíamos que habíamos superado caer enfermos. Desde el momento que conoces el resultado de la prueba de laboratorio, ignoras cómo van a responder tus pulmones, tu sistema inmune. Y tienes en verdad mucho miedo de haber contagiado a alguien. El sentimiento, el ánimo, la capacidad de tener una vida interior sana, ayudan mucho a combatir la enfermedad.

Por fortuna tuve mis lecturas, té con miel, café, series, películas, muchos mensajes de aliento de familia, amigas y amigos (muchos fuera de mi ciudad), mi espacio de escritura, una mascota y un hijo cuya actitud, de verdad, superó cualquier expectativa. 

Si algo he aprendido a valorar en esta pandemia es la enorme capacidad de adaptación de las y los niños. Sus cámaras encendidas en las clases, sus diálogos con maestras, compañeros, su sentido del humor, risas y juegos, son en verdad un bálsamo en un momento así.

Al segundo día de saber el resultado de la prueba mi hijo cumplió 10 años. Recuerdo que ese día fue el peor en los síntomas. Aún así, con todas las medidas de protección y cuidado, encendimos las velas, partimos el pastel y cantamos las mañanitas.

¿Qué más agradezco? Si te enfermas o no, la cultura será una gran compañía: me refiero a los libros, la música, las películas, la curiosidad que te despierta la soledad. Esto es un ensayo para fortalecer tu espíritu. No sé cómo le han hecho las y los artistas para llenar las redes sociales de expresiones artísticas, cuando sabemos que su economía está colapsada.

Ahora puedo decir que todo lo que hiciste en los últimos cinco años de tu vida, o quizás más: cómo viviste, tus hábitos, tu alimentación, tus enfermedades, desveladas, el trabajo que tuviste, si hiciste o no ejercicio; te prepararon sin saberlo, para este momento. De ese pasado dependería, en buena medida, cómo actuaría tu organismo ante esta amenaza.

La vida no será la misma para nadie después del Covid. Debemos plantearnos ¿a partir de ahora cómo queremos vivirla? 

Twitter: @Lavargasadri