¿También nos robaron el otoño?
Octubre siempre fue un mes de bienvenidas. Bienvenida al otoño, bienvenida al último trimestre del año, ese tiempo que añoramos los que siempre vamos por la vida con prisas, pero el otoño nos detiene a pensar. ¿En qué? Tal vez en que se acerca el final del año, el paisaje de hojas que tapizan los suelos, el aire de templado a fresco, una cierta calma, aunque no lo es, pero que abre un espacio a la reflexión.
¿Quién me ha robado el mes de abril? Dice el cantautor español, el genio de Úbeda Joaquín Sabina. Ahora la frase se puede aplicar al mes de octubre. ¿Qué nos robaron? La pandemia nos cerró todos los festivales artísticos, incluyendo al festival más emblemático de esta temporada: el Cervantino.
¿Quiénes de nosotros no viajamos alguna vez, aunque se de “mochilazo” al Festival Cervantino? ¿Quiénes no vivimos alguna vez las callejoneadas, los conciertos en las calles, restaurantes y bares llenos, pero, sobre todo un mar de cultura en la calle, en cada esquina? Gracias al Cervantino en todo el país se nutrían festivales artísticos que traían hasta nuestras ciudades parte de su programación.
En Coahuila era el Festival Internacional Julio Torri y el Festival Revueltas en Durango. Pero, además, en otros estados también había ferias de libros, como la de Monterrey. También octubre era antesala a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La FIL que llegó a convertirse en la feria literaria más importante del mundo de habla hispana. Uno de los eventos económicos y culturales que más ponían en alto el nombre de nuestro país.
La mayoría de estas actividades migraron al formato virtual y algunas se pospusieron para el siguiente año. El asunto es, que aun con la baja de contagios por el COVID en algunos estados del país, este octubre y este otoño no serán lo mismo. Aunque la vida social y económica comienzan a reactivarse, se percibe un ambiente mezclado de alegría y temor. Alegría porque algunos confiados, comienzan a ir a bodas, bautizos y viajes. Temor porque con octubre y sus bellas lunas, llegó también la amenaza de la influenza.
Pero en octubre también hay movimientos políticos que dividen al país. Habrá unas elecciones en Coahuila, que huelen sobre todo a desaliento. (Las elecciones para renovar el congreso local son las menos votadas, ¿y es que a quién le creemos?).
Asimismo, en este mes se vive el cierre de campañas para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, unas elecciones inmersas en un ambiente de pesimismo: económico, de salud y social… No han sido los mejores años para alimentar la democracia y la participación ciudadana en el vecino país.
En el inicio de este trimestre también ha quedado claro que las casas seguirán como escenario de una educación virtual, que muy probablemente se extenderá hasta el próximo año. Las aulas migraron a las pantallas, con una nostalgia por la interacción y la inigualable experiencia de contacto social.
¿Y que nos queda? Pues que las lunas de octubre siguen ahí, que el otoño trae consigo una cierta dosis de felicidad anticipada. Siempre los más pequeños en casa esperan con ansia la navidad, en México nos preparamos para uno de los rituales más esperados: el 2 de noviembre: día de los santos difuntos.
Todos en lo individual debemos de mantener vivo el otoño, vivir sus colores, sentir su brisa. Lo demás, será otra historia.
Twitter: @Lavargasadri.