Bring Her Back (2025)
Hace dos años, los gemelos Danny y Michael Philippou, conocidos como RackaRacka, dieron el salto de YouTube al cine con Talk to Me, una historia de terror sobrenatural pensada para la generación TikTok. La cinta no sólo fue bien recibida por la crítica, sino que se convirtió en el título de terror más taquillero de A24.
El estudio, feliz con los millones recaudados, les dio luz verde para un nuevo proyecto: Bring Her Back, un thriller sobrenatural que llega ahora a salas mexicanas rodeado de expectativas, mismas que han quedado disipadas ya que el dueto ha demostrado que su trabajo anterior no fue suerte, sino que tienen muy buena mano para este tipo de historias, haciendo evidente que han madurado su estilo en el proceso, trayéndonos en esta ocasión una historia mucho más fuerte, densa y adulta.
Si en Talk to Me los jóvenes se permitían ser poseídos por un ente a través de una mano cubierta de símbolos (porque beber y drogarse ya parece muy Boomer, Gen X o Millenial), en esta ocasión los directores nos hablan de la soledad y el proceso de duelo en la forma de Andy (Billy Barratt) y Piper (Sora Wong), un par de hermanos que terminan huérfanos cuando encuentran a su padre muerto en la regadera. Con su madre fallecida tiempo atrás y Andy a pocos meses de cumplir los 18 años, se les obliga a vivir en una casa de acogida en lo que pasa el tiempo suficiente para que él pueda ser el tutor legal de su hermana.
Debido a que Piper sufre de ceguera parcial, es recibida sin problema por Laura (Sally Hawkins), una antigua trabajadora social que perdió a su hija en un accidente y que, debido a que esta había padecido la misma condición que Piper, cuenta con las condiciones en su hogar para recibirla. A pesar de la renuencia inicial por aceptar a Andy por su historial problemático, ambos terminan viviendo bajo el techo de la mujer, junto a otro huérfano de nombre Oliver (Jonah Wren Phillips), un niño mudo que presenta actitudes inquietantes.
Desde su llegada, los hermanos notan que la actitud de Laura no es normal, ya que es demasiado efusiva y alegre, a un nivel que no parece natural, cosa que termina siendo el menor de sus problemas cuando poco a poco, con el pasar de los días, Andy comienza a notar que tanto el actuar de Laura como el de Oliver, sumados a una serie de sucesos que ocurren dentro de la casa, comienzan a tornarse demasiado extraños y perturbadores, situaciones que le hacen darse cuenta de que no se encuentran tan seguros como pensaban al momento de su llegada.
Bring Her Back nos llega tarde a comparación de otros países, ya que tuvo su estreno en Estados Unidos a finales de mayo pasado, por lo que a estas alturas se sabe que no logró acercarse al éxito económico que la dupla de directores tuvo con su trabajo anterior; pero esto mismo ha permitido que el boca a boca haya hecho más por ella que la campaña de marketing poco efectiva que tuvo, ya que en los territorios donde se ha venido estrenando las reacciones han sido más que buenas, enalteciendo la calidad de la película.
Es posible que esta falta de éxito comercial se deba precisamente a uno de sus principales puntos positivos en materia narrativa, que es el tratarse de una historia más desoladora de lo que pudimos esperar conociendo el trabajo de los directores. Aquí los principales temas son la soledad, la culpa, el duelo, la violencia intrafamiliar, así como el abuso físico y la tortura contra infantes, mismos que se presentan e impregnan, volviendo sofocante cada encuadre del metraje sin dar tregua al espectador, apoyándose sobre todo en la melancólica y tétrica banda sonora creada en esta ocasión por Cornel Wilczek, colaborador habitual de los directores.
Los Philippou buscan incomodar y lo logran. No sólo por las escenas gráficas que invitan a apartar la mirada, sino porque mantienen a sus personajes en un sufrimiento constante. Aquí no hay respiros ni falsas esperanzas: nunca se busca un final feliz, sino hundirnos en una angustia que persiste incluso cuando termina la proyección. Aquí no se deja descansar al espectador, provocando un vacío en nosotros que nos acompaña, al igual que algunas escenas, una vez que la función ha terminado y volvemos a nuestros hogares. En mi caso, una en particular relacionada con un cuchillo sigue viviendo en mi mente sin pagar renta, y no sé por cuánto tiempo se vaya a quedar ahí. Esto, véase como se vea, es algo digno de aplaudir en un momento en que todo está diseñado para consumir y olvidar cuando el siguiente producto aparece.
Un aspecto en que vuelve a ser el principal atractivo en este tipo de cine es su reparto, empezando por sus tres jóvenes protagonistas. Billy Barratt sorprende en su primer papel protagónico como un hermano rebelde endurecido por el dolor, protector a pesar de sí mismo y la esponja que ha absorbido todo el mal con tal de que su hermana no padezca lo que él. Sora Wong, elegida sin experiencia previa y compartiendo la condición de su personaje, brilla con naturalidad en un debut conmovedor: la inocencia de no estar al tanto sobre el mal que la rodea queriendo engullirla por motivos perversos. Sobre Jonah Wren Phillips sólo diré que hace mucho tiempo una actuación infantil no me generaba tanto malestar y escozor, algo que por sí solo ya debe valer como referencia; él es el encargado de las escenas más perturbadoras, mismas que realiza de una manera tan intensa que te hace olvidar su edad.
Pero la reina indiscutible es Sally Hawkins, conocida por su versatilidad (Blue Jasmine, The Shape of Water), que aquí ofrece una interpretación hipnótica, una que podemos tomar de entrada como la hermana rota y perversa de su Poppy de Happy-Go-Lucky (2008): una Laura que al inicio, igual que el papel mencionado, satura con su forma efervescente de ser, cargada de sonrisas que pasan de lo alegre a inquietante con una mueca y miradas que cambian de dulces a aterradoras en un instante. Hawkins transmite el vacío de haberlo perdido todo y hasta dónde puede llegar alguien roto por el dolor. Otra actuación sobresaliente que confirma lo injustamente infravalorada que sigue siendo.
Si buscamos en la historia algo para criticar, podría ser el hecho de no dar una explicación sobre la fuerza sobrenatural que acecha a los protagonistas. Sabemos que existe, nos lo muestran y explican de forma gráfica, pero jamás se nos brinda la información sobre la manera en que se ha accedido a esta. En un mundo acostumbrado a la sobre explicación de las cosas, donde la gente se la pasa preguntando a ChatGPT y Grok hasta el dato más básico, la falta de esta información puede hacer ruido en cierta parte del público, pero eso, como siempre, dependerá del gusto y preferencia de cada persona.
En lo personal, a pesar de que por momentos no conecté emocionalmente con ella, únicamente tengo elogios para Bring Her Back, pero estoy consciente de que se trata de una de esas películas que divide a la audiencia: algunos la considerarán lenta, otros una obra de arte, pero será muy difícil que deje a alguien indiferente. Poseedora de algunas de las escenas más perturbadoras del género y, sin temor a exagerar, posiblemente la mejor cinta de suspenso sobrenatural de la primera mitad de este 2025. Puede que no haya sido un éxito en taquilla, pero los Philippou confirman que son una de las voces más prometedoras del nuevo terror.










