Jurassic World: Rebirth (2025)
Sólo he escrito sobre otra película de esta saga y fue la no muy aplaudida (aunque inmensamente redituable en el aspecto económico) Jurassic World: Dominion (2022). Cuando hablé de ella, hice hincapié en los 15 años que transcurrieron entre la trilogía Park y la World, situación que había facilitado el éxito de la segunda debido a la nostalgia; también dije que esta se había centrado en repetir, en versión más grande, lo visto en la original, con guiones no muy buenos que iban bajando de calidad en cada una de las entregas; de la misma forma, también dije que esto no importaba en lo más mínimo porque lo que queremos ver son dinosaurios, muchos, ya sea amigables o fuera de control asesinando brutalmente al grupo que, salvo los protagonistas, sabemos están ahí sólo para morir; por último, mencioné que tal vez en otros 15 años, otro productor ávido de dinero reviviría la franquicia en un intento desesperado por lograr un éxito taquillero apostando a lo seguro.
Pues véanos aquí, tan sólo 3 años después con otra historia que trata de exprimir con desesperación, tal vez demasiado pronto, hasta el último centavo que se le pueda sacar a los dinosaurios, apostando a (en caso de que esto todavía aplique) lo seguro, para tratar de salvar una taquilla que parece querer extinguirse más que los dinosaurios mismos. ¿Cuál ha sido el resultado de esta decisión? Como ya lo dije, en realidad no importa porque son dinosaurios y todos amamos a los dinosaurios en pantalla, pero venga, esto se trata de analizarla dejando fanatismo de lado.
Primero que todo, la historia “original” que se planteó en esta ocasión otra vez ha optado por dos líneas narrativas que inician paralelas, pero que en esta ocasión sí convergen desde el final del primer acto, aunque uno (por lo menos yo) hubiera deseado que jamás ocurriera, pero yo no escribí el guión, así que la trama de esto va:
La película abre con un prólogo que sucede 5 años antes que Jurassic World, en la que vemos en una isla de la que no sabíamos su existencia (sí, otra) como se realizan experimentos mezclando diferentes tipos de ADN de dinosaurio. Aunque en ningún momento se nos explica, resulta evidente que fue en ese lugar donde se creó a la Indominus Rex, así como a otros tantos que al no resultar atractivos o funcionales para el parque, son sacrificados o los mantienen ahí para estudio. Como esta no sería una película de la saga sin problemas técnicos que manden todo al infierno, ocurre uno que provoca la liberación de un experimento fallido y el futuro abandono de la isla.
Después de esto viene la primera presentación de personajes en el presente, con la sensual mercenaria Zora Bennett (Scarlett Johansson, porque ya era tiempo de que una mujer protagonizara una de esta película, aunque tardaron demasiado en hacerlo para mi gusto), quien es reclutada por el sensual, aunque sin escrúpulos Martin Krebs (Rupert Friend), para comandar una investigación financiada por la mismísima representación del mal, lo peor que puede haberle sucedido a la humanidad, el pináculo de todo lo que está corrupto y podrido en este planeta, es decir, una compañía farmacéutica, que busca encontrar la cura para males cardiacos para capitalizar el descubrimiento. Él le indica que tendría que infiltrarse en una región en el Ecuador donde los dinosaurios han podido sobrevivir, porque sí, la historia inicia contándonos que todos los que en la entrega pasada habían logrado adaptarse a su interacción con los humanos han comenzado a morir porque el planeta ha cambiado y las condiciones climáticas los están exterminando de nuevo, salvo en esa región. Esta misión consiste en sustraer muestras de los tres especímenes más grandes que siguen con vida, debido al tamaño de sus corazones; uno terrestre, otro acuático y uno volador, para conveniencias del guión. Con renuencia inicial, ella es convencida (como posiblemente lo seríamos muchos) una vez que le indican la cantidad que se le pagará, iniciando con el reclutamiento del grupo que los ayudará. Entro ellos se encuentran el sensual paleontólogo Henry Loomis (Jonathan Bailey) encargado de cubrir la parte científica de la expedición y el, también sensual, capitán del barco en que se transportarán, Duncan Kincaid (Mahershala Ali). Junto a ellos, algunos igual de sensuales personajes que sabemos no tendrán verdadero peso, pero este tipo de películas amerita un grupo más numeroso de gente atractiva cuyos cuerpos evidencian el tiempo que pasan en el gimnasio.
A la par se nos muestra la segunda parte de los personajes, que bien pudieron no existir y sólo ampliar el grupo principal, desarrollándolos de forma eficiente, pero esto conllevaría un trabajo verdadero de guionismo, por lo que optaron por irse a la fácil y metieron con calzador la historia de una familia latina (porque inclusión étnica) que se ha embarcado en un viaje por el mar, porque la hija mayor entrará a la universidad y nada como estar encerrados en un pequeño barco por semanas para que los evidentemente fracturados lazos entre ellos se reparen. Este grupo está conformado por el no muy capaz padre Rubén Delgado (Manuel García Rulfo), su insufrible hija mayor Teresa (Luna Blaise), el novio en apariencia bueno para nada de esta, Xavier (David Iacono) y la hija menor Isabela (Audrina Miranda) quien funge como la obligada niña de la historia que siempre debe existir porque de otra manera quién pondrá en peligro a todos y cometerá los actos con menos lógica de la historia. Pues para sorpresa pareciera que los guionistas se esmeraron en hacer que cada uno de los que conforman este grupo se peleara el puesto por las acciones más estúpidas, pero eso lo mencionaremos más adelante.
Ambos grupos se conocerán y comenzarán su interacción cuando el Mosasaurus (el dinosaurio acuático necesario en la investigación) que ahora nada en libertad por el océano, haga naufragar a los segundos y sean rescatados por los primeros, aunque no tarden mucho en volverse a separar y reencontrarse en la isla. El resto de la trama (porque todo esto ocurre al final del primer acto) no lo contaré, pero creo que es evidente para donde va la historia.
No voy a mentir, Jurassic World: Rebirth me gustó, porque dinosaurios y al final es una película entretenida, como la han sido todas hasta el momento; pero como siempre digo, una cosa es gusto y otra calidad, por lo que lo divertida que sea no borra el hecho de que peca exactamente de lo mismo que les ha ocurrido a todas las demás secuelas, su poca originalidad. En esta ocasión se repite la misma fórmula calcada, con los obligados pequeños cambios o adhesiones para que uno pueda distinguirla del resto al recordarla, tratando de disfrazar que ya vimos lo que sucede en las demás, lo cual a estas alturas puede ser cansado y tedioso; pero ni siquiera es ese su mayor problema, sino el hecho de que la historia hace hoyos por todos lados, con situaciones carentes de lógica o coherencia. Sí, esta es una película sobre dinosaurios vueltos a la vida, en este caso contando con algunos modificados todavía más, eso nadie lo discute y no espero una cátedra científica que avale lo que vemos en pantalla; no, el problema viene a darse en la forma en que son manejados sus personajes humanos, las decisiones que toman y la manera en que han decidido solucionar cuestiones que se les presentan.
Diciéndolo de otra manera, es como si los guionistas hubieran abierto un viejo manual de “pasos a seguir para escribir un guión de cintas de aventuras” y lo han seguido al pie de la letra, insertando la mayor cantidad posible de personajes cliché, todos con conflictos que deben tener para cubrir su cuota, sin el mínimo empeño por hacerlos interesantes; desde el espacio se puede ver los que sobrevivirán y cuales están ahí como alimento de dinosaurio. Esto, cuando la totalidad del producto es funcional, puede no ser un problema, pero en esta ocasión pareciera que al manual utilizado le faltaban páginas y otras se habían desprendido, siendo puestas de vuelta sin un orden, ya que a esta falta de desarrollo se le debe sumar las acciones irracionales de la mayoría.
Sin entrar en muchos detalles, ejemplos de lo anterior pueden ser las decisiones tomadas por el padre de familia, quien parece querer que sus hijas sean asesinadas en lugar de protegerlas, aunque las acciones independientes de ellas no es que ayuden mucho, ya que yo también deseaba su muerte. Hacer que todos se lancen a un mar repleto de dinosaurios asesinos, porque parece que el barco va a encallar, no es el mejor plan que como progenitor puede idear, lo que te hace pensar que posiblemente su estupidez sea la razón por la que ahora este divorciado. Su pierna herida, que una escena se recuerda y dos no, cojeando para luego correr como si fuera maratonista, es otra cuestión que el departamento de continuidad parece haber pasado por alto. En general esa familia brinda la mayoría de los momentos menos logrados de toda la cinta, pero supongo que para los guionistas era necesario intentar algún lazo emocional y “cómico”, como el predecible desarrollo que tendrá el personaje de Xavier o las escenas de la niña y su dinosaurio (destinado a morir por decisiones que se toman al final), personajes que se nota tratan desesperadamente de ser un Lilo Y Stitch, pero que nunca logran ser lo adorables que se espera, mucho de esto debido a que la pequeña no es lo suficientemente buena actriz y parece que está leyendo sus líneas en un teleprompter. No es hate contra la actriz, supongo que algo le vieron en el proceso de casting, pero es imposible negar que en pantalla no se ve por ningún lado.
Esto nos da pie para hablar de los tres protagonistas: Johansson, Bailey y Ali. Tienes a un doble ganador del Oscar, una dos veces nominada y a un reconocido actor de teatro pasando por su momentum en medio audiovisuales, para no hacer absolutamente nada con ellos; sé que no estamos ante un relato shakespeariano, pero pudieron haber creado algo mejor para ellos. Claro que los tres hacen lo que pueden con los insulsos papeles que les dieron y salen airosos porque tienen carisma sobrado (y son guapísimos), pero nada de esto es gracias al director y los guionistas, que parece que llegaron un día, les dieron ordenes, les dijeron “ahí se dirigen solos” y se fueron a sus casas. Ellos tres son los que hacen llevadera la película y cargan en sus espaldas todo el peso de esta.
Pero venga, como ya dije al inicio, esta es una cinta sobre dinosaurios, narrativamente deficiente, pero dinosaurios al final y en esa parte cumple, aunque también hay punto a mencionar. Lo primero aquí es recalcar que, como todas las que han conformado la franquicia, se nota que el presupuesto fue a parar en los efectos especiales que se utilizan para generar a estos animales, ya que hasta la fecha no han defraudado en este sentido; especies conocidas y nuevas, todas lucen espectaculares, así sean apegadas a la posible realidad de su forma o no. En apartados técnicos la saga Jurassic ofrece catedra de CGI y efectos sonoros, a diferencia de otras que inundan el mercado con imágenes que parecen haber sido hechas con algún programa casero y fotografías deficientes.
En la cinta aparecen especies nuevas como el Titanosaurus y el Aquilops; pero esta es una cinta que transcurre en una isla que se nos ha vendido como el lugar done las especies más peligrosas eran contenidas o donde los experimentos fallidos habitaban, situación que parece exagerada ya que son sólo 2 las hibridas que se nos muestran: el Mutadon y el Distortus Rex. Entendiendo que esta película trata de replicar en mutante lo visto en las anteriores, digamos que estamos ante los nuevos Velociraptors que atacan en grupo y el Tyrannosaurus que se vuelve un problema por sí mismo. Ambas especies resultan interesantes, pero distan mucho de lo prometido en la campaña publicitaria.
Jurassic World: Rebirth es definitivamente un producto menor dentro de la saga, entretenido, claro, pero ya demuestra signos de fatiga y queda debiendo mucho. Se aprecia lo que el director Gareth Edwards intentó, pero es notorio que los dinosaurios no son su elemento, lo suyo son los monstruos. A pesar de las malas críticas ha resultado lo suficientemente exitosa en su primer fin de semana, lo que viene a demostrar que es una franquicia a prueba de balas, hasta el momento. Al final no va a recaudar tanto como sus predecesoras, pero sabemos que eso no detiene a Hollywood mientras el olor a dinero siga en el ambiente. Si de mi dependiera, este sería el momento de aceptar su extinción, pero parece que esto no va a suceder pronto. Dejen morir en paz a esos pobres dinosaurios.