Here (2024)
Hace 30 años, la triada conformada por el director Robert Zemeckis, el actor Tom Hanks y el guionista Eric Roth, trabajó para llevar a la pantalla una de las cintas más emblemáticas de la cinematografía estadounidense de la década de los 90: Forrest Gump. La película se convirtió en un fenómeno de crítica y taquilla, ganando 6 Oscares y recaudando más de 650 millones de dólares a nivel mundial, mientras era referenciada y parodiada, demostrando su impacto en la cultura popular.
Este año el trio ha regresado, acompañado de la actriz Robin Wright quien también apareció en la cinta mencionada, para desarrollar un nuevo proyecto en conjunto, la adaptación cinematográfica de la aclamada novela gráfica Here de Richard McGuire. Con un material base tan aplaudido y con el reencuentro del talento mencionado no es de extrañarse que las expectativas estuvieran demasiado altas, por lo menos en la etapa de producción de la cinta, aunque estas parecen no haberse materializado en comentarios positivos, ya que la película no ha funcionado como se esperaba. Ahora que su estreno se ha programado para el 18 de diciembre en salas mexicanas, ha llegado el momento de hablar sobre ella.
Tratando de definir la historia de esta cinta podemos decir que tiene ciertos paralelismos con la colaboración anterior del equipo y con otras realizaciones del director, ya que esta también voltea al pasado para contarnos el presente y futuro de los personajes. La novela gráfica en que se basa es un recorrido a través del tiempo, siempre enfocando un mismo punto en el espacio, en el que vemos varias etapas de la historia estadounidense, sobrepuestas unas sobre otras en recuadros que nos permiten ver el andar y retroceder de la historia sin un orden específico, utilizando elipsis para dar estos saltos. Aunque en la película se toma como eje central la historia de una familia y el tiempo que viven en la casa que sirve de escenario, si armamos todo de forma cronológica, la narración se extiende muchos siglos antes de estos personajes y vemos a la siguiente familia que ocupa la vivienda, llegando al tiempo de la pandemia de Covid.
A pesar de lo original y tractivo que pueda sonar este concepto, no siempre lo que brilla en papel sirve en la pantalla, ya que al tratar de recrear el formato y estética de la novela, con un técnicamente complicado montaje que sí se debe aplaudir a manos de Jesse Goldsmith, el director opta por utilizar estos mismos recuadros para saltar de una época a otra, pero repite su recurso tantas veces y con secuencias demasiado cortas en ocasiones, que estas terminan cansando a quien contempla la película. Si bien su intento por profundizar en la familia protagonista se nota, la información que tenemos sobre ella es tan poca que termina por volver frio el producto final. Sí, vemos los cambios generacionales, los sueños frustrados y la lucha de 3 generaciones por salir adelante en momentos puntuales de su historia, pero esto se entorpece cuando de la nada volvemos a la época en que la casa no había sido construida y se nos presenta el terreno natural en el que vivían algunos nativos americanos, para dar paso a la llegada de los ingleses, la lucha por la independencia de ese país, la construcción de la casa y los dos propietarios anteriores, antes de que nuestros protagonistas hagan uso de ella, para luego ser adquirida por un matrimonio afroamericano que también termina por venderla.
Todo lo anterior se entiende y da valía al titulo de la obra, pero la ejecución seleccionada por Zemeckis parece no haber sido la mejor, ya que su intento desesperado por crear empatía y momentos emotivos se pierde entre tantas subtramas donde apenas y se definen los personajes que se nos presentan. Esto vendría ser un problema en el guión de Roth, quien utiliza todos los lugares comunes y estereotipos para mostrarnos la marcada diferencia y algunos paralelismos entre una generación y otra, desde las diferencias políticas de personajes secundarios como Benjamin y William Franklin que aparecen en secuencias donde la casa no había sido construida, hasta el miedo que los padres afroamericanos sienten una vez que su hijo ha llegado a cierta edad en la que puede ser victima de racismo por parte de la policía; estos temas se mezclan tratando de complementar la trama principal, pero la cinta resulta tan corta que no se termina por lograr ninguna de ellas. Un aspecto destacable que ayuda a mejorar los escases narrativa es un muy logrado trabajo de la diseñadora de producción Ashley Lamont, puesto que logra en un espacio tan reducido darnos más sobre las personalidades de los habitantes de lo que logran las palabras; así como la eficaz partitura compuesta por Alan Silvestri (quien también trabajó en Forrest Gump) que eleva la sensibilidad de ciertas escenas.
Respecto al elenco, tomando en cuenta que sólo los personajes de Hanks, Wright, Paul Bettany y Kelly Reilly tienen un desarrollo significativo, estos hacen lo que pueden con las breves escenas y escasos diálogos que se les brindaron; pero, a pesar de los esfuerzos de estos y su solvencia al interpretar sus roles, las caracterizaciones utilizadas para rejuvenecer y envejecer a algunos de ellos provocan la sensación de valle inquietante, ya que resulta demasiado notorio que sus rostros fueron sobrepuestos en los cuerpos de otros actores más adecuados para la época en que se encuentran o el maquillaje resulta tan poco creíble que termina por distraer de sus trabajos actorales.
Robert Zemeckis siempre ha sido un director tecnológicamente vanguardista que ha utilizado los últimos recursos técnicos de moda para elevar sus historias y es posible que intentara lo mismo en este proyecto, fallando en esta ocasión, ya que termina por darnos una cinta que funciona más como un experimento que la sensible realización que es evidente buscaba crear. Admito que los últimos minutos de la trama si lograron conectar conmigo en el plano personal, pero el efecto llega demasiado tarde para volver memorable esta producción. Here al final termina siendo un producto fallido que ha dejado escapar la enorme oportunidad que significaba este reencuentro tan ansiado, quedando muy por debajo de otros trabajos de todos los involucrados.