Madame Web (2024)
Sabemos que el cine de superhéroes live action no está pasando por su mejor momento, cosa que se ha hecho evidente en los desastrosos resultados en la taquilla de todas las recientes producciones estrenadas, sin importar el estudio que las haya realizado o la casa editorial en que se basen. Las razones pueden ser muchas, desde el cansancio del público por el agotamiento de la formula, hasta la inferior calidad visual y narrativa con la que se fueron realizando estas cintas que parecían sólo cumplir con emular ciertos moldes, sin aportar nada que las distinguiera del resto.
Con el pináculo de esta debacle en la forma de The Marvels (2023), cinta que a mi gusto no merecía el rechazo casi generalizado que provocó, ostentando el penoso honor de ser la que peor desempeño ha tenido en la taquilla y la que generó los comentarios más negativos (dejando a la Fantastic Four del 2015 de lado, porque no pertenece a ninguno de los universos que se han creado), parecía que nada podía sobrepasar semejante fracaso, hasta el fin de semana pasado en que Madame Web se ha estrellado de forma contundente en las salas de todo el mundo, demostrando que, mientras se sigan cometiendo los mismos errores, siempre se puede lograr un fracaso mayor.
¿Es tan mala esta producción para tener este recibimiento? Directo y al punto, sí, en Madame Web todo está mal, desde una historia sin ritmo, sentido o lógica, alejada de los orígenes del personaje; hasta actuaciones deslucidas de un reparto desaprovechado, que parecen haber sido realizadas por mera necesidad económica; hasta aspectos técnicos tan poco cuidados que hacen que esta película parezca una de esas presentaciones que se hacían en la escuela, donde diferentes personas trabajaban cada uno por su lado para al final unir lo que cada uno hizo por separado, sin por lo menos homogenizar el formato al final.
Para hablar de todas las cosas que salieron mal en esta adaptación, tenemos que hacerlo por partes, iniciando por todas las modificaciones que se hicieron al personaje central para esta versión, lo cual, como he dicho en otras ocasiones, no representa un problema por sí mismo, ya que existen casos donde las mismas pueden tornar más interesante o enriquecer una historia; para mala suerte de los que ya vimos la película, este no es uno de esos casos.
En los comics Cassandra Webb es representada como una anciana mujer mutante ciega, que padece miastenia grave, condición que la ha mantenido postrada y conectada a un soporte vital en forma de telaraña sin el que moriría al instante. Como su mutación le ha brindado poderes precognitivos y de clarividencia desde su nacimiento, puede brindar información que resulta de ayuda para otros héroes en sus aventuras. Aunque con el tiempo han existido otras versiones del personaje, es esta la que se considera la principal y más importante dentro del canon, motivo por el que posiblemente mantuvieron el nombre para la versión cinematográfica, siendo este el único rasgo que se ha mantenido, pero modificando los origines del personaje y sus poderes, iniciando con esto la avalancha de malas decisiones tomadas.
Entonces, como si toda esta historia no existiera, los guionistas decidieron que la trama sucediera en el año 2003 y que esta Cassandra “Cassie” Webb (Dakota Johnson) fuera una joven y guapa paramédica con evidentes problemas para socializar, debido al trauma no trabajado que padece al haber crecido huérfana en casas de acogida, ya que su madre murió en el parto mientras realizaba una investigación en las selvas de Perú. Como ella evidentemente no está al tanto de todo lo que nosotros vimos en el prólogo de la película, ha crecido con el resentimiento de que su madre no pensó en ella, arriesgando su vida, porque un personaje necesita problemas existenciales para ocultar el cándido corazón de oro que se mostrará más adelante.
Como Cassie es una coraza inquebrantable de hierro para los demás, él único que la conoce por completo es su compañero de patrulla Ben Parker (Adam Scott), sí, la versión joven del desafortunado tío Ben que se volverá el evento canónico en la vida de todo Spiderman, porque de alguna manera forzada y rebuscada debían tratar de unir este desastre con las películas estelarizadas por Tom Holland y que mejor manera que inventar esta conexión sin sentido.
Pues es en una de las respuestas del dúo a un accidente que la protagonista queda atrapada en un auto (la escena mal editada del trailer) que termina sumergido en un río donde muere, pero como es la protagonista logran revivirla y es cuando cosas extrañas comienzan a sucederle, ya que unos poderes de los que no estaba al tanto despiertan en ella y le avisan de sucesos que todavía no ocurren, cosa que le hace pensar que está enloqueciendo, pero que con el tiempo (muy poco) comienza a entender.
Es gracias a estos dones que un día, como si fuera la trama de la franquicia Final Destination, mientras ella viaja en el metro, tres jovencitas de socialmente aceptable origen étnico variado, sin aparente conexión abordan su vagón, provocándole visiones que le indican que serán asesinadas con singular alegría por un hombre vestido en spandex negro. Como ella es la heroína de buen corazón de la historia y ya había tenido un par de referentes que confirmaban que sus visiones son reales, logra que el trio baje del metro como si seguir a una extraña de comportamiento errático en un mundo tan peligroso como este fuera lo normal, logrando salvarles la vida del villano que quiere matarlas debido a que ha soñado que en un futuro las tres tendrán superpoderes y terminaran con su vida.
Como nosotros ya conocemos a ese personaje por el prólogo mencionado y se nos mostró en otro par de escenas, estamos al tanto de que también tiene poderes, aunque nunca se especifique si son de precognición, ya que parece no contar con ellos el resto de la película, pero eso no le importó ni a él, ni a los escritores, porque si sueñas en reiteradas ocasiones que un trio de chicas enmascaradas te quiere matar, sólo te queda como opción buscar a las personas más parecidas a las que aparecen en tus sueños y asesinarlas, ya que así podemos pasar una hora viendo a las jovencitas contar sus historias personales en un intento no muy logrado de que empaticemos con ellas, mientras cometen una serie de estupideces como si quisieran caminar directamente a la muerte; pero también observar el obligado desarrollo de personaje que toda protagonista debe sufrir para encontrarse a sí misma, abrir su corazón, descubrir cuestiones de su pasado que le mostrarán la verdad, luchar contra la adversidad y demás lugares comunes que un estudiante de guionismo de primer semestre permea en sus proyectos debido a la cantidad de películas genéricas que ha visto en su vida.
Sabemos que centrar una película completa en un personaje con limitaciones físicas tan marcadas y de edad avanzada resulta un reto, por lo que se pueden entender las libertades creativas que se tomaron al momento de definir esta historia de origen, el problema no está ahí, sino en lo predecible y aburrido que resulta ver una estructura narrativa que se ha usado hasta la saciedad. Cuando se filtró la supuesta trama de la cinta el año pasado, el entusiasmo se disparó ya que sonaba mucho más interesante que lo visto al final en la pantalla. Esto posiblemente se deba a los constantes cambios que se realizaron en el guión, ya que la misma protagonista los hizo públicos en algunas entrevistas, dejando en claro que estos fueron hechos una vez que ella había firmado su contrato, como si supiera la catástrofe que se avecinaba. Aunque no creo que nadie pensemos en culpar a Dakota Johnson cuando resulta evidente que el problema comienza con una mala elección de su directora S.J. Clarkson, que también fue una de las manos que escribió el guión y a quien le ha faltado experiencia para un proyecto de este tamaño, ya que no es lo mismo dirigir un par de episodios de la serie Jessica Jones, que estar al mando por completo de un producto que depende totalmente de su visión; y por otro lado, el resto de los seudo guionistas, sobre todo el par conformado por Matt Sazama y Burk Sharpless, quienes no han logrado un solo proyecto rescatable en su filmografía, tocando fondo con el monumental fracaso que fue Morbius (2022) y que parecen esmerarse en superarse de manera negativa en cada uno de los guiones que se les han encargado, lo que nos hace preguntarnos la razón de que los estudios los sigan contratando.
Todo lo anterior, suponiendo que tuviéramos estándares bajos o sólo fuéramos a apagar el cerebro un rato al cine, no sería tan notorio si este fuera uno de los casos donde lo que vemos es temáticamente malo, aunque visualmente logrado, pero ni en eso sale bien librada esta producción. Comenzando con unos efectos visuales tan precarios que parece que fueron hechos con PowerPoint en el tiempo en que se sitúa la película, aunque para esa época ya hubiera obras sobresalientes en ese sentido; pasando por una ambientación que, si bien tiene puntos positivos en la recreación de ciertos aspectos característicos de su época, no se aprovecha debido a que los recursos deben ser apoyo para un guión que no hace uso de referencias que la hagan sentirse como parte de un todo; el montaje es otro de los peores aspectos, ya que si bien no es tan caótico como se vio en los avances, nunca termina por definir lo que quiere decir o la razón de utilizar algunas técnicas, por lo que pasa del uso excesivo de elipsis para realizar sus cortes en el primer acto, para luego olvidarlas por completo y optar por otro tipo de transiciones variadas, por lo que parece que quien realizó la edición fue un becario que se puso a probar todo lo aprendido en la escuela en su primer oportunidad, lo que evita lograr un verdadero ritmo entre secuencias, siendo esto extraño ya que Leigh Folsom Boyd ha realizado trabajos interesantes en el cine de acción.
Posiblemente el único punto a rescatar hasta cierto punto sea su reparto, ya que el cuarteto protagonista conformado por Dakota Johnson, Sydney Sweeney, Isabela Merced y Celeste O’Connor, cumplen con lo que se les ha pedido; de la misma manera que lo hacen Adam Scott, Emma Roberts e incluso el villano Tahar Rahim, pero volvemos al problema principal que es la escritura de sus personajes, lo que hace imposible que empaticemos con ellos debido a su pobre desarrollo y vuelve complicado que alguna actuación logre salvar esta película.
Sin nada sobresaliente o digno de salvar, Madame Web parece estar hecha con el mero fin de que nos demos cuenta de que The Marvels no fue tan mala y que las criticas tuvieron que ver con otros aspectos que no estaban relacionados con la calidad (aunque tampoco fuera una joya), porque por lo menos en aquella hubo escenas divertidas y las protagonistas tuvieron una química espectacular, situación que ni siquiera podemos decir que suceda en esta cinta. Reforzando lo que ya sabemos, cuando forzamos algo para que ocurra, es casi imposible que salga bien y Sony ya debería saber, después de tantos intentos fallidos, que si no detiene sus intentos por ampliar el universo de Spiderman, terminará hundiéndolo como lo han hecho el resto de sus producciones.