Elemental (2023)
La nueva película de Pixar. Una frase que representaba productos innovadores, éxitos de crítica (han ganado 11 veces el Oscar en la categoría de película Animada, más que cualquier otro estudio) y enormes cantidades de dinero; tan es así, que Disney tuvo que adquirirlos a manera de asociación porque temía que sus productos directos no volvieran a tener el éxito logrado por este estudio que nació de forma independiente. Un éxito tras otro desde 1995, año en que Toy Story arribó a los cines, hasta el 2019, con el estreno de la cuarta parte de la historia de los juguetes de Andy.
Sí, hablé en pasado, no porque el estudio haya bajado la calidad técnica de sus realizaciones, sino porque pareciera que la pandemia se llevó su racha ganadora desde el momento mismo que tiró abajo el lanzamiento de su cinta Onward (2020) que se vio afectada por el cierre de los cines y terminó siendo movida a Disney+. Continuando con el lanzamiento en este formato, sus dos siguientes proyectos, la maravillosa Soul (2020) y la medianamente polémica Luca (2021), tuvieron estrenos limitados para luego llegar a las pantallas caseras. No sería hasta el año pasado, con el estreno de Lightyear (2022), que el estudio volvió por todo lo alto a posicionar una de sus producciones en una masiva cantidad de salas, esperando recuperar su puesto como los maestros de la animación, retomando al querido personaje de su saga más memorable. Y aquí fue, debido a controversias con uno de los personajes y a una historia endeble que no terminó de convencer a la audiencia, que Pixar se enfrentó al que sería su primer fracaso real en casi 30 años de trayectoria, ya que la película se estrelló en la taquilla.
Con el peso de recuperar el lugar que una vez tuvo, el estudio apostó por la cinta Elemental, dirigida por Peter Sohn, la cual, para pesar de todos los relacionados en el proyecto, se ha transformado en el descalabro más grande que la casa productora ha tenido hasta el momento, haciendo ver a su película previa como un éxito económico a comparación. ¿Por qué ha sucedido esto? Como ya he hecho en otras ocasiones, para hablar de esto tengo que ir más allá de la calidad de la cinta, ya que esta, si bien no la mejor en su filmografía, no merecía semejante rechazo, por lo que trataré de profundizar en los que, a mi gusto, fueron los factores que llevaron a su fracaso. Comienzo.
Hablemos primero de la historia, escrita por John Hoberg, Kat Likkel y Brenda Hsueh, los tres guionistas sin mucha experiencia en cine, ya que sus carreras se han dado en la televisión. Aún con esto, Pixar decidió darles a ellos la tarea de desarrollar un guión basado en las experiencias del director como inmigrante, tal vez debido a que la única cinta en al que este tuvo total libertad, The Good Dinosaur (2015), era hasta hace pocos años la menos redituable hablando de recaudación en la taquilla. Películas sobre inmigrantes hay muchas, algunas mejores que otras, logrando hacerse notar entre las demás; este posiblemente sea el principal aspecto en contra de la cinta, ya que sin importar lo lograda que esté su animación, que en este caso es maravillosa, al final no deja de ser un decorado o herramienta para el desarrollo de una historia, misma que en este caso toca todos los lugares ya vistos, sin siquiera esforzarse por destacar, perdiendo ese atractivo que caracterizaba al estudio debido a la singularidad de sus tramas. Elemental viene a ser la trama menos original que han realizado, ya que no aporta nada que no se haya visto antes, a pesar de tratar de vendernos la idea de los cuatro elementos conviviendo en un mismo lugar, en una referencia clara a ciudades tan grandes como New York, donde algunos vecindarios son definidos por la etnia que predomina en estos. Una premisa que pudo haber dado para mucho, pero que termina tan humanizada, al igual que en su diseño de arte, que el ser elementos no aporta nada que no pudo haberse realizado con personajes humanos de diferentes nacionalidades viviendo juntos. Sí, ver las características de cada grupo elemental resulta divertido y sirve para mostrar la segregación bajo la que vive el fuego, pero después de unos minutos de proyección esto se diluye, perdiendo cualquier ápice de originalidad.
Sumado a esto, algunas resoluciones de conflicto o motivos de ciertos personajes para las acciones realizadas tampoco se sienten del todo orgánicas, como lo son los motivos de los padres de la protagonista para emigrar de su país natal, ya que no tiene sentido alguno, puesto que pudieron haber permanecido ahí, rodeados de gente que los aceptaba, volviendo a reconstruir sus vidas sin todo lo que vivieron al partir. A esto debemos agregarle la trama de fondo, donde los padres quieren que los hijos continúen con su legado y sus tradiciones, sin importarles los deseos de estos, otro de los recursos más utilizados en este tipo de cintas; la relación entre dos elementos diferentes o culturas rivales es otro aspecto que ya se ha usado hasta el hartazgo desde que Romeo y Julieta existe, así que tampoco es algo que se pueda destacar.
Entonces, estamos ante una cinta visualmente llamativa, mucho, pero con una historia débil y vista hasta la saciedad. Estos puntos no han evitado que otras se conviertan en máquinas de hacer dinero, así que habría que buscar otras razones de su fracaso. Tomando en cuenta el éxito monumental de The Super Mario Bros Movie y el no tan espectacular, pero funcional desempeño que sigue teniendo Spider-Man: Across the Spider-Verse, podemos ver que la nostalgia o la calidad en los dos casos mencionados les ha ayudado, pero su principal atractivo para ir a las salas no ha sido ese, sino el hecho de ser el único formato en el que pudimos tener acceso a ellas, lo que nos lleva a un punto importante que está jugando en contra de la película de la que escribo, Disney+. Antes de esta plataforma, los padres se veían obligados a llevar a sus hijos múltiples veces a ver la misma cinta, hasta que llegaba muchos meses después al mercado casero; esto ha cambiado, y no fueron pocos los que he escuchado decir que esperarán a que la película llegue a ese formato para verla con sus hijos. Esto mismo, dejando polémicas y calidad de lado, fue uno de los puntos que jugaron en contra de The Little Mermaid este año, ya que no son pocos los que dicen que no hay razón de pagar elevados costos por una función, si en menos de dos meses tendrán la posibilidad de verla en la comodidad de sus hogares.
Ahora que he tocado el punto de la controversial sirena, hay algo importante que ha pesado en esta producción, y es la reputación u opinión de un porcentaje del público con respecto a la casa Disney. Puede que esta cinta sea de Pixar, pero al final se sabe que, al igual que Marvel, no dejan de ser productos de la casa de Mickey Mouse, por lo que se relacionan en automático. Pues de un tiempo a la fecha Disney parece que se ha vuelto el enemigo a destruir para cierto sector social, que ha visto como una imposición la inclusión, o mejor dicho, representación de minorías que para muchos es forzada. El estrepitoso fracaso de una Ariel afroamericana confirmó que la sociedad no está lista para aceptar cambios, la verdad sea dicha, insignificantes, pero parece que estamos en 1950 y que para muchos resultan imposibles de pensar. En un año donde Disney no la está pasando muy bien en la taquilla en todas sus ramificaciones, Pixar parece haberse contagiado del rechazo que el estudio está pasando.
Como último punto a comentar y habiendo mencionado las líneas de producción que manejan, viene el otro aspecto que está haciendo pasar a Disney por una de sus peores rachas, que es el agotamiento de las audiencias para sus productos. Marvel, Star Wars, Disney Animation, Disney Live Action y Pixar, son una constante que cada año abarrota las salas y exprime los bolsillos de los espectadores, situación que ha saturado a sus fieles seguidores, al grado de perder interés en sus productos. Confirmación de esto es que en este año sólo Guardians of the Galaxy Vol. 3 puede ser considerada un éxito comercial, aunque ha quedado lejos de la marca del billón que otras cintas del estudio han pasado sin problemas. Ellos no son los únicos que están teniendo problemas de recaudación, casi todas las películas han fracasado este año, pero son los más notorios al parecer imbatibles hasta hace algunos años.
Todo esto ha jugado en contra de Elemental, que ha llegado a las salas en un momento crítico para quien la produce, y sin las armas suficientes para salir bien librada contra la adversidad. Como dije, no es una cinta mala, pero no es lo brillante que han sido otras como Inside Out (2015), con la que ha sido comparada en el aspecto visual, saliendo perdedora también en este sentido; tampoco es tan fácil de digerir o llamativa para los más pequeños, como otras que su guión no ha sido su carta fuerte, como la franquicia de Cars. Entretenida sí, sentimental también, con una animación de primera y muchos puntos a favor, pero que se han perdido en medio de una tormenta de pensamientos encontrados y que carece de todo lo que ha caracterizado a Pixar desde hace años. Posiblemente nunca iba a ser un éxito descomunal, pero tampoco debió ser el fracaso en que se convirtió. Pixar va a tener que ponerse las pilas si quiere recuperar su lugar, volviendo a tener una identidad e imagen propias, alejadas de las de Disney, que fue lo que en un principio los hizo grandes.