Spider – Man: Across The Spider – Verse (2023)
Hace poco más de 4 años, antes de que Marvel/Disney comenzara a explorar el multiverso, antes de que Everything Everywhere All at Once (2022) se volviera un referente en este tipo de temas, la cinta animada de Sony, Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018) tomaría por sorpresa a todos volviéndose una de las mejores películas, tanto animadas, como de superhéroes de las que tenemos recuerdo. Volviéndose un más que decente éxito comercial, ganando el Oscar, Bafta y Golden Globe en la categoría que premia a las cintas animadas, así como un total de 7 preseas Annie Awards (del sindicato de animadores), el fenómeno de Miles Morales como Spider Man comenzó a expandirse en varias direcciones, como lo fue el exitoso videojuego que lleva su nombre, así como su aparición en varias series televisivas, mientras que sus comics, comenzados a publicarse en el 2011, tomaron una relevancia que hasta el momento no habían logrado.
Como es de suponerse, con un éxito de este tamaño las secuelas no podían hacerse esperar, aunque en esta ocasión se trata de un caso distinto, ya que, por lo menos la primera de estas, en un salto de fe, comenzó su desarrollo antes del estreno de la primera parte, con un retraso en su producción debido a la pandemia. La misma, que es de la que hoy escribo, Spider-Man: Across the Spider-Verse, es dirigida por Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson, casi todos debutando en esta función, tomando como base un guión escrito a tres manos por Phil Lord (quien también escribió la primera), Christopher Miller y David Callaham. Con estos cambios detrás de cámaras y con las expectativas a un nivel demasiado alto, las dudas sobre la calidad de la cinta eran demasiadas, pero ahora, una vez vista, podemos asegurar que estas se han disipado y sólo puedo decir que esta secuela está, por lo menos, al nivel de su predecesora, explicando a continuación la razón de esto.
Como toda segunda parte que se respete, esta tiene todo lo necesario para ser considerada como tal, exponenciando lo visto en la primera parte, pero haciéndolo con un sentido lógico, no por el simple espectáculo, sin perder un ápice de la calidad que nos dieron en su predecesora y expandiendo ese espectacular mundo. Siguiendo las normas de una franquicia, la historia en esta ocasión inicia con un prólogo, un año después de los acontecimientos que ya conocemos, centrado en el universo de uno de los personajes presentados en la cinta anterior, Gwen Stacy (voz de Hailee Steinfeld), donde la vemos lidiar con sus propios problemas, ya sea familiares o con su doble vida como superheroína. Por cuestiones que no se contaran aquí, ella termina descubriendo y trabajando con una organización conformada por varios Spider Man (muchos más que los vistos anteriormente) que se dedican a mantener el orden en el multiverso, ya que cualquier cambio en una de las realidades puede tener consecuencias catastróficas.
Después de esto, es que pasamos a Miles Morales (Shameik Moore), quien ha aprendido a manejar sus poderes en el año que ha transcurrido, luchando contra el crimen y, al igual que Gwen, tratando de nivelar su vida personal con la de superhéroe, extrañando a los compañeros (sobre todo a ella) que conoció en la película anterior, ya que siente que no puede hablar con nadie sobre su doble vida. Entre problemas de la adolescencia y conflictos familiares, se topa con un villano en apariencia patético de nombre Spot (Jason Schwartzman), quien dice ser su némesis, a quien no tarda mucho en derrotar. Es después de esto que Gwen hace su aparición en el universo de Miles, mostrando que su presencia en el lugar tiene que ver con algo más que extrañar a su amigo, mientras se muestra de manera vedada que la organización a la que ahora pertenece tiene algunos secretos que afectarán la vida del protagonista, así como hacernos ver que el villano recién derrotado no es tan intrascendente como se pensaba.
Muchísima más acción, una enorme cantidad de Spider Mans, un aumento en la dosis de drama, volver a los origines del personaje, un poco de romance, situaciones que ponen en duda la valía del héroe, confianzas traicionadas, conflictos paternos, verdades descubiertas, dudas sobre el futuro, la lucha contra el aparentemente inevitable destino, giros de tuerca y todo lo que una cinta de este estilo debe tener para ser considerada una secuela con todas sus letras, una que resulta maravillosa en todo sentido y que, a mi gusto personal, supera a la original.
Es evidente por la forma en que ha hablado hasta el momento de la película, que la disfruté en demasía y fue de mi total agrado, pero no por eso es por lo que la alabo, ya que su servidor siempre ha tenido la capacidad de diferenciar entre gusto y calidad, teniendo como ejemplo el hecho de que Showgirls (1995) es una de mis películas favoritas y la misma es tan mala como robarle su comida a un niño indigente ciego, pero cada que la transmiten no puedo dejar de verla, como si lo mío fuera la auto tortura. No, en este caso cada uno de los halagos lanzados a la producción de Sony se deben a la calidad de una película que vuelve a dejar muy alto el listón en cuanto a animación.
Hablemos primero sobre su estructura narrativa, la cual tiene un crecimiento natural y orgánico tanto en situaciones dramáticas, como en el desarrollo de los personajes. Muestra de esto es la profundización que se da a dos de los coprotagonistas de la cinta pasada, dándoles un trasfondo lo suficientemente sólido para que no sirvan como simples acompañantes de Miles, brindándoles un verdadero peso; ambos han encontrado su lugar y la manera de sentirse completos, a pesar de su pasado, sus pérdidas y el rechazo que generan en algunos. Junto a esto, la forma en que se definieron a los nuevos integrantes de la trama, a pesar de que no aparecen lo suficiente para llegar a brillar como los que ya conocíamos con anterioridad, se cimentan las bases para su futuro desarrollo en el cierre de la trilogía. El estoico y misterioso Miguel O’Hara (Oscar Isaac), la fabulosa Jessica Drew (Issa Rae), el extremadamente cool Pavitr Prabhakar (Karan Soni) y el anárquico Hobie Brown (Daniel Kaluuya) son quienes más peso tienen entre los novatos y se perfilan para un mayor desarrollo futuro, con personalidades interesantes bien definidas en esta entrega. Incluso el villano que pasa de menos a más, de lo cómico a lo tétrico, con las razones para realizar sus actos y la manera en que lleva a cabo los mismos, se dan de una manera que ya quisieran muchas de las películas live action.
Pero esta es la historia de Miles Morales y, a pesar de ceder un poco de protagonismo en el primer acto, a partir del segundo vuelve a posicionarse en el centro de todo, como ese joven que debe cargar con el peso de ser un superhéroe, mientras sus padres están conscientes del alejamiento de su hijo, sin saber las causas de este. Esta relación, que pudo desarrollarse de manera simple con excesos de sentimentalismo, se lleva de una manera que no se siente como algo paralelo en la historia, sino como parte de ese todo que pesa sobre los hombros del adolescente que busca tratar de nivelar su vida de la mejor manera posible. Esto, sumado a las dudas, inseguridades y hasta celos que se imprimieron en el joven en esta ocasión, vuelve a su historia una coming-of-age que ha encontrado en la acción animada y el género de superhéroes un campo excepcional para ser desarrollada en medio de ese esplendido despliegue visual que es esta cinta.
Y es este último punto, sin restar valor a su arco narrativo, el que hace destacar a esta producción. Porque puede que The Super Mario Bros Movie sea el éxito económico de este año y no sólo hablando de cine animado, pero no tiene nada que hacer contra esta cinta al momento de comparar la calidad de su despliegue visual. Spider-Man: Across the Spider-Verse repite con su mezcla de estilos para cada universo y personaje, con Patrick O’Keefe como jefe del departamento de diseño de arte, y su montaje trepidante a cargo de Mike Andrews, pero en esta ocasión han pulido ambos aspectos de una manera que posiblemente sea muy difícil de emular por otra producción. Con técnicas como la animación digital, la captura de movimiento, los cómicos, el anime, los videojuegos y un largo etcétera, cada uno de los diferentes Spider Man y sus mundos, logran llamar la atención entre esa enorme cantidad que se nos muestra en esta ocasión. La cinta, que cuenta con varias secuencias o set pieces que hacen palidecer a las cintas de Marvel, ha sabido utilizar cada recurso técnico a su alcance para brindarnos esa mezcla entre 3 y 2D que te vuela la cabeza, te impide despegar la mirada de la pantalla y logra que tus ojos bailen de un extremo al otro al no saber donde posar la mirada debido a todo lo que se proyecta. La escena inicial en el museo, la lucha en Mumbattan y la persecución en la sede de la organización secreta son claros ejemplos de los niveles a los que se puede llegar cuando se tiene el talento necesario.
En definitiva estamos ante la cinta animada del año, dejando el aspecto económico de lado, y es más que probable, salvo sorpresas, que desde ahora el Oscar en su categoría sea seguro, pero no por eso debemos dejar de lado que estamos ante una cinta que no es para todo público. Primero porque es evidente por su cierre que Sony quiere nuestro dinero y lo tendrá el próximo año que se estrene Spider-Man: Beyond the Spider-Verse; y segundo, debido a que, precisamente, esos asombrosos valores en su producción pueden ser demasiado para cierto sector de los espectadores que puedan llegar a sentirse abrumados por lo que ven, como si fuera un mal viaje de LSD que se ha salido de control; aunque para el resto, en definitiva será una cinta que disfrutarán como niños, debido sobre todo a que, precisamente, esta experiencia visual no puede ser comparada con otra cosa que no sea precisamente eso, un viaje alucinante e intoxicante que vale cada peso que se pague en la taquilla, porque esto, digan lo que digan, es cine que debe verse en cine, y es de lo mejor que se proyecta en la cartelera en este momento.