María Ignacia de Azlor, una de las primeras educadoras en el norte de México
El acceso de las mujeres a la educación en México, es un logro que conocemos después del periodo de las luchas sociales más importantes, sin embargo, comenzó a trazarse mucho tiempo atrás.
Imaginemos a una monja del siglo XVIII que tenía la firme idea de fundar un convento en la Nueva Vizcaya, en el territorio de Durango, para poder educar a las niñas y a las mujeres. La historia de la madre María Ignacia de Azlor y Echeverz, o también conocida como La Indiana, es relatada por María Cristina Mata Montes de Oca en el libro “Historia de las Mujeres en México”.
Este episodio atrapó mi atención, porque se trata de una mujer aristócrata de una familia acomodada en México en el tiempo de la Nueva España, que pudo haberse dedicado a disfrutar los frutos de su riqueza (fundó una empresa productora de vinos en Parras), sin embargo, después de ingresar a una orden religiosa en España, regresó a México con la intención de abrir un convento donde las mujeres tuvieran acceso a la educación.
En esa época no existían escuelas para niñas en la Nueva Vizcaya, las familias que querían educar a sus hijas necesitaban enviarlas lejos. Nada lejano a nuestra reciente realidad ¿cuántas mujeres tuvieron y han tenido que abandonar su ciudad para estudiar una carrera superior, ya sea por la falta de espacios o porque en su familia y sociedad no era bien visto ingresar en una licenciatura?
La Indiana, según relata María Cristina Mata, nació en Villa San Francisco de Patos, hoy General Cepeda, Coahuila, el 9 de octubre de 1715. En 1742 ingresó como secular al Convento de la Enseñanza de la Compañía de María Santísima en Navarra. A su regreso obtiene el permiso para fundar en América una filial de su orden en 1753.
A pesar de que contaba con los recursos, el proyecto de abrir el convento y escuela en el territorio de Durango no fue posible, por lo que optó por construirlo en la Ciudad de México. Ahora lo conocemos como el templo y convento de Nuestra Señora del Pilar de Religiosas de la Enseñanza y Escuela de María, o sólo templo de la Enseñanza. Hoy en día este bello edificio, joya del barroco, es la sede de El Colegio Nacional.
Tiempo después su idea original recibiría el apoyo en Durango, pero no se cristalizó porque ya existían escuelas para niñas. No obstante, la intención y hazañas de María Ignacia, son dignas de reconocimiento, en una época profundamente desigual para las mujeres.
Por fortuna el espíritu de La Indiana perduró por siglos. La profesión de educadora ha sido una de las primeras opciones de trabajo para las mujeres en México. Pero de eso, hablaremos pronto en otra columna.
Hoy en el Día Internacional de la Mujer, recordemos el tesón de aquellas que nos precedieron, en la labor de provocar un cambio en favor de las mujeres.
Foto: Mediateca INAH.
Twitter: @Lavargasadri