Morbius (2022)
Desde que Disney comenzó a desarrollar el UCM, una vez tomadas las riendas de la mayoría del catálogo de Marvel, otros estudios han tratado de emular la fórmula en nada sutiles intentos de repetir el éxito de la “la casa de las ideas”. Primero fue Warner, con más penas que glorias, haciendo lo suyo con los personajes de DC, aunque con un aire renovado que da esperanzas, después del estreno de la Zack Snyder’s Justice League (2021) ; Universal lo intentó con su repertorio de monstruos clásicos, aunque únicamente llegó a producir una sola película, The Mummy (2017), cinta tan mala como robarle su comida a un niño indigente ciego, causante de que la idea de una serie de películas con estos seres como protagonistas fuera enterrada y desechada al instante; por último, Sony haciendo los suyo con Spiderman, el único personaje importante de Marvel del que Disney no ha podido adueñarse, tratando de exprimir y expandir lo más que puede el mundo del héroe arácnido.
Con su plan de negocios en marcha, habiendo prestado al personaje para una triada de inmensamente populares películas producidas por Disney, y habiendo realizado, hasta el momento, tres exitosas cintas propias del superhéroe, en Sony estaban al tanto que no podían saturar al público del personaje o terminarían por gastarlo, por lo que se dieron a la tarea de crear productos que lograran mantener el interés en el mundo de Spiderman, sin que este fuera el protagonista de estos. Así fue como, en el 2018, llegaría a las pantallas del mundo la cinta Venom, basándose en el famoso villano, antihéroe y rival de Peter Parker, recibiendo criticas negativas, pero logrando un inmenso éxito comercial mundial (más de 850 millones de dólares). Al instante comenzaron a realizarse las dos acciones obvias: generar una secuela y tratar de repetir la formula. Lo primero tuvo como resultado Venom: Let There Be Carnage (2021), igualando el éxito en tierras americanas con una recaudación muy parecida a la original, pero menor en la internacional debido a que varios países no habían reabierto sus salas; lo segundo, buscando entre el catalogo de villanos otro para explotar, que fuera lo suficientemente interesante en solitario, seleccionando a Morbius, protagonista de la cinta de la que ahora hablo y que lleva su nombre. Lamentablemente, los resultados de esto ultimo no han sido los esperados, en ningún sentido.
Pero primero hablemos de la trama. La cinta inicia con un Michael Morbius niño, internado en un hospital en Grecia debido a una extraña enfermedad sanguínea. Al poco tiempo, otro niño con la misma condición, Lucien, a quien Michael rebautiza como Milo desde el primer momento, es internado en el hospital, naciendo entre ambos una amistad inmediata. Como Michael es extremadamente inteligente, se le ofrece una beca para estudiar en Estados Unidos en una escuela de niños superdotados, situación que le alegra, pero al mismo tiempo entristece al tener que dejar al que ahora considera su hermano, jurándole que utilizará lo aprendido para buscar una cura para la enfermedad que comparten. Los años pasan y un ahora adulto Morbius (Jared Leto) viaja a Costa Rica en búsqueda de murciélagos para realizar un procedimiento en sí mismo que le permitan, por fin, encontrar la cura que tanto tiempo ha buscado. Como los experimentos no son legales, pide ayuda a Milo (Matt Smith), quien ha financiado todas las investigaciones de Michael con su fortuna, logrando que este acceda a proporcionarle los medios para llevarlos a cabo dentro de un barco en aguas internacionales. Todos aquellos que conocemos la historia del personaje sabemos que las cosas no tardan en salirse de control, ya que, si bien los resultados logran hacerlo sanar, por lo menos durante cierto tiempo, le provocan una intensa sed de sangre, volviéndolo un pseudo-vampiro que mata y desangra a todos los miembros de la tripulación, menos a su colega e interés amoroso, Martine Bancroft (Adria Arjona), única al tanto del procedimiento en que trabajaba su compañero. A partir de este momento, Morbius es perseguido por la policía, al mismo tiempo que se enfrenta a Milo que desea la aparente cura para él, volviéndose el enemigo del protagonista, al sentirse traicionado por su amigo.
Una vez evidenciado que la película no cuenta con la trama más original o creativa, debo confesar que Morbius no es tan mala como dicen, es peor. La cinta adolece en muchos sentidos, desde el aspecto narrativo, pasando por el visual y el interpretativo. Posiblemente se deba a que esta es otra de esas películas que se consideran malditas por todos los problemas que tuvo que afrontar para poder llegar a las salas, mismos que menciono a continuación.
Lo primero a indicar, es que la película fue una de las muchas afectadas por la pandemia, por lo que su estreno programado para julio del 2020 tuvo que ser modificado varias veces, hasta encontrar como fecha final el mes de marzo del 2022. A esto hay que sumarle el hecho de que la cinta tuvo dos periodos de regrabaciones, lo cual nunca es bueno, ya que esto indica insatisfacción con el producto final. Posiblemente se deba a que Morbius estaba programa para exhibirse antes que Spider-Man: No Way Home (2021), cosa que no sucedió y esto con mucha probabilidad haya afectado la cronología y narrativa del universo de Spiderman, provocando cambios en el guíon, posible motivo por el que existen tantas escenas del trailer original que al final no aparecen en la película. Por último, el desfile de directores que se barajaron antes de que Daniel Espinosa tomara las riendas del proyecto, no es un buen indicativo de que las cosas estuvieran marchando de manera correcta. Tristemente, y a diferencia de otros productos que han salido airosos a estos cambios y problemas, Morbius se ahoga con cada uno de ellos.
Empecemos con el guíon, el cual parece haber sido escrito sobre la marcha, ya que tiene hoyos e inconsistencias por todos lados. El primero podría ser que muchas cosas quedan en el aire sin explicación, como el hecho de que Michael viaje hasta un país lejano para capturar murciélagos, cuando estos se pueden encontrar en casi todo el mundo, sin profundizar en los motivos de esto; las acciones de los policías tampoco tienen mucha lógica, ya que persiguen y arrestan a Michael por el simple hecho de encontrar un cadáver que, en automático, relacionan al protagonista como perpetrador del asesinato; el momento en que el villano es expuesto tampoco levanta la trama, ya que la revelación llega cuando la gran mayoría ya estamos al tanto de esto; el desenlace mismo resulta anticlimático, ya que nunca se logra desarrollar en su totalidad el conflicto mismo entre los personajes; a diferencia de otras cintas, las escenas post créditos tampoco son de lo mejor, ya que se sienten forzadas, debido sobre todo a los ajustes realizados por los retrasos en su estreno. En varios momentos, la idea de que algunas escenas que pudieron dar mayor forma, fuerza y definición a la historia, se quedaron en el cuarto de edición, dominó mi mente mientras me era mostrada una historia sin pies ni cabeza, que peca de anticuada a comparación de otros productos del género. Todo lo anterior podría ser pasado por alto, si la película fuera por lo menos lo suficientemente divertida, pero comete el pecado de aburrir por momentos.
Algo que tampoco pude quitarme de la cabeza, es haber visto la historia con anterioridad, lo cual en este tipo de productos no es raro, pero en esta ocasión va mas allá. La trama de fondo es demasiado parecida, por lo menos en lo referente a la interacción de los personajes, a Interview with the Vampire (1994). Un ensimismado Louis (Morbius), que buscaba la cura para su mal (depresión en una/enfermedad sanguínea en otra), encontrando una cura gracias al apoyo/transformación que le brinda Lestat (Milo). El primero luchando contra su nueva naturaleza adquirida; el segundo disfrutándola, aceptándola y dejándose llevar por sus impulsos asesinos. Incluso hay un momento demasiado similar, cuando la Claudia de esta ocasión es creada gracias a la interacción entre ambos. Claro que, todo esto, sin la maestría con que Anne Rice manejaba la pluma al momento de perfilar y definir a sus personajes.
Algo en lo que la cinta si hace hincapié, es en decirnos que Morbius habita en el mismo universo que Venon, gracias a una broma realizada por Michael, la cual funcionaba mejor y terminó gastándose en los trailers. Después de los acontecimientos de No Way Home, estamos enterados de que el simbionte espacial no cohabita en el mismo universo del Spiderman de Tom Holland, por lo que, a diferencia de lo mostrado en el trailer original, al parecer se optó por que al final el pseudo-vampiro tampoco lo hiciera, motivo por el que se tuvieron que sacar de la manga esas escenas post créditos que rompen completamente con la lógica vista en la última entrega del héroe arácnido. Tendremos que esperar para saber que piensa hacer Sony con este cambio en su estructura.
Hablando del aspecto visual, la verdad es que tampoco hay mucho que rescatar. La estética de videojuego al momento en que el héroe y villano presentan sus poderes está a años luz de los logros que otras de las cintas de superhéroes han mostrado, incluso al inicio de este fenómeno de universos. El mismo director mencionó en su momento que eso era lo que había buscado, citando a Pokemons (no encuentro la relación) como fuente de inspiración, aunque para un gamer como yo, me recordó mucho más a Control o Infamous: Second Son, mismos que, echando más leña al fuego, cuentan con tramas abismalmente mejor logradas y desarrolladas que la película. Otra referencia de la que se habló fue el mundo de Matrix, ya que el bullet time se usa a diestra y siniestra, a la menor provocación, sea o no del todo necesario, pero sin el impacto que antes causaba. La escenografía y atmosfera desarrollada tampoco es algo que vaya a recordarse con el tiempo, desperdiciando la oportunidad de crear algo más oscuro y adecuado para el antihéroe. Un aspecto técnico general que podemos llamar genérico.
Para el final he dejado a los protagonistas, ya que por momentos son los que llegan a salvar este desastre, pero se sienten desaprovechados. Jared Leto ya ha interpretado antes personajes oscuros que cargan a cuestas pasados turbios y culpa, por lo que sabe su oficio y lo realiza de manera adecuada, sin llegar a los grados de sobreactuación que le conocemos, pero sólo eso; puntos se le dan por lucir tan espectacular, para haber pasado los cincuenta años, cuestión que el director sabe y explota sin reparo cada que puede. Adria Arjona no puede hacer mucho con los pocos diálogos y escenas que se le brindan, pareciendo aceptar que se encuentra ahí más para decorar que interpretar, aunque debido al destino de su personaje, es probable que, en caso de generarse una secuela, tenga mayor peso en esta; pero en definitiva esta no será la película que la transforme en superestrella. Si había alguien en quien mis esperanzas estaban puestas era Matt Smith, de quien me declaro fanático desde que tomó la estafeta como protagonista de Doctor Who y posteriormente en The Crown, pero mis ilusiones se diluyeron rápidamente al notar que las líneas y personaje que le brindaron no estaban a la altura de su capacidad; aun así, es el que se luce más, tratando de explotar y dejarse llevar, sin lograrlo del todo.
En definitiva, Morbius no es una buena película, pero Venon tampoco lo fue y la disfruté de sobremanera. Un producto que nos recuerda los primeros intentos, realizados hace mas de dos décadas, de generar un cine de superhéroes que, salvo Batman, terminaban por ser intrascendentes. Una manufactura pobre, con un desarrollo igual de deficiente. Culpemos a la pandemia, a los retrasos, a no poder equiparar la monstruosa maquinaria de Disney que nos tiene acostumbrados a otras cosas; las posibilidades son muchas, pero en esta ocasión, Sony y el director Daniel Espinosa, han fallado en crear un producto que entusiasme y conecte con su audiencia. Porque, a pesar de haber logrado el primer lugar en la taquilla estadounidense en el fin de su estreno, 39 millones de dólares no es nada para una cinta que difícilmente podrá llegar a los cien para el final de su corrida comercial. Esperemos que se le brinde una oportunidad con una secuela que, al estilo de The Suicide Squad, supere a su deficiente predecesora, porque esta primera entrega queda mucho a deber.