Escenifican una entrañable historia, bajo las noches de octubre

Dos mujeres que hablan de sus sueños, del tiempo que imagina vivir lejos de aquí, de su renuncia al tedio y a las cosas llanas de la vida, así transcurre la historia de “Clara en la estación” escenificada en el patio de la Casa Mudéjar de Torreón, bajo el cobijo de las noches de octubre.

La corta temporada de esta entrañable obra termina el viernes 29 de octubre a las 21:00 horas en este centro cultural, que se ha convertido, además de ser sede de eventos culturales y literarios, en un espacio para veladas teatrales al aire libre.

La producción es de la compañía Lola Mar, la dirección de Enrique Esquivel y las dos atinadas actuaciones están a cargo de: Estefanía Marrufo y More Barret, quienes personifican a Clara, en distintos momentos de su vida, con un maravilloso texto adaptación de la obra “La señora en su balcón” de Elena Garro.

No podría ser de otra manera, la dramaturgia de Elena Garro tiene un papel clave en la literatura mexicana. Su texto es de una belleza singular, pues retrata esa capacidad de imaginación y de no rendirse ante su realidad, encerrada y aburrida, de cualquier persona, pero en especial de las mujeres. Y lo hace con dosis de poesía.

Poco después de las nueve de la noche, la iluminación y sonidos nos sitúan en una estación de trenes, ahí parece Clara mayor, llena de recuerdos y después Clara de niña, asombrada por las clases que un profesor le brinda vía zoom, y que le hablan de lugares inimaginables en el mundo.

En el transcurso de casi 50 minutos, la historia de estas dos mujeres se entrecruza en una sola: la de Clara, quien por distintos momentos busca escapar del hastío y aburrimiento que le comparten los hombres de su vida: un profesor, un novio y después su esposo. Sin embargo, ella busca viajar no sólo físicamente, sino en su propia mente, llegar hasta el lugar donde pueda encontrar el sentido de la vida.

Con una sencilla producción, que toma los elementos de esta casa antigua: una fuente central, muros con arcos y la iluminación nocturna; este montaje demuestra que se puede hacer teatro con pocos recursos materiales, pero con un discurso y una historia bien representada, que anima a re descubrir a Elena Garro.

Una muy buena experiencia al espectador representa esta obra, que se suma a la reactivación del teatro en la Laguna y que, junto a otras producciones, promete una buena temporada de arte teatral en la región. Pues ya era justo y necesario volver a los escenarios: tanto para las y los teatristas, como para el público.