Ruby Gámez y la danza como catarsis

Porque el arte y la danza son una catarsis. Por eso el bailarín y coreógrafo Ruby Gámez – Premio Nacional de Danza José Limón 2020- se vuelca en ello. “El cielo sabe lo miserable que soy” es el título de la obra que estrena este 30 de junio en el Teatro Alfonso Garibay con la compañía Mezquite danza contemporánea, a las 20:00 horas.

El programa de estrenos que presenta la agrupación dirigida por Jaime Hinojosa, es de una estética admirable. Sus bailarines, pese a las dificultades que la pandemia ha provocado en la creación artística, muestran su lado sensible y técnico en cada obra. Las demás coreografías son de la maestra Sara Ovalle y Claudia Desimone.

En un ensayo previo, Ruby Gámez nos concede unos minutos. “Ando en el rollo de la muerte, de la culpa”, asiente el coreógrafo, quien ha transitado por episodios difíciles en los años recientes. No obstante, ha trabajado en la composición con toda la entrega que siempre lo ha caracterizado.

El título de la obra, trae a la memoria una canción del grupo The Smiths.

 ¿El título nace por esa canción?

“La canción fue una coincidencia, ahí estaba el interior de la danza. Fue una danza que transitó por muchos lugares, por muchos títulos, y que se hizo como en dos años por toda la pandemia, estuvimos montándola, suspendiéndola. Pasó por otros títulos como Yo bajé al infierno y hablé con el diabloLa vida no es sueño, Por mi culpa, hasta que llegamos a este titulo”, afirmó el bailarín.

Nos comparte sobre el proceso creativo:

“A los chicos (bailarines) les decía: sientan, remóntense a un personaje que tiene una culpa muy grande y te sientes miserable de, por ejemplo, no haberle dicho a tu mamá que la querías mucho, darle un abrazo en el último momento, o que pudiste haberla cuidado.

O una mascota, con la que no estuviste en el último momento.

Siempre hay una culpa por algo, pequeña, grande y es lo que te hace sentir miserable, todo el tiempo, por lo que pude haber hecho.

Primero fue la música, el movimiento. Tiene ese referente de la culpa y el infierno que uno vive, la tristeza, la ira, el arrepentimiento”.

¿Es como una catarsis de algo en tu vida?

“Sí es como una catarsis, porque todos tenemos anécdotas.

Una es de alguien conocido: su mamá estaba muy enferma, su hermano la cuidaba, al momento que le iba a dar la pastilla: le dice a su hermano mamá no se quiere tomar la pastilla, el se le da, pero cuando se la da se empieza a ahogar, se muere. Este personaje se siente culpable”.

A pesar de provenir de un sentimiento de tristeza, las imágenes que ha revelado Ruby Gámez del vestuario, son de colores vivos y llamativos.

¿Nos puedes hablar acerca del vestuario y el concepto?

“Es un vestuario muy diferente, es una renovación, atreverse a cambiar, ir por otros caminos. El vestuario es como una serpiente que está mudando de piel y se está descubriendo, va por capas y capas, visualmente es como chocante, por las telas y por los colores. Pero no siempre la danza va a ser bonita agradable, tiene que haber algo que rompa”.

El coreógrafo reveló que la música de la obra no es de The Smiths, es música anónima del siglo XIV, “que habla de conexiones entre el cielo y la tierra”.

PROGRAMA DE ESTRENOS

Este miércoles en el Teatro Garibay a las 20:00 horas y el jueves en el Teatro Alvarado a las 19:00 horas, el público podrá apreciar este trabajo; así como los estrenos de “Sextante” y “Retorno” de Sara Ovalle y “Lejos del  parque” de Claudia Desimone que bailan alumnos de la 3ª. Generación de egresados de la Escuela Municipal de Danza Contemporánea de Torreón.